A fines del año pasado Marina Calabró (46) se puso en marcha para planificar su profesional 2020 y nada salió como lo imaginaba. Para alegría de ella, todo resultó mucho mejor de lo esperado ya que debutará como conductora de Confrontados (lunes a viernes a las 16.30 por El Nueve), y en el camino quedó la idea de regresar como panelista de Intrusos para celebrar los 20 años del clásico de Jorge Rial.
“Fue lindo volver al canal después de 15 años, desde que terminé Contalo contalo, porque además es el canal que más asocio a mi viejo ya que es donde hizo los 10 años de El Contra con Antonio Carrizo. Para mí es mi casa, pero más que nada por él. Además, a Diego Toni, el actual gerente de Programación, no lo veía desde que era un productor en 1997, cuando yo estaba en Las 12 y Chiche con Gelblung”, le cuenta a Ciudad la periodista que antes se había calzado el traje de conductora en televisión abierta para reemplazar a Santiago del Moro, en Infama, y a Marcelo Polino, en Ponele la firma.
"Llegar a ser la conductora de Confrontados fue muy sorpresivo. Si me preguntaban hace un mes y medio qué pensaba para este año pensaba que se iba a concretar mi vuelta a Intrusos por los 20 años".
-¿La conducción de un programa propio en televisión abierta era algo que estabas buscando?
-No, se dio. Cuando uno más se relaja o deja de buscar es cuando las cosas pasan. Esto fue muy sorpresivo. Si me preguntaban hace un mes y medio qué pensaba para este año, pensaba que se iba a concretar mi vuelta a Intrusos por los 20 años.
"La razón fundamental por la que no pude volver a Intrusos fue que Jorge Lanata cambió el horario de mi columna en Lanata sin filtros".
-Una serie de factores hizo que eso se complicara. Lo fundamental fue que Jorge Lanata cambió el horario de mi columna en Lanata sin filtros (de 10 a 14 por radio Mitre), porque antes iba a las 12 y ahora va a las 13. Lanata está convencido de que ese es el lugar para mi columna y donde más funcional era a su programa y respeté su decisión. En ese contexto era difícil encarar una negociación con América. Además, mi contrato con la radio empezaba en enero, entonces tenía que resolver esa cuestión, y para cuando América me llamó entrado febrero, los laburos se acomodaron para otro lado y la negociación se cayó.
-¿Llegaste a hablar con Jorge Rial sobre tu regreso a Intrusos?
-Sí. Fue Jorge quien me llamó para los 20 años de Intrusos. Me escribió a mediados de octubre de 2019 cuando era un hecho el levantamiento de El Diario de Mariana. Después, seguimos en contacto un par de veces más que me dijo que una vez que arregle contrato con América me llamarían. Me avisó cuando él renovó con el canal y me dijo que me llamarían, pero después lo llamé para comentarle del cambio de horario de mi columna en la radio y de la disyuntiva de tener que firmar con la radio. Le planteé a Jorge que sin una oferta concreta en América no podía plantearle nada a la radio como para sostener mi viejo horario. Y cuando al final me reuní con Liliana Parodi el 10 de febrero, la negociación para volver a Intrusos ya estaba caída. El problema fue que en febrero tenía cerrada mi situación con la radio y para mí irme del programa de Lanata era un costo profesional, personal y económico, y claramente América no podía compensar ese costo. Todo esto pasó una semana antes del primer sondeo de Mandarina para hacer Confrontados.
"Rial me llamó para los 20 años de Intrusos. Pero le planteé que sin una oferta concreta e América no podía plantearle nada a la radio y para mí irme del programa de Lanata era un costo profesional, personal y económico que América no podía compensar".
-A los diez días Mario Cella me mandó un mensaje contándome lo que pasaba con Confrontados. Es decir, que con el cambio de grilla de El Nueve, Rodrigo Lussich ya no iba a poder estar en el horario de las 16,30 porque le coincidía con su propio programa de radio Pop. Ese asunto era algo que que yo ya sabía porque Rodrigo es amigo y me lo comentó, pero nunca pensé que me iba a llegar la propuesta de hacer el programa. Fue muy rápido, sorpresivo y todavía estoy en shock, pero feliz.
