Podría haber seguido el camino trazado por sus padres y dedicarse a la medicina. Sin embargo, el despertar temprano de su vocación hizo que Luli Torn (24) combinara las tardes de juegos con el estudio y la actuación.
"Tenía seis años cuando les dije a mis viejos que quería estudiar teatro. Ellos son médicos, nada que ver con lo artístico. Pero mi mamá se puso a investigar en dónde había escuelas para llevarme. Al principio me llevó a ballet, pero yo le dije que no era lo que quería. Después me llevó a una escuela de comedia musical y me di cuenta que, de todas las clases que me daban -canto, baile y teatro-, me encantaba el teatro. Ahí descubrí que yo quería ser actriz", le anticipó Luli a Ciudad Magazine, recientemente recibida de Licenciada en actuación, en la Universidad Nacional de Artes, y feliz de estar jugando en primera en 100 días para enamorarse, la exitosa novela de Sebastián Ortega. Allí, interpreta a Antonia en la adolescencia, el rol protagónico que encarna Nancy Dulpáa y que Torn logró construir al detalle.
Integrante de una nueva generación de actrices que pide pista a base de talento, carisma y autenticidad, Luli Torn habló de su llegada a la tele y opinó sin rodeos de la identidad de género y la diversidad sexual, temáticas que puso en discusión la ficción en la que trabaja. Como si fuera poco, la joven y bella actriz se une a las filas del feminismo militante, reflexionó sobre la monogamia, el amor y mucho ¡pero mucho! más...
-¿Cómo te llegó la propuesta de 100 días para enamorarse?
-Yo ya venía trabajando con Telefe. Lo primero que hice fue el CAST (Centro Artístico de Selección de Talentos), una movida que armó el canal, en la que te seleccionan a través de un casting y te entrenan durante 4 ó 5 meses. Después, hice bolos y me llamaron para trabajar en Amar después de Amar y en Secretarias, la primera serie web que hizo el canal, en la que trabajé con Mica Suárez. Entonces, cuando salió lo de 100 días para enamorarse, que estaban buscando a la Nancy Dupláa joven y me recomendaron con la gente de Underground, ¡hice el casting y quedé!
-Antes de que te tocara interpretar a Nancy Dupláa en la adolescencia, ¿te veías parecida a ella?
-El primero que me dijo que era parecida a Nancy fue mi abuelo. Él sabía de ella porque conocía a su papá del tango. No es que lo conocía personalmente, pero lo tenía de ahí, y a Nancy de la tele. Después, cuando hice la escuelita de actuación en Telefe, también me dijeron que era parecida.
-¿Cómo fue tu encuentro con Dupláa? Porque tenías que estudiarla para interpretarla...
-Ella es lo máximo. Sobre todo, porque como la ves en cámara, de relajada y buena onda, es en la vida. Antes de empezar a grabar, fui a conocerla y a ver lo que estaban haciendo. ¡Y la estudié un montón! Observé sus gestos, su voz, cómo pronuncia las eses, ¡todo! Porque más allá del parecido físico, para mí que me encanta lo que hago y que estudio hace mucho tiempo, hacer un personaje forma parte de mi oficio, y como todo laburo hay que dedicarle tiempo. La construcción de un personaje es un trabajo casi artesanal.
"NO ESTUDIÉ ACTUACIÓN PARA SER FAMOSA, SINO PARA SER ACTRIZ... PARA MÍ EL ÉXITO ES PODER EJERCER TU OFICIO. Y SI ES RECONOCIDO, MUCHÍSIMO MEJOR, PORQUE ESO QUIERE DECIR QUE SE LO VALORA".
-¿Cómo te llevás con la popularidad que te está dando la novela?
-La novela es muy vista, pero cuando yo pienso en qué es lo que me gusta, digo 'vivir de lo que amo'. A mí me encanta el oficio, interpretar un personaje, estar ahí, estudiar y aprender. Y que te lo reconozcan es hermoso, porque cuando le ponés mucho laburo a lo que hacés, el reconocimiento es más gratificante. Además, la tele te da una visibilidad que está buenísima para seguir laburando. Yo hago más teatro, que es un trabajo más de hormiga y en las sombras porque el teatro independiente no es fácil. Entonces, poder mecharlo con la tele es ampliar el público y darte a conocer. Ahora la gente me escribe un montón de cosas lindas y no lo puedo creer.
-¿Qué pensás de la fama y del éxito?
-No estudié actuación para ser famosa, sino para ser actriz. Y, para mí, el éxito es poder ejercer tu oficio. Y si es reconocido, muchísimo mejor, porque eso quiere decir que lo estás haciendo bien o que se valora. Para mí el éxito tiene que ver con eso, con poder trabajar de lo que te gusta, poder disfrutarlo y poner en práctica todo lo que estudié. Desde los seis que empecé a tomar clases, nunca paré.
