Martina Gusmán pasaría todo el 2007 entrevistándose con mujeres detenidas en cárceles para su papel en el filme Leonera. Y algo en su interior hizo click por lo que decidió pasar a la acción: poner en reposo a la actriz para sacar al frente a la militante social.
Dos años antes, Martina había hecho su debut cinematográfico en Nacido y criado. Y su carrera no paró de crecer. Para 2010, ya había llegado al Festival de Cannes por Carancho, que protagonizó junto a Ricardo Darín. Y, al año siguiente, volvió al prestigioso certamen, pero en calidad de jurado junto a Robert de Niro, Uma Thurman y Jude Law.
Desde entonces, su currículum profesional no paró de crecer: realizó otras nueve películas, una obra de teatro, ganó cinco premios y participó en 11 series televisivas. En el medio de tantos proyectos, fue madre por segunda vez de Lucero (3), fruto de su relación con el director Pablo Trapero (47), con quien ya eran padres de Mateo (17). Y, por si fuera poco, a comienzos de esta década, empezó una carrera universitaria.
“Ya terminé todas las cursadas. Rendí los últimos cinco finales en estas semanas y lo que me queda es la tesis así que a fin de año me recibo de licenciada en Psicología, en la Universidad de Palermo”, contó por primera vez la actriz de El Marginal 3 sobre su faceta desconocida, en charla con Ciudad.
"El taller es en la Unidad 19 de la cárcel de Ezeiza. Son 12 encuentros semanales y termina ahora en julio. Es una especie de taller modelo para ver si funciona y, en función de eso, ver si armamos un programa que se pueda reproducir y repetir en otros penales".
-¿Cómo fue que te surgió esta inquietud?
-La fui haciendo de a poco la carrera, ya llevo como ocho años. Obviamente, en el medio tuve un montón de cosas.
-Si... ¡un embarazo, un bebé, películas, de todo!
-Si, ja ja ja. Siempre la hice para mí, nunca tuve apuro, pero es algo que me acompañó siempre la inquietud social. Es más, cuando empecé actuación, estaba entre eso y psicología. Después, efectivamente seguí con actuación, pero siempre estuvo el tema social.
-¿Cómo es eso?
-Milité en villas desde muy chica, hace varios años que soy voluntaria en Fundación Sí, de Manu Lozano, donde hago un montón de tareas relacionadas con la inclusión social. Y un poco en función de mi experiencia en la película Leonera, que filmé hace ya más de diez años y estuve un año entrevistándome con mujeres detenidas, hubo algo ahí que terminó de formar en mí la necesidad de hacer algo relacionado con lo social que ya no sea solamente desde el mundo de la ficción. Porque si bien un montón de los proyectos en los que actúo tienen una comunicación social, necesitaba algo más plasmado en la realidad y ahí fue que decidí empezar a estudiar psicología. Pensando más desde el plano de la psicología comunitaria. No me imagino en una cuestión de psicología clínica.
-Bueno, la tesis la tenés casi escrita con tanto trabajo de campo.
-Hay algo de eso, el taller que estoy haciendo en la cárcel es de adquisición de habilidades sociales para gente que está en el último tramo de su condena, a punto de salir en libertad. Es un poco ver qué pasa con la reinserción social, con el arte como disparador. Son distintos disparadores artísticos que van provocando reflexiones sobre el afuera. La verdad es que me tiene súper entusiasmada, estoy muy contenta.
-¿Hace mucho que das el taller?
-No, son 12 encuentros semanales, es de tres meses concretamente y ya termina ahora en julio. Es una especie de taller modelo para ver si funciona y, en función de eso, ver si armamos un programa que se pueda reproducir y repetir en otros penales.
-Que julio fuerte te tocó. Los últimos finales de la carrera, el estreno de El Marginal 3 y el cierre del taller.
-Si, es un mes muy ajetreado, ja ja ja. El taller termina ahora y estamos viendo si en la segunda mitad del año hacemos otro en un penal distinto.
-¿En cuál estás ahora?
-En la Unidad 19, que está en Ezeiza, al lado de la Unidad 1 y la 31, que son las más grandes. Este es un penal como de casitas, o sea, son personas que están en el último tramo de su condena. Muchos tienen salidas transitorias, es un penal diferente. Y ahora estamos viendo si podemos reproducirlo en la Unidad 1, pero ahí ya habría que pensar otro enfoque, ya no sería de reinserción social, sino más bien de convivencia.
