Tomarse la alegría en serio es uno de los lemas de la banda argentina Los Caligaris, que con su espectáculo de música y circo recorrieron toda América, y que ahora, distanciados de los escenarios por la pandemia, exploran otros medios para sentirse cercanos a su público.
Este sábado la agrupación nacida en Córdoba (centro) hace 23 años ofrecerá su "primer concierto digital e interactivo", en el que los espectadores podrán rememorar la actuación de 2018 en el Auditorio Nacional de México, junto a comentarios de los artistas, música en vivo y una charla que se alargará "hasta que quede el ultimo conectado".
"También hay otra entrada que es un acceso a un streaming, sería como un pase vip para chatear, para charlar con nosotros, tanto antes del show y después vamos a estar interactuando con la gente. Nos quedaremos a charlar hasta la madrugada, hasta que quede el último conectado, también una manera de agradecer a la gente el aguante", afirmó a Efe Raúl Sencillez, batería del grupo.
MÉXICO EN EL CORAZÓN
México es uno de los países talismán para los cordobeses, en el que pudieron crecer desde su primer concierto allí en 2007 hasta una de las noches más memorables de sus carreras, cuando agotaron en 2019 las 60.000 localidades de un Foro Sol que vibró con su mezcla de circo y ritmos que fusionan rock, ska, cuarteto cordobés y otros géneros.
"México ha sido como el trampolín para que Los Caligaris empecemos a tocar por otros lugares también de Latinoamérica y del mundo, a partir de nuestro éxito en México replicó en otros países", agregó el percusionista.
La cuarentena los obligó a reprogramar su apretada agenda para este 2020, en el que iban a visitar Colombia en marzo, Chile en abril, México en mayo, Costa Rica en junio, Estados Unidos en julio y para septiembre una gira por España, que harán el próximo año.
Sin embargo el parón les permitió embarcarse en otros proyectos, como el Cali Vivo, en el que cada viernes los 12 integrantes se conectaban desde sus casas y contaban historias sobre los 11 discos que tiene la banda, y que cuando la cuarentena se flexibilizó y les permitió juntarse en el estudio de grabación dio paso a una suerte de juegos interactivos, como karaokes con vocalistas de bandas amigas.
Además comenzaron una aventura radiofónica llamada "Payasos en el aire", con secciones como efemérides, noticias que no informan pero entretienen y versiones de canciones que nunca ganarían un Grammy.
Este 2020 era también el año elegido para presentar en vivo su último álbum "Salva", lanzado el año pasado, del que ahora están haciendo versiones en acústico que van presentando a sus seguidores. El disco está nominado a los premios Gardel, que concede la Cámara Argentina de Productores de Fonogramas y Videogramas, en la categoría de mejor álbum de rock alternativo.
"Nos quedamos con las ganas de presentarlo en vivo, siempre que sacamos un disco le dejamos un tiempo para que la gente lo madure, y a partir de ahí pensábamos desde marzo empezar a presentar el disco por distintos lugares", destacó Sencillez.
LA HISTORIA DEL PAYASO CALIGARI
Convivir sin la posibilidad de conciertos es difícil para todas las bandas, pero especialmente para la cordobesa, que en sus directos comparte escenarios con artistas de circo, una pasión que les viene desde la infancia.
Tanto Sencillez como el vocalista Martin Pampiglione se criaron en un circo antes de radicarse en Córdoba, una etapa que les sirvió para entender al payaso "como uno de los oficios más nobles que puede existir" y les dio el nombre para el grupo.
"En el circo nos contaban una historia de un payaso, que se llamaba Caligari, que mientras desarrollaba su rutina moría en la pista del circo en plena función, a nosotros esa historia siempre nos impactó. (...) Un payaso que divirtió hasta el último segundo de su vida, esa historia también cautivó a nuestros compañeros de la banda", agregó.
Sencillez tuvo a los 3 años un "debut y despedida" con las artes circenses, aunque el miedo escénico lo superó y su reacción fue comenzar a llorar. Poco después su familia dejó el circo, se mudó a Córdoba y nació la banda, que comenzó como "un divertimento" entre amigos sin ninguna formación musical y terminó por encontrar su misión: divertir y alegrar.
"Cuando empezamos la banda hicimos terapia de grupo, fuimos a un terapeuta y todos empezamos a hacer distintas actividades con el psicólogo; él nos preguntó cual era la misión que teníamos como banda y, si bien somos un banda de música, siempre el objetivo era divertir, alegrar, entretener", destacó.
Desde entonces, y como reza una de sus canciones, decidieron tomarse la alegría en serio y defenderla ante los que la consideran como "un valor estupidizante".
"Muchas veces la alegría se ve como algo menor, vos fijate que en los Oscar el premio al mejor actor no se lo dan nunca al de comedia", manifestó.
ESPECTÁCULO PARA TODOS LOS PÚBLICOS
Tras esta revelación cambiaron su forma de actuar, dejaron las horas de madrugada que solían otorgarles los clubes locales y pasaron a un horario más temprano para que todos los miembros de la familia pudieron disfrutarlos y comenzaron a maquillarse como payasos.
"Nos empezamos a dar cuenta que el público caligari era más familiar, si tocábamos a las 3.00 de la madrugada los padres con los hijos, los chicos no nos podían ver, fue ahí que cambiamos los horarios y empezamos a tocar a las 9 de la noche", recordó el baterista.
A partir de esa decisión su popularidad creció, y consiguieron expandir su "show más feliz del mundo" más allá de las fronteras argentinas, con muchas horas de avión y carretera que, esperan, pronto puedan volver, aunque consideran "un ejercicio de futurología" ponerle fecha al retorno de los conciertos con espectadores.
En su horizonte más cercano aparece, además de los eventos digitales, su participación el próximo 8 de agosto en el festival Cosquín Rock, para el que darán un concierto en vivo pero sin público en la cordobesa Plaza de la Música, un adelanto de como será el retorno de la felicidad que inspiran a base de música y circo.
Fuente: EFE.