Instalada en España, Madrid, hace cinco años, Noelia Pompa sigue manteniendo un fluido ida y vuelta con sus seguidores argentinos gracias a la redes sociales. En Instagram, les obsequió una foto retro de cuando era bebita y les contó aspectos inéditos de su infancia para que la conozcan aún más.
"Por casualidad, habré caído como una semilla en el espacio cósmico más hermoso en el que se puede comenzar un camino. Allí, comencé a crearme y dar forma en ese espacio único e irrepetible, comencé a ser parte de un mundo que me abrazaba y me arropaba el alma... Por mucho que no recordamos, extrañamos estar allí, levitando en la panza de mamá, fuente de amor, pedacito de mí que al salir me traje. Un baile incesante, constante, cálido y alimentado mientras esa fuerza creadora impulsa a germinar y completar esa fase donde podemos decir que estamos de fiesta... Disfrutando cada instante vivido sin la invasión de las estructuras que al salir comienzan a arroparte inevitablemente", escribió.
En esa misma línea, recordó cómo era de chica y contrastó sus deseos con los de la mujer que es hoy por hoy: "La ilusa de mí niña solo quería cambiar el mundo, creía que tenía esa fuerza inamovible y profunda... Quizás hoy, habiendo caminado un trecho del camino, sé que no podría ser capaz, que era una ilusión, una utopía... Pero rastros quedaban de esa verdad que yo sentía... Esta semilla que prendió puede impulsarme a sentir que solo nuestro cambio personal es el que se acercará a esa ilusión, el que provocará transformaciones propias y aledañas acercándose al umbral de nuestra alegría, de ese sentido que tiene la vida... Que busca manifestarse constantemente ante ceguedad, necesidad y creencias... ¿Acaso no basa cada uno el sentido de la vida en sus creencias?".
Acto seguido, se refirió a cuál cree que es la misión de todo ser humano en este presente. "Quizás la gran tarea sea conocerse para reconocer cuál de ellas deberíamos llevar tatuadas en la sangre y cuáles reaprender, soltarlas y caminar más livianos, optimistas, jóvenes, perseverantes, sabios... Vuelvo a esos momentos y no los recuerdo, pero sí puedo sentirlos, puedo sentir esa sensación de milagro en mí, en la vida que formamos todos con los que nos cruzamos algún día, con los que no nos cruzaremos nunca pero allí están... Tejiendo la tela que interconecta el mundo y lo de afuera", añadió.
Y se despidió subrayando la importancia de dar lo mejor de nosotros mismos para vivir la vida con intensidad y en consonancia con los demás. "Somos uno con el todo pero ante todo somos uno y solo sobre eso podemos darle sentido a la vida, pensar que en lo que puedas contribuir sea bien recibido por unos pocos, no importa en qué cantidad, sino calidad de cambio... Que puedas transmitir... Así esa tela puede ir mejorando su resistencia, calidad y originalidad para vivir esta bella obra de arte llamada VIDA", cerró, muy reflexiva.