Nazarena (43) corre una frenética carrera contra el tiempo. Evalúa, planifica y anticipa cada minuto de su día, para robarle la mayor ventaja posible a las implacables agujas del reloj. Llega unos minutos demorada a la producción de la #NotaDeTapa de Ciudad junto a sus hijos varones, Gonzalo “el Chino” Agostini (17) y Thiago Rodríguez (7), y tras saludar a todo el equipo, arremete con su característica fuerza arrolladora.
“Bueno, ¿por dónde arrancamos? Tomo cualquier cosa sin azúcar, no me importa. ¿Querés que hagamos la nota mientras me retocan? Preguntame lo que quieras, siempre que sea con respeto. En una hora y media tengo que estar en Palermo por un compromiso laboral”, dispara Vélez en un raid de entusiasmo, que solo se aplaca cuando habla de sus hijos.
“Nací para ser mamá y para trabajar. Yo sola sé lo que lucho día a día para estar de pie, para que mis hijos estén bien y no les falte nada, lo que corro de un lado para el otro”, explicará ya más tranquila, unas horas más tarde en un bar de Palermo Soho, interrumpida de tanto en tanto por los pedidos de fotos de una cuadrilla de operarios de una empresa de energía.
"Aprendí en esta vida que mañana te podés arrepentir de lo que no decís ahora. Así que a mis hijos los lleno de amor desde que nacieron".
Si bien su documento acusa apenas 42 años, en la mirada de Nazarena se advierte una mujer con una vida mucho más experimentada, propia de quien ha tenido tenido que atravesar por grandes dolores. A lo largo de la charla, la actriz y productora hablará del amor por sus hijos, de aquel fatídico 24 de marzo de 2014 en el que su marido Fabián Rodríguez decidió quitarse la vida y mucho más.
-Tenés una historia de vida muy fuerte, ¿cuál creés que es tu mayor fortaleza?
-La encuentro en mi familia, en mis hijos. Tengo un tatuaje que dice ‘por mi familia vivo, por mi familia muero’. De verdad que para mí es lo más importante, después todo lo demás se puede acomodar. Yo mantengo a mis hijos de toda la vida. Me separé de Alejandro [Puchetta] muy joven, tenía 21 años y Barbie, 1 año y medio. Y ya desde ahí me puse los pantalones y dije ‘acá no puede faltar nada, acá tengo que estar entera, hay una criatura que me necesita’. Hoy hay tres y uno fundamentalmente de quien soy el eje de su vida, que es Thiago. Así que mientras en casa esté todo bien y ellos tengan salud, está todo más que bien.
-Para el afuera, das una imagen de mujer fuerte, de madre leona, pero a la vez frágil y de extrema sensibilidad. ¿Cómo conciliás esos polos tan opuestos?
-Soy cien por cien sentimental, eso me juega muy en contra. Debería ser más políticamente correcta en algunas cosas y más fría en otras, pero cuando quiero llorar, lloro; cuando quiero reír, río. Tampoco me importa mucho caretearla a esta altura…
EXCLUSIVO No te pierdas este #VideoStory: el detrás de escena de la #NotaDeTapa con @veleznazarena. La entrevista completa con la actriz y productora en Ciudad Magazine. pic.twitter.com/vwViZxyi9r
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-¿Antes si careteabas?
-No tanto, ja, ja, ja. Ahora ya me chupa un huevo. Me hubiera gustado más manejar mis sentimientos en la exposición. Hoy elijo algo más tranquilo después de lo que me pasó con Fabián. Yo sola sé lo que lucho día a día para estar de pie, para que mis hijos estén bien y no les falte nada, lo que corro de un lado para el otro. Si alguien en algún momento me ve demasiado frágil y a los cinco minutos riéndome, que piense que estoy loca. No me interesa la mirada del afuera, nunca estuve muy pendiente de eso.
-¿Te arrepentís de haber expuesto tu vida?
-No porque soy yo, soy esto. Siento que, al revés de eso que se dice siempre en el medio de que ‘se la comió el personaje’, a mí la persona me come el personaje. No me arrepiento, pero sí me hubiera gustado tener más fuerza al menos para el afuera.
-¿Como te definís como madre?
-Estoy segura de dos cosas: que nací para ser mamá y para trabajar. Deberías preguntarles a mis hijos, pero te juro que hago todo lo mejor que puedo. Soy muy protectora, estoy muy encima de ellos. Sé lo que sienten y lo que les gusta a cada uno de ellos, que tienen edades completamente diferentes. Barbie tiene 23, el Chino tiene 17 y Thiago 7, o sea que tienen necesidades distintas, gustos distintos y tengo que estar a la orden del día de los tres.
"Trato de no volver al día en que Fabi se quitó la vida porque quiero sanarme y soltarlo. Voy a hacer todo lo posible para sanar porque mis hijos se lo merecen".
-¿Cómo es la relación con Gonzalo?
-Es divino, el Chino es soñado, es caballero, educado. Tengo una relación súper linda, entiendo sus 17 años, sus necesidades, sus angustias, sus inquietudes, sus ganas. Es el que me enseñó a ser mamá de un varón. Igual no soy muy objetiva con mis hijos.
-Bueno, eso nadie.
-Eh… hay mamás que son un poco más objetivas. Mi mamá cuando puede me sacude, pero yo los veo perfectos, son súper afectuosos, nos decimos todo el tiempo ‘te amo’. Nos demostramos mucho el cariño, yo aprendí en esta vida que lo que no se dice ahora, mañana te podés arrepentir. Así que a mis hijos los lleno de amor desde que nacieron.