-¿Estás preparada para recibir “cachetazos” y responsabilizarte por las informaciones que den y enojen a los famosos?
-Sí, ja ja. He tenido mis etapas. En Infama no era tan buena y me gané mis enemigos, que con los años he logrado revertir.
"Mi conflicto con la Princesita me marcó. Verme en el rol de la persona que daña al otro no me gustó y entendí que no era por ahí la cosa. Que no estaba bueno y que no podía pasar, que no podía tener un estilo de periodístico en el que hubiera otro que sufriera".
-Sí, ese fue un caso emblemático que marcó un antes y un después en mi manera de encarar el periodismo de espectáculos. Me hizo mucho bien lo que pasó con ella, a pesar de que en su momento fue un shock el encare al aire por algo sobre lo que no tenía idea puntual, porque tampoco podía defender una información que había dado ocho años antes. Fue complejo, pero me pareció inapelable cuando me dijo que le dolió. Verme en el rol de la persona que daña al otro no me gustó y entendí que no era por ahí la cosa. Que no estaba bueno y que no podía pasar, que no podía tener un estilo de periodístico en el que hubiera otro que sufriera.
-Es un episodio que te marcó mucho, parece...
-Es que además me shockeó porque sentía que ya había dejado atrás a la panelista de Infama. Pero no porque renegara de eso, que estuvo buenísimo y me sirvió para instalarme, sino porque sobre la marcha aprendí, evolucioné. Uno es el resultado de un camino también.
-En algún punto vas a tener que dejar de ser tan conciliadora…
-Es un cambio de rol y tendré que tener la espalda más ancha, ser menos frágil y saber que uno está en la trinchera no solo por que uno dice, sino también para poner el cuerpo por el equipo.
"Rial me parece un enorme conductor, un animal periodístico más allá del género espectáculos. Lo quiero mucho, pero no soy su amiga. Con Ángel de Brito somos amigos y sé que si tengo un drama a las tres de la mañana lo puedo llamar y que me atiende".
-Creo que lo que define al grupo es la palabra confianza. A Carlos Monti lo conozco desde 1992 porque con él hice mi primera incursión en el periodismo de espectáculos en Tarde a tarde, un programa de América, cuando cubrí una temporada de Mar del Plata. Después me convocó para estar en El Periscopio pero no pude por los horarios de la facultad y más tarde nos reencontramos en Contalo contalo. Nunca perdimos el contacto y siempre estamos cerca el uno del otro. Con Tartu somos amigos, viene a mi cumpleaños, conocemos nuestras familias, porque hicimos Intrusos y antes habíamos hecho Contalo con Monti. A Pampito lo conocí en El Diario de Mariana en lo que fue un año de laburo intenso en el que todos los días volvíamos juntos en el auto desde Constitución hasta Palermo, y lo que hemos chusmeado no tiene nombre. Lo quiero y valoro mucho su calidad profesional. Con Franco Torchia nos conocemos de Infama e Intrusos, también tenemos relación social. Tengo una enorme admiración por su cabeza, que es distinta al resto, porque tiene incorporadas cuestiones de género y diversidad que nosotros recién estamos aprendiendo. Con Gustavo Méndez no tengo relación, pero lo vi en el programa y ha hecho un gran laburo informativo. Y respecto a Lizardo Ponce, Ángel de Brito fue el primero en decirme que me sumaba porque conoce todas las nuevas movidas de los adolescentes. Tiene llegada al mundo Bailando, pero también a los millennials. Es una alquimia que confío en que va a funcionar porque somos muy heterogéneos, y dependerá de mí estar a la altura para que se luzcan los matices.
-¿En qué quedaron los proyectos de convivencia, casamiento e hijos en común con Martín?
