Mercedes Funes vive un presente luminoso: cada noche brilla en ATAV, la novela del año, como Alicia Ferreira, la villana más querible de la pantalla, y en noviembre se casará con Cecilio Flematti, su novio desde hace dos años.
Preparada para dar este gran paso, charló con la revista Gente y contó lo difícil que fue para ella crecer en un entorno familiar signado por las pérdidas y el dolor.
A la temprana muerte de su padre, que era asesor de Perón, le siguió la de su hermana mayor, Luciana, quien falleció a raíz de un accidente a los 27 años y sufría, según contó, "carencias emocionales y trastornos madurativos que no se podían catalogar".
El último golpe, la partida de la madre, hace unos años, fue otra durísima prueba de transitar para esta actriz que asegura que su historia la hizo madurar con "miedo y timidez", llena de temores, como el de convertirse en madre.
"Crecí viendo sufrir demasiado a mi alrededor. En algún punto, tantas pérdidas me acobardaron para traer una vida al mundo y que le toque sufrir", explicó Mercedes. Y aseguró que a pesar de que su filosofía siempre fue la de "ponerle el cuero al dolor", en el ámbito de la maternidad esta actitud "no le funcionaba".
"Crecí viendo sufrir demasiado a mi alrededor. En algún punto, tantas pérdidas me acobardaron para traer una vida al mundo y que le toque sufrir".
Afortunadamente, hoy la actriz se siente mucho más segura y afirma que ya no quiere privarse de la posibilidad de "amar a un hijo". "¡Tengo tantos abrazos que brindar!", aseguró. Y adelantó que con Cecilio sienten ganas de tener un hijo. De hecho, remarcó que ya están "trabajando para eso, entregados a que suceda cuando deba".