La conmovedora foto del encuentro de Eugenia Tobal (39) con el papa Francisco recorrió el mundo entero, luego de que el Sumo Pontífice la eligiera especialmente para ilustrar la portada del periódico del Vaticano, L'Osservatore Romano. La actriz y coconductora de Pura Química viajó al Vaticano junto a sus hermanos, Guillermo y “Rupi”, para asistir a una de las audiencias generales que se celebran todos los miércoles en la plaza San Pedro.
“Fue muy mágico. Lo besé, lo abracé. Intercambiamos unas palabras y nos agarramos muy fuerte. Nos miramos frente a frente y me bendijo. Fue realmente emocionante”, contó la actriz en diálogo con Télam. Luego del emotivo momento, Eugenia volcó su felicidad en su cuenta de Twitter. “Mami @ofeliasaino TE AMAMOS TANTO! Gracias por enseñarnos el amor de hermanos. @goto1974 #Rupi”, escribió. Y en su Facebook agregó: "Un momento que no me voy a olvidar jamás. ¡Gracias mamá y papá por regalarnos este viaje!", en reconocimiento a sus padres, quienes les pagaron el viaje a sus tres hijos. “¿Que si la vida te da sorpresas...? No tengas dudas que si. GRACIAS. SIMPLEMENTE GRACIAS”, resumió luego en otro tweet.
"Por qué la fidelidad no quita la libertad", se titula el discurso brindado por el Papa. El texto resalta que "la fidelidad a las promesas es -tomando la bella imagen sugerida por Francisco- una verdadera obra de arte de humanidad".
Pero hubo un detalle que cobra importancia a la luz de los hechos. En su mensaje dirigido a los fieles en la plaza, el Papa habló de “la fidelidad y la promesa de amor entre los esposos” y específicamente eligió la postal junto a Tobal para ilustrar el discurso publicado en el periódico. “Es más: la fidelidad a las promesas es -tomando la bella imagen sugerida por Francisco- «una verdadera obra de arte de humanidad», un auténtico «milagro»”, reza el texto titulado "Por qué la fidelidad no quita la libertad".
La llamativa elección del Sumo Pontífice torna ineludible la referencia a la historia personal de Tobal, quien se separó de Nicolás Cabré tras 7 meses de matrimonio y con una terrible pérdida de embarazo, en medio de fuertes rumores de un romance solapado del galán con la actriz Eugenia “China” Suárez, que terminó por confirmarse semanas después.
En la tira de fotos publicada en el archivo fotográfico de L'Osservatore Romano, donde se registra cada movimiento del Papa, se ve cómo Tobal se toma de las manos con Francisco y ella le habla al oído mientras comienza a llorar. Luego el Sumo Pontífice coloca su cabeza sobre la frente de la actriz y le dice unas palabras que terminan de quebrarla de emoción. Acto seguido, la bendice haciéndole la señal de la cruz sobre su frente, todo ante la atenta mirada de sus dos hermanos, uno a cada lado, quienes también acompañan el momento conmovidos.
A continuación, el artículo completo que el papa Francisco decidió graficar con la foto junto a Eugenia Tobal:
En el matrimonio «libertad y fidelidad no se oponen, más bien se sostienen mutuamente». Lo dijo el Papa Francisco en la audiencia general del miércoles 21 de octubre, en la plaza de San Pedro, hablando de la «promesa de amor que el hombre y la mujer se hacen el uno al otro».
La llamativa elección del Sumo Pontífice torna ineludible la referencia a la historia personal de Tobal, quien se separó de Cabré tras 7 meses de matrimonio, en medio de fuertes rumores de un romance solapado del galán con la actriz China Suárez, una relación que terminó por confirmarse semanas después.
Relajado y sonriente, el Papa se detuvo por un largo tiempo, como es habitual, para saludar a los fieles presentes. Ofreciéndoles una reflexión sobre el tema de la fidelidad conyugal, que comenzó a partir de la observación de que «en nuestros días, el honor de la fidelidad a la promesa de la vida familiar aparece muy debilitado». ¿Las causas? «Por un lado —explicó— porque un derecho mal entendido de buscar la propia satisfacción, a toda costa y en cualquiera relación, es exaltado como un principio no negociable de la libertad». Y por otro, «porque se confían exclusivamente a la limitación de la ley los vínculos de la vida de relación y del empeño por el bien común». Sin embargo, señaló, «en realidad, nadie quiere ser amado solo por sus propios bienes o por obligación. El amor, así como la amistad, deben su fuerza y su belleza a este hecho: que generan un vínculo sin quitar la libertad». Como resultado, añadió, «el amor es libre, la promesa de la familia es libre, y esta es la belleza. Sin libertad no hay amistad, sin libertad no hay amor, sin libertad no hay matrimonio».
Después de haber invitado a pensar en los daños que producen «en la civilización de la comunicación global, la inflación de promesas incumplidas, en varios campos, y la indulgencia por la infidelidad a la palabra dada y a los compromisos asumidos», el Papa señaló que, por el contrario, «la fidelidad es una promesa de compromiso que se autocumple, creciendo en la libre obediencia a la palabra dada». Es en definitiva, «una confianza que realmente se “quiere” compartir, y una esperanza que se «quiere» cultivar juntos». Es más: la fidelidad a las promesas es —tomando la bella imagen sugerida por Francisco — «una verdadera obra de arte de humanidad», un auténtico «milagro», «porque la fuerza y la persuasión de la fidelidad, a pesar de todo, no terminan de encantarnos y sorprendernos. El honor a la palabra dada, la fidelidad a la promesa, no se pueden comprar ni vender. No se pueden imponer con la fuerza, pero tampoco custodiar sin sacrificio». Y en este contexto, «ninguna otra escuela puede enseñar la verdad del amor, si la familia no lo hace». De aquí, entonces, la necesidad de «restituir el honor social a la fidelidad del amor». Hay que, concluyó, «sacar de la clandestinidad el milagro cotidiano de millones de hombres y mujeres que regeneran su fundamento familiar, del que toda sociedad vive, sin ser capaces de garantizarlo de ninguna otra manera».