Cuando Moria Casán (70) está invitada a un programa, todos los presentes deben estar preparados para escuchar sus habituales y explosivas declaraciones, o bien ser blanco de su curiosidad sin filtros. Ambas cosas sucedieron el domingo por la noche y tuvieron como cómplice a Enrique Pinti (77), quien por otra parte está curado de espanto y no se quedó atrás a la hora de expresarse.
"Yo nunca pagué. Me pagaron. Lo que me gustaba era que me pagaran sin hacer nada : que te paguen de calentura, es de ajedrecista mental..."
Es más, fue el propio protagonista de Otra vez sopa quien dio inicio a las confesiones, cuando reveló una tremenda vivencia de su infancia de cuando asistía a un colegio católico: "Los varones nos confesábamos en la falda de los sacerdotes. ¡El olor a orín que tenían esos santos! Estaba el padre Milagro, que era español, y que nos preguntaba siempre si nos masturbábamos. Era lo único que le importaba. Un día yo le dije que sí, que me masturbaba, y me dijo que me iba a quedar ciego. Algo de eso hay por el edema que tengo en el ojo...", bromeó el artista.
Ante la pregunta de Guillermo López sobre si habría "hecho una chanchada" antes de llegar al estudio, Pinti respondió elocuente: “No. Ya no”. Cuando el tema parecía agotado, Moria disparó: "Pinti, no te podés privar de esas cosas. No digo de masturbarte, pero sexo tenés…". Sin ponerse colorado, Enrique replicó: "Sí, sexo todo lo que venga". Así fue que la jurado de Bailando 2017 interrumpió la justificación y volvió a interrogar al invitado del Pelado: “¿Usted paga por sexo?". Una vez más, Enrique Pinti aceptó el desafío y se confesó: “No. En el país, nunca pagué. En el extranjero, sí".
Para ese momento, el conductor prefirió continuar con el cuestionario con la diva, quien afirmó: "Yo nunca pagué. Me pagaron. Lo que me gustaba era que me pagaran sin hacer nada. Después, he hecho. Yo soy muy gauchita. Pero me refiero que me encantaba eso, que me pagaran por no hacer nada, porque lo otro es lo común. Ahora, que te paguen de calentura sin hacer nada, es de ajedrecista mental...". Por las dudas, Moria cerró su enigmático relato con una aclaración: “Esto no es apología de la prostitución. Es apología de ser piola. No me considero la más canchera, pero que te paguen porque alguien se hace el bocho con vos, sin hacerte nada, me parece que es canchero". Eso bastó para que María Sol Pérez y Jey Mammon, los otros invitados de la noche, estallaran de risa.