La bella e impecable casa en la zona norte del Gran Buenos Aires enmarca la emotiva entrevista con Mariana de Melo (39) y sus hijas, Lupe (cumplirá 4 años el 29 de marzo) y Zoe (cumplirá 2 el 16 del mismo mes).
"Tenerlas a ellas es un cambio importante en mi vida. Luché un montón para ser madre y por fin se me dio. Acá estoy disfrutándolas, las disfruto todos los días porque estoy todo el tiempo con ellas", revela la modelo y actriz, al tiempo que ofrece facturas y bebidas para amenizar la charla.
"Conocí a mi marido en un momento crítico. No quería vivir más, estaba muy medicada, 'empastillada'. No entendía por qué me salvé del accidente. Mi marido que me cambió, me dio fuerzas y me hizo ver que era lindo estar con vida".
-¿Cómo es tu vida hoy?
-Mis hijas son muy chiquitas así que decidí estar dedicada a ellas y por ahora nada de trabajo. Estoy disfrutando de mis hijas y feliz. Qué más le puedo pedir a la vida después de tanta lucha y que vengan ellas y que estén conmigo y me den tanto cariño, porque son re cariñosas, re dulces y buenas. Eso me llena de amor. A veces las veo dormidas y pienso "¿esto es un sueño o lo estoy viviendo?".
-¿Cómo fue para vos y tu marido (José Fortunato) poder finalmente ser padres?
-Es increíble tenerlas conmigo porque yo intentaba quedar embarazada y no podía, perdí siete embarazos y no sabíamos la causa. Me hice muchos estudios y daban bien, a mi marido también. Hasta que un día mi obstetra me dijo "relajate, olvidate. Es de 'arriba', es Dios, cuando Dios quiera te los va a mandar y no hay nada para hacer". Yo le pedía mucho a Dios que quería ser madre. Hablamos con mi marido y, si no podía ser de forma natural, íbamos a adoptar. Y cuando empezamos a pensar en eso, de repenté, quedé embarazada de Lupe.
-¿Cómo la pasaste en los embarazos?
-Estuve muy tranqui, disfrutando de mi panza. En el caso de Lupe, los primeros tres meses fueron difíciles porque estuve en reposo, de la cama al sillón, del sillón a la cama y no me movía. Los dos embarazos fueron así. El de Zoe fue peor todavía porque estuve directamente tres meses en cama, no podía ni caminar ni ir al baño porque sino corría un gran riesgo de perderla. Por eso mis hijas para mí son tan importantes, luché por ellas desde el minuto cero.
-¿Cómo lo transitaron a nivel pareja?
-Por suerte tengo un compañero a mi lado. Desde la primera vez que lo hablamos, yo fui sincera y le dije que me habían dicho después del accidente que me iba a costar ser madre. Le pregunté si estaba seguro de querer continuar con la relación y me dijo que sí, que la íbamos a luchar juntos, que íbamos a poder. Él siempre estuvo a mi lado.
-¿Cómo son tus hijas?
-¡Divinas! A Lupe le encantan las cámaras pero a veces se pone un poco tímida. Ella va a comedia musical y hace teatro. Es un amor, re compañera, se porta re bien, no tengo nada malo para decir. Y Zoe es chiquita pero es la más brava. Es la que pone los límites. Es divina también, entiende todo y habla mucho ya. Es un lorito, repite todo. Lupe ya se elige toda su ropa, le encanta la moda y a mí a su vez me encanta que le guste todo eso.
-Muchas veces has contado en distintas entrevistas que tuviste una infancia difícil, llena de privaciones, trabajando desde muy chiquita. ¿Cómo es para vos poder criar a tus hijas en un ambiente totalmente distinto?
-Mirá, para que te des una idea, mi primera muñeca la tuve a los 32 años, me la regaló mi marido, es una edición del año en el que yo nací. No lo podía creer. Y ellas, por ejemplo, tienen todas las muñecas. Yo pienso "qué loco, cómo es la vida" y qué lindo que ellas puedan tener todo. Igual les voy hablando, les digo que hay que cuidar las cosas, que todo cuesta y les hago entender todo eso porque yo no tuve nada. Les hago ver lo que mamá vivió también, les cuento la historia. Ellas me escuchan. Y creo que van a valorar todo lo que tienen. Siempre voy a estar atrás de eso y enseñándoles cómo viví yo. Me encanta que ellas tengan de todo, pero también quiero que sepan lo que viví y cómo cuidar las cosas. A veces cuando tenés tanto no valorás porque a mí me costó muchísimo tener a mi familia y todo lo que tengo hoy. Agradezco cada cosa que tengo y mi familia, mi marido, mis amigos, todo.
