El amor menos pensado llegó en un momento, por lo menos, singular de la vida de Mercedes Morán. El filme que protagoniza junto a Ricardo Darín y que el viernes abrió el Festival de Cine de San Sebastián cuenta la historia de un matrimonio que decide separarse luego muchos años y los desafíos que plantea la vida cuando un camino planificado se derrumba ante nuestros pies. La extrañeza de la soledad, los tiempos súbitamente expandidos, la renovada conquista, el redescubrimiento de la sexualidad y mucho más.
El estreno de la película (que ya fue vista por 744 mil espectadores en Argentina) coincidió con el final de la relación de la actriz con el artista plástico Fidel Sclavo, luego de 12 años. “No digo que el amor para toda la vida no exista porque todo puede suceder. A lo mejor, hay gente muy afortunada que puede transcurrir toda una vida, ir creciendo, ir modificándose, y seguir con el deseo y con el amor; con todo puesto en el otro, acompañando al otro sin competencia y sin miedo. Yo no lo he podido hacer”, reconoce Mercedes en charla con Ciudad, sin que pueda percibirse en su voz un tinte de pena.
"Hay tantos tipos de amor como personas. Más que el amor para toda la vida, lo que persigo es la felicidad y en ese camino, estoy sola o con alguien, pero es lo único que tengo como parámetro".
A los 63 años, Morán le concede al ayer la importancia de haber sentado los cimientos de un gran camino recorrido –tanto en lo personal como en lo profesional-; y vislumbra en el mañana, la gracia de la incógnita, de la infinitas bifurcaciones. Sin embargo, plantada frente a la encrucijada del tiempo, no vacila. “Soy de revisar el pasado y me gusta proyectar. Necesito proyectar, pero trato de no engañarme con eso y vivir más en el hoy”, asegura, sobre su particular presente.
-El conflicto de la película comienza cuando el hijo deja el hogar familiar. Y cuando tu hija menor, Manuela (23, de su relación con Oscar Martínez) se fue de tu casa, volcaste toda esa angustia en el unipersonal ¡Ay, amor divino! (N. de la R.: además es madre de Mercedes (43) y María Scápola)
-Sí, yo conozco esa sensación de cuando los hijos se van; también eso de cuando aparece el primer hijo y uno se hace mil preguntas. La verdad es que empecé a sentir una sensación de vacío, de abismo… como un riesgo de quedarme enganchada en esa cosa nostálgica de ‘el tiempo transcurre, todo pasa tan rápido, los hijos se van y la casa quedó vacía’.
-¿Y qué pasó?
-Rápidamente, por una incapacidad total que tengo de mantener estados de bajón, lo viví como una nueva oportunidad. Me repensé a mí misma, habiendo sido madre tan joven, a los 19 años con tanta responsabilidad, y dije ‘este es mi momento para salir, para viajar, para filmar películas afuera que no había aceptado por mis chicas’. Y empecé a disfrutar del momento. Pero sí pude atisbar una cosa en la que, si te sumergías ahí, había una tristeza profunda que me podía habitar.
-¿Sos de mirar hacia atrás y recapitular en las encrucijadas de tu vida?
-Lucho mucho porque creo que estar en el pasado y en lo que vendrá es una excusa formidable para no estar en el presente. Y yo no me lo creo más, no me perdono tanto no estar en el presente, que es el único lugar en donde de verdad estamos, en el que todavía podemos construir, edificar, participar, ser parte. Porque lo que pasó está bueno revisarlo para ver qué te sirvió y qué te hizo feliz, pero no me gusta quedarme enganchada en el pasado porque le tengo miedo a ese mecanismo. Somos responsables de lo que estamos haciendo ahora y no hay ninguna excusa.
"La soltería luego de una relación es un tópico clásico. Quién de nosotros no sintió alguna vez que terminó una historia larga en la que tenía puesto todo ahí y se encontró como ‘bueno, ahora viene la libertad’. Y a quién acudís para ver si el deseo sigue funcionando, si todavía está vivo o cuánto tarda en despertarse".
-¿Creés en el concepto del amor para toda la vida?
-Yo no lo he podido hacer… entonces, lo que sí siento que algunos de esos hitos como ‘el amor para toda la vida’, a mí no me representan. Yo no creo que sea así. Mi caso no ha sido así, yo me he enamorado más de una vez, he construido realidades y proyectos duraderos en el tiempo que igual han terminado. Algunos, bien; otros, mal. Hay tantos tipos de amor como personas. Más que el amor para toda la vida, lo que persigo es la felicidad y en ese camino, estoy sola o con alguien, pero es lo único que tengo como parámetro.
-La soltería luego de una relación es un tema que se trata en la película con mucha comicidad.
-Sí, son tópicos clásicos. Quién de nosotros no sintió alguna vez que terminó una historia larga en la que tenía puesto todo ahí y se encontró como ‘bueno, ahora viene la libertad’. Y a quién acudís para ver si el deseo sigue funcionando, si todavía está vivo o cuánto tarda en despertarse.
Videos y edición: Leandro Bevilacqua.