-¿Es mixto o son solo hombres?
-Hombres, son todos hombres. La Unidad esa es de todos hombres. En el caso de mi colaboración con Fundación Sí, la tarea que hago que es de acompañamiento a personas en situación de calle, y la mayoría son hombres. También participo de un taller de psicología en la fundación en el que son todos hombres. Entonces, pensé que esto puede ser extensivo al taller de la cárcel, y que los participantes cuenten con la red de apoyo de la Fundación. Ese es uno de los déficits más grande que veo relacionado con la reinserción social, que cuando salen, no hay una red de contención para recibirlos. Entonces, lo que termina pasando es que muchas personas vuelven a reincidir porque no hay contención, hay estigmatización. Imaginate que si está difícil para cualquiera conseguir trabajo, lo que es para una persona que estuvo detenida x cantidad de años. Donde muchos desconocen cuestiones básicas del cambio de la tecnología. No saben lo que es una SUBE. O sea, desde temas de adaptación hasta armar un currículum y conseguir un trabajo. Es muy complicado, en ese sentido.
-¿Y qué te dicen los internos en la cárcel?
-En el penal son todos fanáticos de El Marginal, absolutamente todos. Obviamente, lo incluí dentro del taller. Lo que hice en el primer día de presentación, una de las temáticas que quería trabajar era la discriminación, la autodiscriminación y la estigmatización. Entonces empecé a hablar sobre mí y les decía ‘ustedes no me están viendo a mí, están viendo el personaje de la serie. Están viendo a la actriz, lo que ustedes se construyen de mí y creen que yo soy en función del rótulo que ustedes me ponen. Y no es distinto de lo que ustedes sienten que les pasa con el afuera. Que les ponen un rótulo de ‘preso’. Bueno, ustedes me ponen el rótulo de ‘Ema’, y yo puedo tener algunas cosas en común con el personaje, pero no tiene nada que ver con lo que soy yo, Martina”.
"Hay una parte mía muy fuerte de tener que ponerle el cuerpo a lo que veo, que me genera dolor e injusticia. Y siento que el no hacer me pone mal y que el hacer es el camino para mí".
-Trazaste una línea de empatía con ellos.
-Claro, entonces eso lo incorporé a propósito en el primer encuentro para romper un poco esta barrera. Decir ‘bueno, hay que intentar ver al otro sin prejuicios y preconceptos’. Ya ahora me ven a mí y es muy lindo ver esa transformación, que quizá no me pasaba con la gente en situación de calle porque no tienen acceso a la televisión. Ellos me ven absolutamente como una voluntaria más y no tienen ni idea de quién soy. Incluso, cuando se enteraban era porque alguien del afuera les decía. Me iba, alguien les contaba y, al siguiente encuentro, me decían ‘¿sabés qué me dijeron? Que vos sos ‘actora’. Yo les dije ‘nada que ver, es mi amiga’. Ja ja ja, era muy tierno ver esa situación.
-Y en el futuro cómo te ves: ¿psicóloga o actriz?
-La verdad me veo un poco con las dos cosas. Hoy, cada una ocupa un 50 por ciento de mi vida. La actuación me da la posibilidad de una autoexpresión y una creatividad con la que me siento muy cómoda. Siento que es una parte de mí la posibilidad de expresarme y de decidir qué historia quiero contar y comunicar. Creo que la actriz y el actor tienen esa posibilidad de contar situaciones que mucha gente desconoce y en función de eso, generar reflexiones sociales. Y hay algo de eso que me entusiasma mucho y que siento que es parte mía. Y después hay otra parte mía muy fuerte de tener que ponerle el cuerpo a lo que veo, que me genera dolor e injusticia. Y siento que el no hacer me pone mal y que el hacer es el camino para mí. Entonces siento que son dos partes de mí. No me veo eligiendo una de las dos situaciones, sino intercalando proyectos. Quizá la parte social la veo más de voluntariado como lo hago ahora, y la parte de actriz como un oficio económico. Y siento que las dos se pueden complementar.
Cámara y edición de videos: Leandro Bevilacqua