"Estoy disfrutando de mis hijas y feliz. Qué más le puedo pedir a la vida después de tanta lucha y que vengan ellas y que estén conmigo. A veces las veo dormidas y pienso '¿esto es un sueño o lo estoy viviendo?'".
-En diciembre de 2007 cuando volvías de trabajar en La Pampa tuviste un terrible accidente (el auto en el que viajaba por la ruta 5 chocó de frente con una cosechadora, provocándole la muerte al conductor del vehículo y dejándola a ella en una situación gravísima), ¿cómo fue tu vida después de semejante experiencia?
-Volví a nacer después del accidente. Es como que tengo una nueva vida. Pero al principio yo pensaba por qué me había pasado y no quería vivir más. Después del accidente yo no disfrutaba, vivía pero no era feliz. Y ahora sí, soy feliz y disfruto de todo. Cuando conocí a mi marido y empecé a formar mi familia ahí sí dije "ah, quedé viva para esto" y le agradezco a Dios por haberme dejado con vida y estar en esta tierra para disfrutar de estas niñas y de la vida.
-¿Cómo fue ese momento en el que empezaste a repuntar?
-Conocí a mi marido en un momento crítico. No quería vivir más, estaba muy medicada: "empastillada", tomaba pastillas sola. No entendía por qué me salvé del accidente, por qué había quedado con vida. No me sentía feliz. Primero nos hicimos amigos y él me contó qué quería él para su vida y yo pensé "a mí también me gusta eso". Y me fui enamorando, él también y quisimos empezar a formar esta familia. Antes de conocerlo a él pensaba en quitarme la vida, no quería vivir más, estaba cansada de todo y triste. Tuve muchas operaciones, luché mucho con mi brazo, mi cadera. También la parte estética me preocupaba, había quedado sin una oreja, con la cara toda cortada, llena de cicatrices.
-¿Cómo viviste tu cambio a nivel físico?
-Antes, trabajaba como modelo y actriz y estaba siempre bien. De repente mirarme al espejo y verme de esa manera era duro. Y me preguntaba "¿por qué estoy acá si no soy feliz?", no me encontraba. Y trabajaba porque tenía que comer. Y entonces (se quiebra)... pude salir gracias a Dios. Conocí a mi marido que me cambió, me dio fuerzas y me hizo ver que era lindo estar con vida y disfrutar. Y desde ese entonces mi vida cambio y soy feliz. Lo único que puedo decirte es que soy feliz, no puedo decirte otra palabra porque realmente es lo único que puedo decir. No hay otra cosa en mí. No hay nada malo. Encima tengo dos hijas, aunque me habían dicho que no iba a poder. Así que más no le puedo pedir a la vida.
-Cuando mirás para atrás, ¿qué ves?
-Y todo lo pasado, lo que viví en mi infancia ya lo veo hasta como algo lindo. Viví muchas cosas y hoy puedo disfrutar aunque pasé todo eso duro. Valoro todo lo que tengo y lo cuido como oro: a mis hijas, a mi marido. Trato de que estén felices, contentos.
-Siempre fuiste muy trabajadora y has hecho de todo en los medios. ¿Cómo te sentís ahora que no estás trabajando afuera?
-Estar en casa es mucho trabajo, todo el tiempo estás a full. Es re lindo. Me encanta estar en cada momento de su crecimiento y hoy elijo eso. El día de mañana cuando tenga ganas, si se me da, trabajaré. Ellas ahora necesitan a la mamá. Yo me crié como pude y quiero corregir eso y ser una mamá muy presente, pendiente de todo. No sé si está tan bueno, ja, ja. Pero veo que ellas están bien, disfrutan de mí y lo hago. De todos modos, ellas entienden si tengo que hacer cosas, puedo salir tranquila. A veces te cansa un poco cuando no te dejan ni respirar, pero por suerte también tengo amigas con hijos de la misma edad que viven en el mismo barrio, así que compartimos muchas cosas.
-¿Y tu amistad con Eva Anderson cómo se mantiene a la distancia?
-Nos conocemos hace casi 18 años, no queremos hacer cuentas porque ya estamos grandes. Bueno, Eva no, yo. Sería genial que venga a vivir a la Argentina, me encantaría. Ahora viven en Alemania así que estamos todo el tiempo hablando por WhatsApp y hacemos videollamadas. Ella es la madrina de Lupe y la tengo presente. Siempre hay consultas por los niños, ella tiene tres y nos vamos ayudando. Lo lindo es que nuestros maridos también se llevan muy bien, se hicieron amigos, eso es re importante. No le puedo pedir más a la vida.