Este año, nuevamente habrá ausencia del cine argentino en los premios Oscar, los más reconocidos a nivel mundial. Quizás estemos mal acostumbrados a "tener presencia" en el contexto internacional, sensación que no pueden compartir muchas culturas del planeta. Sin embargo, habrá cobertura con tono local a cargo de Axel Kuschevatzky, que si bien trabaja para una emisora "latina", será nuestro único embajador.
De la inabordable cantidad de nominados, hay dos películas que particularmente recomiendo.
La primera se llama Spotlight (En Primera Plana). En esta cinta, muestran como el periódico Boston Globe intenta desnudar una red de abusos sexuales clericales sobre menores de edad. Los casos ocurrieron varias décadas atrás, por eso se dificulta la investigación. Otro factor que obstaculiza el encuentro de la verdad no es sólo el poder de la Iglesia y sus ramificaciones con otras instituciones de poder, sino también el gran pudor de la víctimas, que ocultaron y callaron, incluso siendo adultos.
Ese punto particular, es uno de los quiebres emocionales, cuando adultos post 40 logran confesar lo que los aquejó toda la vida. Con interesantes actuaciones de Mark Ruffalo, Michael Keaton y Rachel McAdams, sus personajes impulsan la investigación sobre casi un centenar de sacerdotes, protegidos por la arquidiócesis, la prensa, la política y principalmente la sociedad entera.
La segunda se llama El puente de los espías, de Steven Spielberg y Tom Hanks. Ya con esos créditos podría ser atrayente, pero hay más. Hanks es James B. Donovan, uno de los más reconocidos abogados de Brooklyn, y su bufete le encarga el caso más difícil: defender a un espía ruso durante la Guerra Fría. Luego, debe viajar a Berlín del Este en plena construcción del Muro, para negociar un intercambio con las autoridades socialistas.
Es impresionante la reconstrucción de época de ambos lados del Atlántico. También, los artilugios utilizados por los espías en una era en la que la tecnología actual era impensable.
Seguramente, la efectiva actuación de Tom Hanks no quedará en la historia como la de Náufrago, Philadelphia o Forrest Gump. Sin embargo, el director buscó borrar ciertos tics del actor más carismático de las últimas décadas, logrando una interpretación muy sobria.
Dos filmes interesantes, sencillos y bien actuados, que merecen la atención del espectador.