-No es fácil insertarse en el medio. ¿Alguna vez contemplaste seguir una carrera más tradicional?
-Y... con mis padres médicos te imaginarás que todas las cenas eran hablar de pacientes y quirófanos. De hecho, he ido mucho a sanatorios, a las guardias, a ver ese mundo. Y hasta hubo un momento en el que miraba programas de medicina. Además, fui a un colegio muy exigente, el Nacional Buenos Aires, que era muy academicista. Todos en el último año decían 'yo voy a ser abogado', 'yo voy a ser ingeniero'... Pero yo sentía adentro mío que mi camino iba por otro lado. Más allá de saber que si estudiaba medicina tenía el camino allanado, porque consideraba que tenía la capacidad para estudiar esa carrera y mis viejos me iban a ayudar. Pero lo mío no iba por ahí. Yo sentía que quería ser actriz. Por suerte, tengo unos padres maravillosos que me empujaron y me dijeron: 'Hacé lo que quieras'. Sé que esta carrera está llena de frustraciones, pero amo lo que hago y confío que todo está por venir.
"Hoy en día la monogamia y los contratos a largo plazo son casi imposibles. Estamos viviendo en un mundo tan cambiante que se hace difícil pensar en casarte y no separarte, más allá de que uno apuesta a un amor para toda la vida".
-¿Estás de novia?
-No, no estoy de novia. Tuve una relación muy larga, hasta los veintipocos. Desde ahí, estoy picoteando. No volví a tener una relación seria. Estoy relajada, pasándola bien y sin ningún apuro.
-Y si jugamos con el nombre de la novela e imaginamos que estás en una relación de pareja en la que te plantean tomarse 100, ¿aceptarías?
-Hoy en día la monogamia y los contratos a largo plazo son casi imposibles. Por eso se visibiliza en la tele. Estamos viviendo en un mundo tan cambiante, todo el tiempo, y con tantos estímulos, porque están las redes sociales y las aplicaciones, que se hace difícil pensar en casarte y no separarte. En ese sentido, soy muy tranquila. Para mí la relación se va viendo todos los días y si no funciona, no voy a seguir a toda costa con nadie.
-¿No creés en el amor para toda la vida?
-Sí, uno apuesta a eso. Yo soy re Susanita y quiero tener una camioneta llena de hijos. Pero uno va viendo. La vida te sorprende.
-Hoy la mujer está más empoderada, no se calla y se hace valer. En una relación de pareja, ¿qué cosas no permitirías y no perdonarías?
-La falta de respeto y el maltrato no lo permitiría. Creo que el empoderamiento tiene que ver con hacerse valer. Las mujeres estamos entendiendo que somos poderosas, que somos valiosas y que nos tenemos que hacer respetar. Uno es tan valioso como el otro, y tenemos los mismos derechos. Creo que la pareja es una construcción. Primero cada uno tiene que estar sólido individualmente. Si vos no estás bien con vos mismo, no podés estar bien con el otro. Es muy importante respetar la individualidad, estar sólido uno y después ver cómo se arma algo de a dos.
"Hace poco me preguntaron si yo estaría con una persona trans, y dije: 'Por supuesto'. Uno se enamora de las personas, no de los géneros. No hay nada mejor en la vida que poder sincerarse con lo que uno quiere, con lo que uno es".
-¿Qué te enamora de un hombre?
-De un hombre me enamora que sea apasionado. Me considero una apasionada en lo que hago y una apasionada de la vida. Me gusta disfrutar las cosas lindas: viajar, comer rico, reírme, ver una buena película y estar contenta con lo que hago. Yo busco eso, estar con gente apasionada. También me importa la sensibilidad del otro, porque soy muy sensible. Entonces, me gusta la persona que te contiene, que te agarra de la mano y te acompaña. Porque a veces son muy apasionados con lo suyo y tienen mucho ego. Con eso hay que tener cuidado.
-Vivís sola, ¿cómo te llevás con las cosas de la casa? ¿En qué decís 'soy buena' y en qué 'soy un desastre'?
-Últimamente estoy diciendo que soy un 'albañil' frustrado. Desde que me mudé sola, vivo en un PH, me encanta arreglar todo. El otro día coloqué azulejos. Mi viejo es un fenómeno, se da maña con todo, y cuando era chica lo miraba y lo ayudaba. Tengo dos hermanos varones que nunca le dieron bola a eso. Entonces, él me decía: 'Pasame tal pinza'. Y yo se la pasaba. 'Encintá tal cosa'. Y yo lo hacía. Le daba mucha bola y ahora soy una fiel seguidora del tema. Me encanta hacer las cosas de la casa. Limpio, lavo y cocino. Hago todo. También reciclo muebles. Ahora estoy pintando y lijando. Como tengo mucha energía, necesito canalizarla y encontré una beta productiva en esto. Termino agotada. Ahora, ¿en qué soy un desastre? Soy medio colgada. Vivo pajareando en las nubes y de pronto digo: 'Uy, no pagué la factura'.