-¿Y qué ves tuyo en el Chino?
-Físicamente es igual al padre, hasta heredó su voz que es muy linda, pero es bien leonino como yo. Tiene un carácter fuerte, se hace respetar. Todas sus inquietudes pasan por el arte, por supuesto que le gustan las minas y yo le hago la segunda en lo que puedo.
-¿Y la relación con Titi cómo es?
-Es, en este momento, el dueño de mi vida, es el que se lleva la mayor parte de mi atención, de mi cuidado. Fue por él por quien decidí dejar de laburar en el medio para poder manejar mis horarios y estar más tiempo a su lado. Thiago me da vuelta como una media, hace lo que quiere conmigo y se da cuenta. Se larga a llorar y no lo puedo retar porque me parte a la mitad. Me maneja, no le puedo marcar límites. Me dice qué bikini me tengo que poner, es tremendo. Y yo le sigo el tren porque me divierto, no puedo creerlo al enano. Si ve que alguien me está mirando, le clava fija la mirada como “¿qué onda?”. Es muy dulce y necesita muchísimo afecto, demanda de una manera tremenda.
-¿Qué ves tuyo en el?
-Es más parecido a mí, es más atorrante, más atrevido. Thiago me hace acordar a mí cuando yo era chiquita en Quilmes. Este es un barrabrava, bien Vélez.
-¿Y de Fabián qué ves?
-Muchísimo, físicamente es muy parecido, camina igual, tiene la misma contextura física, tiene sus gestos. Tiene muchos recuerdos de Fabi, muchísimos más de los que yo pensaba, porque Fabi se fue cuando Titi tenía 3 años y medio, era muy chiquito. Se acuerda de todo, lo tiene muy presente.
"No me interesa que piensen que estoy loca, nunca estuve pendiente de la mirada del afuera".
-¿Es algo que le nace solo? ¿Va al cementerio?
-Me pidió una vez de ir y lo llevé. Yo le decía que papá estaba en el cielo y cuando nos subíamos a un avión me preguntaba cuánto faltaba para verlo. Entonces cuando creció le expliqué que el alma de papá estaba en el cielo, pero su cuerpo acá. Trato de no sacarle el tema, pero cuando él me dice algo, no lo esquivo.
-¿Es una ausencia muy marcada en su vida?
-Thiago terminó ahora primer grado y cuando viene el Día del Padre, les preparan un regalo y me quiero matar… Hay mucha información y muchas cosas en las que siente el faltante, porque empezó el colegio. Por eso este año era muy importante para mí estar al lado de él, porque es donde más se iba a dar cuenta de que no tiene una figura masculina. No es una situación muy cómoda.
-¿Y en tu vida cotidiana está muy presente?
-Sí, sí… en un montón de cosas. Cuando lo veo a Titi, lógicamente, y con cosas de lo más estúpidas, como cuando se quema una bombita y me da miedo cambiarla. Es como me dice mi amigo Atilio Veronelli: la tragedia con el tiempo se vuelve comedia.
-¿Volvés a revivir ese día? ¿Lo pudiste procesar?
-No, trato de no volver, no lo procesé y no lo asimilé. Pero no vuelvo a ese día porque quiero sanarme, quiero soltarlo a él, quiero estar entera para los nenes. No me gusta estar angustiada en la cama, no me puedo dar ese lujo, así que trato que no.
-¿Todavía no lo pudiste soltar?
-No, claro que no. Ni a él ni a mi hermana. Fueron dos hechos muy fuertes y muy impactantes, muy de golpe. De un segundo para el otro y cuesta. Intento, pero cuesta.
"No tengo sueños de armar una pareja. Ya viví todo lo que tenía que vivir como mujer, ahora lo que me resta es como mamá".
-¿Creés que vas a sanar?
-Sí, voy a hacer todo lo posible. Los nenes se lo merecen. Además, yo soy una mina alegra, con pilas. Siento que sí y estoy haciendo todo lo posible para que sí. Los nenes me meten mucha energía. Las cosas por algo pasan y yo me tengo que quedar acá cuidando a mis hijos y viviendo. Me da mucha satisfacción verlos crecer.
-¿Y volver a enamorarte?
-...No me lo planteo, no tengo sueños de armar una pareja. Para mí está ok así, ya viví todo lo que tenía que vivir como mujer, ahora lo que me resta siento que es más como mamá.
-¿Pero podrías estar sin pareja?
-Sí, claro.
-¿No necesitarías la parte física?
-Lo sexual, cero. Nunca fui muy sexual, pero la verdad es que no. Lo veo más por el lado de tener un compañero. Nada es imposible.
-Bueno, desde hace un tiempo se habla de que estarías comenzando una relación con Leandro Camani (exmarido de Samanta Farjat). Incluso, compartiste una foto con él y tu familia en Año Nuevo.
-Me estoy dando la oportunidad de conocer a un hombre que, por primera vez desde la partida de Fabi, me genera sentimientos que había descartado de mi corazón.
Fotos: Musepic
Producción: Aldana Moreno Lusianzoff IG: @adealdanaok
Video y edición: Leandro Bevilacqua
Maquilló y peinó: Marina Sahores para Marra Mkup
Agradecimientos: Octane Jeans / Cristian Rey / Chivatos Ropa Infantil / Frida Producciones