El delicado momento de salud de Luciano Pereyra (35), quien fue operado de unas bridas intestinales (filamentos membranosos que se forman en los labios de las heridas o en los abscesos), coincidió con la aparición de una mujer que dice ser su madre biológica. En su paso por Infama, Lucía asistió junto a dos de sus hijos y relató una conmovedora historia de vida.
Con lágrimas en sus ojos, la señora contó: “Cuando estaba embarazada de Luciano, mi marido era una persona que me castigaba, me maltrataba mucho, era muy celoso, me estropeaba por todas partes. Estaba muy golpeada, siempre moretoneada. Él no trabajaba y yo salía a mendigar. Conocí a una familia y me dijeron 'vos sos re bonita, re linda, ¿no querés dar el nene en adopción que va a estar mejor que con vos y su papá?'. Yo fui a golpear una puerta por Palomar. La señora me ayudaba mucho”. Así, explicó cómo fue obligada a desprenderse del nene: “Se lo dije a mi marido, y con la paliza más el tormento, él me dijo que iba a hablar con la familia y lo íbamos a dar en adopción. Me duele decirlo, pero me iban a dar dinero a cambio. Esa persona que me pidió al bebé era un intermediario, que se lo entregó a otra persona. Arreglaron la plata, que no sé cuánto fue, pero mi marido se compró un coche”.
"Cuando estaba embarazada de Luciano, mi marido era una persona que me maltrataba mucho, era muy celoso, me estropeaba por todas partes. Estaba muy golpeada, siempre moretoneada. Él no trabajaba y yo salía a mendigar. Conocí a una familia y me dijeron 'vos sos re bonita, re linda, ¿no querés dar el nene en adopción que va a estar mejor que con vos y su papá?'. Se lo dije a mi marido, y con la paliza más el tormento, él me dijo que iba a hablar con la familia y lo íbamos a dar en adopción. Me duele decirlo, pero me iban a dar dinero a cambio".
Tras detallar que era víctima de violencia de género y violaciones por parte de su exesposo, Lucía expresó: “Me animo a contarlo porque quiero encontrarlo, porque yo estoy enferma”. Acto seguido, reveló: “Luciano tiene cinco hermanos más”. Ante la intriga generalizada de los presentes en el estudio, la mujer detalló las motivaciones que la llevaron convencerse de que el cantante es sangre de su sangre: “Me lleva a pensar que es mi hijo porque el nene es igual a otro de mis hijos. El peso (de la evidencia) que tengo es que es igual, y que Luciano es adoptado”.
Por otra parte, Lucía afirmó: “Él (Luciano) se llama Ariel Franco y en su partida de nacimiento figura mi nombre y el del padre, porque nosotros se lo entregamos con toda la documentación”. Además, justificó su prescindencia hasta hace 5 meses: “Yo pensaba que si se lo llevó una gente que tiene plata, por lo menos iba a estar bien. Tiene un estudio. Yo no quiero plata, no quiero nada. Si Luciano viene y me da un abrazo, ya está. El día de mañana que me tenga que ir con mi enfermedad, me voy en paz. Yo necesito darle un abrazo y pedirle disculpas, nada más. Tengo una enfermedad (cáncer) que tuve en el útero y ahora la tengo en la tiroides. Por eso lo quiero ver”.
"Esa persona que me pidió al bebé era un intermediario, que se lo entregó a otra persona. Arreglaron la plata, que no sé cuánto fue, pero mi marido se compró un coche".
Dado que su testimonio carecía de fundamentos documentados, Lucía fundamentó su corazonada: “Toda la vida supe que era mi hijo, siempre lo vi, mi corazón me lo dice”, y luego aceptó someterse a un examen de ADN para comprobar la identidad.