Se fue un grande del espectáculo y el arte: a los 99 años, murió Max Berliner, quien apenas dentro de dos meses hubiera cumplido cien años de vida.
La noticia la dio a conocer su hijo Daniel vía Facebook con un mensaje en homenaje a su papá, el querido actor de origen polaco: "¡Hoy, solo música! ¡Para recordarlo! ¡Ejemplo de vida, así lo recordamos! ¡Max, viejo querido mío! ¡Y un día nos dejaste!".
Adorado en la comunidad artística y por su público, el actor hizo toda su carrera en la Argentina, donde le decían risueñamente "el porteño de Varsovia".
Berliner llegó a nuestro país en 1921, cuando tenía dos años, y a lo largo de su carrera participó en más de 50 películas. Y mañana serán hombres, La Patagonia rebelde, Plata dulce, Las barras bravas, Un amor en Moisés Ville y Los gauchos judíos son solo algunos de los títulos de la prolífica filmografía de su carrera.
Pero, sin duda, su cara se hizo conocida y querible por el público a través de la pantalla de la televisión en tiras como Amigos son los amigos, Chiquititas, Tumberos, Botineras, Como pan caliente, Disputas, Casados con hijos, Hermanos y detectives, Malparida y Graduados, entre muchísimas otras producciones. Además de brillar en el teatro, desde donde Berliner difundía la lengua ídish.
El actor vivía con su pareja, la artista plástica Rachel Lebenas, en el barrio de Villa Crespo. Trabajó hasta sus últimos días, siempre con un proyecto en su horizonte, algo que, según decía, era el motor que le permitía mantenerse vivo. "Me siento un pibe de 18 años que quiere seguir trabajando", expresó cuando cumplió los 99 años.
Siempre con una sonrisa, Max encontró la manera de disfrutar al máximo: "Hay un refrán que dice ‘no dejes para mañana lo que podés hacer hoy’. Yo siempre digo que hay que dejar siempre para mañana, porque sino cuando te levantás no tenés nada para hacer... Siempre dejo algo para mañana, para tener un motivo, una causa de respirar, seguir viviendo y de crear", recomendó, tiempo atrás, como parte de sus secretos para mantener la vitalidad.