A los 84 años, Silvio Soldán no para de trabajar y acredita sus dichos con una energía sorprendente. “Estoy permanentemente de un lado para otro. Como siempre afuera con amigos por las noches. Es muy difícil ubicarme porque estoy muy poco en casa y siempre corriendo. Es una forma de seguir resistiéndole a la vida, ¿no?”, le dice a Ciudad, sentado en el living de su departamento.
Hombre modesto, el reconocido conductor evita dar precisiones sobre su pasado amoroso, aunque admite haber amado a muchas mujeres. Pero esa discreta vida íntima tiene dos resonantes pasos en falso, que lo marcaron para siempre: el primero con Silvia Süller, lo convirtió en padre de Christian (28); y el segundo con Giselle Rímolo, le enseñó el inestimable don del perdón, de no aferrarse al rencor.
Silvio fue sobreseído por la Justicia y desvinculado totalmente de la investigación que terminó, en 2012, con la condena su expareja. El Tribunal Oral Criminal N°7 le dictó a Rímolo una sentencia de nueve años de prisión por ejercicio ilegal de la medicina, tráfico de medicamentos peligrosos para la salud, estafas y homicidio culposo, por la muerte de Lilian Díaz, una mujer de 41 años, que falleció en 2001 tras ingerir pastillas recetadas por la falsa médica. Hoy, tras un fallo de la Corte Suprema en noviembre de 2017, se encuentra alojada en el pabellón Prisma del programa de atención a la salud mental de la cárcel de Ezeiza.
-Siempre fuiste un hombre muy seductor. ¿Sabés cuántas mujeres pasaron por tu vida?
-Ja ja ja, no, nunca me puse a contar, pero he tenido una vida sentimental muy intensa. Y todas las mujeres me dejaron algún recuerdo grato, por supuesto. Y algunas un recuerdo muy ingrato, pero es parte de la vida. Me han pasado cosas muy duras, y pienso que no fueron solamente culpables mis mujeres, también fui culpable yo. Son las dos partes culpables… aunque una parte sea más culpable que la otra, desde luego.
-¿Giselle Rímolo qué fue en tu vida? ¿Un error?
-Ja ja ja… fue un error tal vez… sí, fue un error, pero ya pasó. También viví buenos momentos con ella.
-¿Rescatás algo de esa relación?
-Yo soy un tipo sin odio y sin rencor. Deseo que a todo el mundo le vaya bien. Incluso a estas dos mujeres. No me afecta todo lo que me hicieron, o lo que me pasó como haber estado 62 días en un ‘country de villa devoto’. En absoluto, que Dios las proteja y a mí no me desampare. Lo que pasó, pasó; el pasado no se puede modificar y uno tiene que aceptarlo y digerirlo. Y ya está digerido y yo estoy viviendo otra vida, me siento muy bien.
-Siempre destacás que no guardás rencor. ¿Toda la vida fuiste así o fue un quiebre tu paso por la cárcel?
-No, siempre fui más o menos así. De repente, siendo más joven uno es más ‘chinchudo’, ¿viste? O tenés algún rencor… será que cuando uno va madurando se da cuenta que eso no sirve para nada. Yo me siento muy bien y eso es por no ser rencoroso. Es probable que el ser cómo soy me haya ayudado a no retorcerme por dentro.