-De hijos nunca hubo proyecto. El ya tiene a Alan (25), Frank (21), que viven solos, y a Kai (12), que vive con su madre pero que va a su casa los fines de semana. Y yo tengo a Mía (10). Hacemos las cosas como para que Dios no lo disponga. El proyecto de convivencia y ensamblar las familias está, pero para el mediano plazo. Lo del casamiento creo que vendrá después, como consecuencia de lo otro. Martín me plantea que no nos casemos si vamos a seguir viviendo separados, sino que sea todo parte de la misma avanzada.
"Con Rial trabajé varios años y casi que no tuve ni un sí ni un no. No hemos tenido desencuentros ni tensiones. Fue todo tan armonioso y agradable que hubiera vuelto a Intrusos y me juntaría a tomar un café con él".
-El único reparo es que estando tan bien así, ¿para qué cambiar? Mejor lo dejamos así, pero casi que por una cábala.
-Hace poco sorprendió cuando en Los Ángeles de la Mañana te dieron a elegir entre Jorge Rial y Ángel de Brito, y elegiste a De Brito...
-Fue por la influencia de Yanina Latorre. Se trata de dos personas a las que quiero. En su momento lo aclaré y es porque Ángel es mi amigo, con él hablo por teléfono a las dos de la mañana. Me ayuda a armar un equipo periodístico, me dio grandes consejos profesionales y otros tantos personales. Con Ángel tomo café porque estamos cerca por la radio. Lo elijo desde el lugar de amigo. En cambio, Jorge es una persona con la que laburé maravillosamente bien y la prueba es que hubiera vuelto a Intrusos. Eso habla de cómo nos llevamos, siempre tuve una relación profesional, trabajé fantástico con él. Me parece un enorme conductor, un animal periodístico más allá del género espectáculos. Lo quiero mucho, pero no soy su amiga. Con Ángel sé que si tengo un drama a las tres de la mañana lo puedo llamar y que me atiende, me nace llamarlo.
"Lanata me ayudó a desestructurarme, desacartonarme, me aflojó un montón. Lo que más rescato de laburar con él es que tiene cero prejuicios y si me tiene que remar la columna de espectáculos, no tiene drama en no tiene dramas".
-Ja. Ahí jugás con que ninguno es amigo. Son tan distintos… En lo que se parecen es que antes que nada son periodistas. Después, Lanata es una persona lúdica que está más allá del bien y del mal. Que por un lado acepta todo, pero por el otro le patina. Lanata me ayudó a desestructurarme, desacartonarme, me aflojó un montón. Lo que más rescato de laburar con él es que tiene cero prejuicios y si me tiene que remar la columna de espectáculos, no tiene drama en no tiene dramas. Hasta le gusta sorprenderme con datos de la persona sobre la que vamos a hablar. Tampoco tiene prejuicios en que su columnista de espectáculos le haga preguntas a un ministro, o al presidente de la nación, como nos ha tocado. Eso lo recontra agradezco y valoro. Con Rial trabajé varios años y casi que no tuve ni un sí ni un no. No hemos tenido desencuentros ni tensiones. Fue todo tan armonioso y agradable que hubiera vuelto a Intrusos y me juntaría a tomar un café con él. Es muy difícil elegir entre uno y otro.
-Por tu respuesta se te nota más cómoda con Lanata que con Rial…
-Pasa que en una mesa de radio hay una familiaridad y una camaradería que nunca se llega a construir en un estudio de televisión, aunque se trabaje 20 años. En tele uno está en función al aire y las cámaras, en los cortes uno habla por celular o con el de al lado, al conductor se lo tiene lejos, o llegó el invitado… En cambio, en radio hay informativo cada media hora, las tandas comerciales en Mitre son larguísimas, el programa dura cuatro horas al día. Con Rolando Barbano o Martín Tetaz llegué a tener una familiaridad que no llegué a tener con Débora D’Amato o Angie Balbiani, aunque hayamos trabajado al mismo tiempo. Los quiero a los dos, Rial y a Lanata.