-¿Tenés algún TOC?
-No lo pensé nunca. Creo que la gente que tiene TOCs es porque es más obsesiva y más del ritual. Y yo soy más despelotada. No puedo repetir las cosas. Ahora sí me está pasando, porque escucho las noticias y me da un poco de miedo porque tengo un hogar a gas, además de las hornallas de la cocina, que chequeo las perillas del gas, que estén bien cerradas antes de ir a dormir. Con ese tema soy muy cuidadosa.
-¿Cómo te llevás con las redes sociales? ¿Te reconocés una chica millennial o las usás lo justo y lo necesario?
-Las uso lo justo y lo necesario. Instagram lo re uso, Facebook ya no tanto, está quedando en decadencia. Sí estoy re conectada por WhastApp y me bajo aplicaciones para editar fotos. Pero no me gusta estar todo el tiempo con el teléfono. Además, Instagram es una pantalla, un mundo de fantasía en donde uno muestra un fragmento de su vida. Igual, yo en las historias muestro la posta, por ejemplo, cuando estoy cambiando un cuerito. Porque soy eso también.
"Últimamente estoy diciendo que soy una 'albañila' frustrada. Desde que me mudé sola, me encanta arreglar todo. El otro día coloqué azulejos. Me encanta hacer las cosas de la casa. También reciclo muebles. Como tengo mucha energía, necesito canalizarla y encentré una beta productiva en esto".
-¿Si te gusta alguien lo stalkeas, le das señales 2.0?
-Esa estrategia empecé a entenderla hace poco. Si te likeo una foto del 2008... (se ríe). No era de hacer eso, cero. Es más, decía: 'Ya se dará cuenta'. Pero ahora lo empecé a implementar. De hecho, me empezó a pasar a mí, y digo: '¿Qué hace este chico mirando una foto mía de cuando tenía 10 años?'. Está tratando de llamar mi atención.
-¿Si se te escapa un like lo dejás o lo sacás?
-El otro día le di el teléfono a mi mamá para que vea una foto en Instagram. Le dije que no toque la pantalla. Y al segundo, me dice: '¿Qué es el corazón rojo?'. Y yo: ‘¡Noooo!’. Eso es un quemo, pero dejo el like. Sacarlo es peor porque es como que te arrepentiste. 'Mejor morir de pie que vivir arrodillado'.
-Ahora que creció tu popularidad, ¿te encaran más por Instagram?
-¡Sí! Y también por los posteos en los que estoy arreglando mi casa, con el cemento y la pintura. ¡Los hombres se hacen unas fantasías! Me escriben: 'Yo tengo el piso levantado porque no venís a mi casa'. Y cuando estaba en ADDA me escribían chicas. ¡Y está todo buenísimo! Es una forma de comunicarte con personas con las que de otra manera no podrías. Yo me río con lo que mandan, contesto y me divierto.
-Por último, volviendo a 100 días para enamorarse, en la novela se pone sobre la mesa el debate sobre la diversidad sexual y la identidad de género, ¿qué pensás al respecto?
-Me parece milagroso que se visibilice una historia como la de Juani (ahora Juan por el cambio de género). Underground merece aplausos de pie, porque hoy en día la tele no está fácil, más con todas las plataformas y Netflix. Y ellos no solo apuestan a la ficción, sino que también muestran una temática compleja, teniendo en cuenta que cuesta meterse en las casas y tratar estos temas. Hace poco me preguntaron si yo estaría con una persona trans. Y yo dije: 'Por supuesto'. Uno se enamora de las personas, no se enamora de los géneros. No hay nada mejor en la vida que poder sincerarse con lo que uno quiere, con lo que uno es. Es lo que hablábamos al principio: hay que seguir lo que uno siente. El camino va por acá, pero yo quiero hacer esto otro. A mí me pasó con la vocación. ¡¿Ahora imaginate que no te halles en tu cuerpo?! Debe ser durísimo. Qué mejor que poder decir: 'Che, esto que ustedes ven no es lo que me pasa'. Sin dudas, poder mostrar la identidad de género en una ficción es maravilloso. Y por suerte, la novela funciona, porque la gente la está viendo y muchos se están haciendo un montón de preguntas.
Fotos: Musepic
Videos y edición: Leandro Bevilacqua.
Producción: Aldana Moreno Lusianzoff
Maquilló y Peinó: Belén Díaz para Silvina Roccisano
Locación: / Bernardo de Irigoyen 740, CABA.
Logística: La llave de Alegra Films
Agradecimientos: Be Blessed / IG: @beblessedoficial / Melina Migliore / Diego Squillace.