La participante más grande del nuevo ciclo de eltrece, Hogar dulce hogar, dueña de una emotiva historia de superación, logró conmover gracias a un cuadro que tuvo que hacer como parte de la competencia. Eugenia Tobal, jurados y sus mismos compañeros se mostraron tocados.
Estela Corvalán tiene 77 años y consiguió gracias a las manualidades y al arte un escape para el dolor más grande que vivió: la muerte de su hija. “El arte tiene mucho que ver con las emociones”, empezó diciendo, con la voz quebrada.
“Es un cielo, las estrellas. Todo lo que nos puede llegar a iluminar”, señaló, mientras la conductora del ciclo la acompañaba para que pueda dar la explicación sobre la obra que creó. “Tenemos dos estrellas que sobresalen que son mis hijos y su mamá”, expresó.
"Este arcoíris nos da la esperanza y el seguir viviendo. Saber que estamos vivos. Ese arcoíris me ilumina desde el cielo".
ESTELA EMOCIONÓ A EUGENIA TOBAL EN HOGAR, DULCE HOGAR
“Tenemos constelaciones. Tenemos un arcoíris que nos da la esperanza y el seguir viviendo. Saber que estamos vivos. Ese arcoíris me ilumina desde el cielo”, aseguró la mujer, sensibilizada.
“A veces dibujo todo negro y hoy me salió mi cielo”, dijo, por su cuadro.
La animadora, que se había mostrado súper emocionada en el debut del programa, manifestó sus sensaciones. “Es un día muy especial para Estelita y seguramente para muchos en casa también. Este programa tiene mucho amor, mucha emoción y muchas historias de vida. El arte sana” , concluyó.
QUIÉN ES ESTELA, LA PARTICIPANTE DE HOGAR, DULCE HOGAR
En su presentación Estela Corvalán relató cómo se metió en el mundo del reciclado, la pintura y el arte tras recibir un golpe que cambiaría toda su vida.
"Estaba atravesando un duelo muy grande por la pérdida de una hija. Un día no sabía que hacer y tomé una botella. Tenía unas pinturas, unos pinceles y comencé a darle vida a esa botella".
“Estaba atravesando un duelo muy grande por la pérdida de una hija. Paré casi todo lo que yo hacía. No tengo el espíritu de tirarme a deprimirme en una cama. Un día no sabía que hacer y tomé una botella. Tenía unas pinturas, unos pinceles y comencé a darle vida a esa botella”, recordó.
“Me he sentido acompañada por mis trabajos, mis colores. Los colores son sanadores”, destacó. “Mi vida puede tener otro sentido”, concluyó.