"Con respecto a Iliana, alguna lección he aprendido. Ahí prometo más tacto, ante la duda de decir o no algo sobre ella no lo diré, o lo dirá alguno de mis compañeros. A ellos no los voy a censurar".
¿Vas a dejar de generarle dolores de cabeza a Doña Coca con por tus fricciones con Mirtha Legrand y tu hermana, Iliana?
-A Coca no le prometo nada. Sobre todo con Mirtha porque es más fuerte que yo. Si bien le tengo un gran cariño a Mirtha, ella siempre está en el ojo de la tormenta y siempre hablamos de ella. Enhorabuena porque significa que está más vigente que nunca. En el fondo creo que a Mirtha no le molesta que hablemos de ella, debe estar recontra curtida. Con respecto a Iliana, alguna lección he aprendido. Ahí prometo más tacto, ante la duda de decir o no algo sobre ella no lo diré, o lo dirá alguno de mis compañeros. A ellos no los voy a censurar. Si tienen data sobre Iliana, la dirán.
-¿Cómo te parás frente a demandas que motorizan famosos como la legalización del aborto o del consumo de marihuana?
-Yo soy libertaria. Creo en el individuo, en la libertad individual y en las decisiones libres y voluntarias. Siempre me paro desde ahí. En cuanto al aborto, es un tema más ríspido y entiendo a los dos pañuelos. Intento despojarme de mis creencias para pensar que estamos frente a un problema de salud pública, por lo tanto es deseable que el Estado intervenga porque sino se genera desprotección y desigualdad. Pero elijo no llevar ni pañuelo verde ni celeste porque además me parece que nos divide, estigmatiza y remarca las diferencias en vez de revalorizar nuestros puntos de contacto. Me parece que hay que construir incluyendo. Mi postura es a favor de la legalización del aborto, más allá de que por cuestiones personales no tomaría esa decisión para mi vida.
"En mi programa no voy a hablar ni mostrar chats privados de famosos que se hayan filtrado. Me parece que donde hay un delito, o un derecho vulnerado uno tiene que ser solidario con la víctima porque sino revictimiza".
-La caída de rating en la televisión abierta es algo inocultable y es una realidad que nos afecta a todos en mayor o menor medida. Basta ver las planillas. Pero creo que hay que ser consciente de lo que la tele puede dar y también que la industria enfrenta el desafío de reformular el negocio. Mientras el número de facturación cierre seguirá siendo negocio y ahí está la clave para replantear los PNTs y las publicidades, aunque es algo que me excede. La tele de los 20 o 30 puntos no existe más y no va a volver. No hay que volverse loco y entender el rebote de los contenidos de la televisión se diversificó y está en los sitios de noticias, Twitter, YouTube. A veces está ShowMatch en vivo y veo a mi hija mirar el Bailando en su celular, y Mía me dice que prefiere verlo así porque lo puede adelantar. De hecho, ve Separadas en su celular desde la web de eltrece, y ni sabe a qué hora sale en la tele. No podemos convertirnos en rehenes del minuto a minuto ni clavarnos puñales porque vemos que hacemos dos puntos. Hoy hay plataformas que también nos legitiman ante el público, pero que son más difíciles de monetizar.
-¿Qué harías como conductora frente la filtración de un chat, videos o fotos íntimas como pasó con Luciano Castro?
-Me tocó el caso de Luciano cuando estaba en El Diario de Mariana y en Lanata sin filtros decidí no hacerlo. Me parece que donde hay un delito, o un derecho vulnerado uno tiene que ser solidario con la víctima porque sino revictimiza. Y tampoco no me parece excusa que se trate de un hombre. Es una decisión que tomé y que volvería a tomar. Hay cosas que gracias a Dios en la televisión abierta ya se entendieron. Me parece de cuarta regodearse con que otro fue víctima de un delito.