Una semana nada más, la comedia que protagoniza Nicolás Vázquez junto a Benjamín Rojas y Flor Vigna en el teatro Nacional, reflotó un fenómeno que parecía en extinción en los últimos tiempos de la calle Corrientes: el regreso del cartel de localidades agotadas a la boletería. Para Vázquez, no es cosa nueva. Con El otro lado de la cama llegó a seis temporadas teatrales de éxito total, inusitado suceso que se fue gestando en el boca a boca de los concurrentes, que coincidían en el nombre del actor como el alma del éxito.
Pero cuando la suerte se repite, conviene empezar a llamarla costumbre. Y aquí no pifiamos: Nico Vázquez nos 'acostumbró' a ser el gran cortador de tickets de la generación de actores jóvenes. Pone el ojo a un guión prometedor, el cuerpo, su impecable histrionismo y siempre llega al mismo resultado: la rompe. Del pibe de la TV que probaba suerte en el teatro al artista que encontró en las tablas, además de un vehículo para su reconstrucción emocional, la cancha en la que juega el juego "que mejor juega y más le gusta".
Cuando la suerte se repite, conviene empezar a llamarla costumbre. Y aquí no pifiamos: Nico Vázquez nos 'acostumbró' a ser el gran cortador de tickets de la generación de actores jóvenes. Pone el ojo a un guión prometeder, el cuerpo, su impecable histrionismo y siempre llega al mismo resultado: la rompe.
El inicio de cada función de Una semana nada más es a puro aplauso. Hay un código de fiesta que se transmite en la sala en el que Nico oficia de maestro de ceremonia. Luego, una narración sencilla pero efectiva, con guiños a la identificación de las relaciones de pareja más jóvenes. ¿El pase mágico que vuelve estos ingredientes en boom? El ángel -llámese carisma- de su protagonista. La obra, que durará cerca de 90 minutos, tendrá a Vázquez fácilmente ochenta minutos en escena. Y su interpretación no "afloja" en ningún momento, llevando el ritmo de la historia.
Rojas asume un rol de coequipier a la medida de Nico: perfecto tirador de paredes para la energía escénica de su colega y amigo. Y Vigna suma lo propio con su personaje, aportando su frescura natural sin defraudar.
El actor encontró en las tablas, además de un vehículo para su reconstrucción emocional, la cancha en la que juega el juego "que mejor juega y más le gusta".
Celebrado giro final, telón y, de la mano de otro letrero de "sala llena", llegará el saludo a los espectadores de la comedia dirigida por Mariano Demaría y con producción general de Adrián Suar, Nacho Laviaguerre y Preludio Producciones.
Abrazado a sus compañeros y con enorme emotividad, Nicolás agradece feliz la complicidad que reinó en la sala ante cada chiste. "Acá solo esperamos que durante una hora y media se olviden de todos los problemas y las tristezas que puedan tener. Y queremos decirles que, a nosotros, nos pasa lo mismo. Gracias gracias gracias", finaliza el actor, ante un unísono aplauso que registra una indudable conclusión: la misión está más que cumplida. Nada poco para los tiempos que corren.
Nico Vázquez y Flor Vigna, a pura selfie con los fans que los esperan en cada salida.