El descarnado testimonio de Benjamín Vicuña sobre cómo procesó la muerte de Blanca, su hija mayor fruto de su relación de una década con Pampita, quedó condensado en su libro.
"El día del funeral de Blanquita visité mi propia muerte, mi propio entierro. Fue el fin de una era, de una vida", arrancó el fragmento más desolador de Blanca, la niña que quería volar.
Entonces, Rodrigo Lussich leyó: "Me tocó vestir a mi hija para su funeral. Y digo me tocó proque una amiga de Carolina me llamó y me dijo 'Benjamín, necesito que vengas a vestir a Blanca'".
"Lo que me pedía era espantoso, una pesadilla, y por eso mi primera reacción fue negarme. Yo no voy a hacer eso. Me quería quedar con la imagen de mi hija corriendo en un tobogán, en la cama, saltando, cantando… pero la amiga de Carolina no me dejó margen", siguió el conductor de Socios del Espectáculo.
"Lo hice y siempre se lo voy a agradecer porque me di cuenta que Blanca ya no estaba ahí", concluyó Benjamín Vicuña sobre el velatorio de Blanca.
EL REPARARDOR RITUAL DE BENJAMÍN VICUÑA AL VESTIR A BLANCA EN SU FUNERAL
"Ver el cupero, cumplir con determinados ritos, es algo necesario para poder despedirte", reconició Benjamín Vicuña.
"Porque, dejémonos de eufemismos. La muerte es fea, tan horrorosa, es tan duro su rictus que verla te ayuda a entender de una cachetada que esa persona amada ya no está ahí".
“Recién a dos años de la muerte pude terminar de reunirme con el doctor que atendió a Blanca y pedirle que me explicara qué había pasado. En su momento, por el shock, no había terminado de entender qué carajo sucedía. Luego uno empieza a hacer conjeturas, a pensar que hay un responsable, que alguien hizo algo mal. Pero no, es lo que tenía que pasar”, cerró.