A través de sus redes sociales o en cada entrevista que da, María Julia Oliván (45) cuenta su día a día como mamá de Antonio (4), su hijo que fue diagnosticado con Trastorno del Espectro Autista (TEA). En Los Ángeles de la mañana dio un móvil desde su casa donde relató una de las muchas luchas que enfrenta con su hijo: la alimentación.
“Eso es un drama”, arrancó diciendo, sonriente para distender. “Tiene un mambo. Hay muchos chicos que tienen restricciones alimentarias, pero no todos. En mi caso es positiva y negativa porque su restricción es que come todos los días pescado. La señora me dejó freezado, pero ya se me está acabando. Todos los días come eso, pizza y no come golosinas”, enumeró.
"Las restricciones del gusto empiezan por lo táctil. Primero tienen que tener la tolerancia a tenerlos en el mismo plato. La tolerancia a tocarlos, a olerlos y después a tenerlos en la boca".
“¿Eso es porque a él no le gustan otras cosas o porque el médico te lo indicó?”, indagó Yanina Latorre. “A él le gusta eso. Cuando nació yo le daba verduras… Él come croquetas de brócoli y pescado porque él eligió eso. El pescado lo empano y lo frito. Me compré una freidora a vapor y así tampoco me lo come. Después come alguna galletita”, detalló.
"Por la pizza se vuelve loco. Va a la puerta y saluda al pibe que la trae. Se pone muy ansioso. Quiere que llegue la pizza y va todo el tiempo hasta la puerta".
También la periodista contó que incluso con la condición de su nene prefirió no presionarlo para que deje la mamadera: “A los tres años y medio le tenés que sacar la mamadera, pero con todo lo que estaba haciendo dije ‘que la deje cuando quiera’. Toma una mamadera y come una galletita. No come mucho”, contó.
“Y por la pizza se vuelve loco. Va a la puerta y lo saluda al pibe que la trae. Se pone muy ansioso y le enseñé a que cuente porque se pone muy nervioso. Quiere que llegue la pizza y va todo el tiempo hasta la puerta”, aseguró.
"El año pasado estaba obsesionada con ese tema y aflojé porque me estaba poniendo mal. Más. Todos los días tenía que hacerle dos comiditas para que las tenga cerca".
“Las restricciones del gusto empiezan por lo táctil. Cuando tratamos de trabajar de que coma otras cosas, tratamos de que las toque. Por eso trabajamos con masas, espumas”, indicó. “Primero tienen que tener la tolerancia a tenerlos en el mismo plato. La tolerancia a tocarlos, a olerlos y después a tenerlos en la boca. Todos esos pasos yo los hice, pero no me salió. Solo me come pescado, brócoli, chocolate y pizza”, enumeró María Julia.
“El año pasado estaba obsesionada con ese tema y aflojé porque me estaba poniendo mal. Todos los días tenía que hacerle dos comiditas para que las tenga cerca. Está en el peso perfecto, así que me relajé un poco. Igual seguimos probando y los papás de chicos más grandes me dicen que van cambiando, así que espero que vaya cambiando”, finalizó María Julia Oliván.