El camino al éxito de los artistas está forjado a base de sacrificio, pasión y mucha perseverancia, que tiene como premio el reconocimiento de los colegas y el aplauso del público. Los consagrados de hoy fueron en algún tiempo tan entusiastas, jóvenes y angelados como los 700 chicos que brillaron frente a varios expertos y miles espectadores en el marco del , y Ciudad.com estuvo ahí.
La sexta edición del festival musical que convoca a las mejores orquestas, coros y ballets tuvo como padrino de lujo al , el misionero que con su folclore difunde la cultura autóctona en todo el planeta. El IEC 2015 convocó a jóvenes de países tan disímiles como Letonia, Brasil, Indonesia, EE.UU., Zimbabue, Francia, Rusia, Perú y Polonia, y la novedad fue la incorporación de la danza, con la representación del Ballet del Instituto Superior de Artes del teatro Colón y el Ensamble de Danza Juvenil de Buenos Aires.
Como ya es tradición en el evento, el Instituto GPA de San Pablo, Brasil, hizo delirar a los dos mil espectadores que asistieron a la carpa del espacio Tapuakú.
El estilo ecléctico de los brasileños, que mezclaron la sobriedad de los instrumentos de las orquestas de viento tradicional con los movimientos y sonidos pop, arrancaron aplausos de pie. Aunque lo que más impacto provocó fue la frescura y el ritmo de la pareja conformada por los letones Daniil Bulayev (10) y Veronika Antoschenko (10), quienes a pesar de estar formados en la tradición clásica del ballet, descollaron al ritmo de Rolling in the deep, el hit de Adele. Casi como una forma de postularse para que Marcelo Tinelli los convoque como pareja suplente para Bailando 2015, dada la versatilidad y carisma de los audaces chiquilnes.
Una nota aparte merecen los niños y del Busan Metropolitan Children Choir. El grupo de surcoreanos ofreció un espectáculo repleto de sensaciones, colores, melodías y movimientos al son de los abanicos. Hasta se dieron el gusto de homenajear al tango con una magnífica interpretación de Libertango, el tema ícono de Astor Piazzolla.
Además, fue la primera ocasión que 300 nenes de la provincia de Misiones tuvieron la posibilidad de compartir el escenario principal con sus pares extranjeros debido a que habían logrado la madurez artística suficiente para no desentonar. Es que, más allá de las imperceptibles imprecisiones de chicos en pleno proceso de formación artística, a metros de las Cataratas de Iguazú, sobre la explanada del Sheraton Hotel, quedó demostrado que la vocación y el potencial, sobran.
El gran concierto del final, que fue pasado del sábado para el domingo por lluvia, fue ejecutado por el Chango Spasiuk, quien tocó sus grandes éxitos, Vera y Sombrero de paja junto a los más de 700 niños. Como última pieza, la ensamblada orquesta multicultural interpretó el clásico Que se vengan los chicos.