La investigación por el brutal homicidio de Fernando Báez Sosa en Villa Gesell a manos de diez rugbiers continúa y la Justicia recoge los testimonios de los jóvenes que se encontraban a la salida del boliche Le Brique, donde tuvo lugar el crimen.
El sitio Infobae publicó parte del relato de un testigo clave que señaló a Máximo Pablo Thomsen, que lucía una camisa negra desabrochada aquella noche, como el rugbier que más golpeó a Fernando.
“Lo veo a Fernando arrodillado, tratando de defenderse con los brazos, él estaba imposibilitado de pegar, solo trataba de defenderse. La persona que más le pegaba era el que tenía la camisa oscura desprendida que describí más adelante. Este chico parecía el líder del grupo, era el que iba al frente y el que más pegaba”, dijo el testigo, que había ido a bailar con un amigo al mismo boliche que Báez Sosa y los rugbiers.
"Esta persona agarra a Fernando de los pelos. Después le pega dos o tres patadas más. Luego de eso lo suelta y arenga a seguir pegándole. El único que vi que le pegó en la cabeza fue el chico de camisa negra"
Y agregó sobre lo que presenció en la puerta de la disco: “Cuando Fernando estaba ya en el piso, los dos que estaban de espaldas se alejan. Quedan los dos que le pegaban de frente. Uno de ellos le daba patadas en el sector de las costillas. El otro, el de camisa abierta, queda al lado de la cabeza y le empieza a pegar puntinazos, es decir con la punta de la zapatilla. Fueron dos puntinazos del lado izquierdo de la cabeza. Le pegaron de muchas formas”.
El chico aseguró: “Luego esta misma persona flexiona sus rodillas y agarra a Fernando de los pelos, creo que con la mano izquierda. Después le pega dos o tres patadas más, creo que con la pierna derecha. Luego de eso lo suelta y arenga a seguir pegándole. Decía: ‘Dale, cagón, levantate’. Cuando Fernando estaba en el piso, el único que vi que le pegó en la cabeza fue el chico de camisa negra”.
Según informa Infobae, el testigo tuvo una fuerte reacción durante la rueda de reconocimiento ya que al estar frente a Thomsen, se largó a llorar y debió ser asistido por psicólogos.