Año tras año, se intenta concientizar sobre las terribles consecuencias de la pirotecnia. Además de los accidentes que, muchas veces, se producen cuando se intenta encender petardos, fuegos artificales y otros elementos, los animales y las personas con autismo sufren un montón; los ruidos les resultan insoportables y dañinos.
Navidad y Año Nuevo todavía no llegó, pero las consecuencias de la pirotecnia ya se hicieron sentir. Magui, una perra Bóxer adulta, no pudo soportar los estruendos y, después de refugiarse junto a sus seres queridos en un rincón de la casa, falleció en brazos de su dueño por un ataque cardiáco.
“¡Ella era nuestra amada mascota! Se llamaba Magui y acaba de morir. Era viejita y le tenía terror a la pirotecnia. No sabíamos dónde más meterla mientras otros se divertían, la estaba pasando muy mal".
“¡Ella era nuestra amada mascota! Se llamaba Magui y acaba de morir. Era viejita y le tenía terror a la pirotecnia. No sabíamos dónde más meterla mientras otros se divertían, la estaba pasando muy mal", comentó Antonella Modasjazh, quien también compartía la casa con ella.
Angustiada, detalló cómo vivió el triste momlento: "Le agarró un ataque, llamamos a todos los veterinarios de Esquel para que nos ayuden ¡y ninguno nos atendió! La perra murió en los brazos de mi hijo, rogándome que llamara a alguien para que la viniera a auxiliar”.
Sin embargo, ningún veterinario le contestó. Por eso, Antonella hizo dos pedidos: que no se use más pirotecnia y que haya veterinarios de guardia, que atiendan urgencias.
El posteo de la dueña se volvió viral gracias a la organización ADAE (Adoptá-Esterilizá-Educá) y, rápidamente, comenzó a circular por medios nacionales e internacionales.