Con casi dos décadas de trayectoria detrás de cámara, en 2015 Lucas Bertero (41) dio el salto y se convirtió en una de las caras de las tardes de eltrece. Desde hace dos años en El Diario de Mariana, el productor y periodista santafesino recibe a Ciudad.com para hablar por primera vez de su fuerte y hasta hoy desconocida historia de vida. Con la tranquilidad de quien se asoma al pasado desde un presente de plenitud y felicidad, evocará aquel marzo de 2010. Ese convulsionado momento en el que se sentó con Paula, la mujer con la que llevaba 10 años de amor y con quien fue padre de Teo (de 3 años y medio en aquel entonces), para sollozar su confesión más valiente.
“Cuando nació mi hijo tenía 30 años y empecé a preguntarme qué me pasaba. No me permitía pensar qué había del otro lado con mi sexualidad. Tenía culpa y me di cuenta de que tomar la decisión de ser feliz es muy difícil. La charla con Paula fue súper dramática: yo sentía culpa, pero no era algo que había elegido… Fue una charla desgarradora, ella me decía '¿pero cómo?, ¿cómo puede ser?' y eran respuestas que ni yo tenía. 'Creo que soy gay' fue la primera frase", relata Bertero, quien arrancó el 2017 con un nuevo hobby: toma clases de baile, mientras su nombre figura en una lista preliminar para Bailando 2017.
"Tenía ataques de pánico muy fuertes, empecé a tener psoriasis y después anorexia nerviosa. Estaba muy mal, sentía que me estaba transformando en un ser triste y en terapia me animé plantear que tenía un tema con mi sexualidad".
-¿Cómo fue el proceso de aceptación de tu sexualidad?
-Antes de que naciera Teo (10), había tenido ataques de pánico muy fuertes. Tuve que empezar un tratamiento psicológico para poder vivir. En pleno ataque, llegué a pensar "que se termine esto ahora, no quiero vivir más". Con mucha voluntad, terapia, medicación y el apoyo de Paula, creía que salía adelante… pero me empezaron a pasar cosas físicas. Ya cuando había nacido Teo, empecé a tener psoriasis y después anorexia nerviosa. Hasta tuve que tomar pastillas para comer en contra de mi voluntad, porque se me cerraba el estómago. Llegué a bajar 16 kilos, estaba muy mal y sentía que no estaba siendo yo: me estaba transformando en un ser triste, apagado, nada me llenaba.
-¿Y cómo siguió?
-En terapia me animé plantear que tenía un tema con mi sexualidad. Cuando me lo empecé a preguntar no quería ahondar ahí, hasta que un día lo pude esbozar: si lo que me pasaba físicamente tenía que ver con esta situación. Finalmente pude preguntarme si yo iba ser feliz; y, principalmente, si Paula y Teo también iban a ser felices.
-¿Y ahí tomaste la decisión de separarte?
-Me separé en 2010, después de estar diez años con ella. El único marco de alegría en mi vida tenía que ver con mi hijo, con estar con él. Querer cambiar es muy difícil y hay mucha gente que se queda en el camino. Pero yo quería que mi hijo fuera feliz, que Paula fuera feliz y yo también ser feliz. Afrontar el problema era la única solución. Cuando logro decirle a mi terapeuta que creía que todos mis problemas estaban relacionados con mi orientación sexual, le dije: "¿Ahora qué hago?". Y me respondió: "Ahora solo queda ser feliz. Te tenés que ir de tu casa mañana mismo". Me tomé unos días para procesarlo hasta que un día hablé con Paula. Mirando hacia atrás, sinceramente no sé cómo pude hacerlo. La primera vez que charlamos no pude decírselo… Le planteé tomar distancia y me fui unos diez días. Extrañé mucho y volví, le dije a mi psicóloga que no estaba preparado, pero al mes me di cuenta de que no era lo correcto. Sabía que una vez que tirara la bomba, iba a repercutir en todo. Así y todo, sabía que el resultado final era positivo. La segunda charla fue súper dramática, yo sentía culpa, pero no era algo que había elegido… Fue una charla desgarradora, ella me decía "¿pero cómo?, ¿cómo puede ser?" y eran respuestas que ni yo tenía. Fuimos juntos a ver mi terapeuta para que nos ayudara, para que ella pudiera entender. Era un golpe para todos.
"La primera vez que charlamos con mi mujer no pude decírselo… La segunda charla fue súper dramática, yo sentía culpa, pero no era algo que había elegido… Fue una charla desgarradora, ella me decía ‘¿pero cómo?, ¿cómo puede ser?’ y eran respuestas que ni yo tenía".
-¿Qué fue lo que le dijiste?
-No le dije "soy gay" porque ni yo lo sabía, pero sí me acuerdo que le dije que estaba seguro de que no la podía hacer feliz, que necesitaba conocerme yo. "Creo que soy gay" fue la primera frase y fue un golpe muy duro para ella. Me fui de la casa y al mes me dijo que quería hablarme. Ahí me dijo "quiero decirte que entiendo todo lo que te pasa. No me quiero imaginar todo lo que sufriste todos estos años. Te agradezco que hayas venido de frente, pero tengo que dar vuelta la página. Contá conmigo para lo que necesites". No me la voy a olvidar nunca esa charla, porque ella entendió cuál era mi dolor. Podría haber habido resentimiento y odio, pero ella entendió que era lo mejor para todos, porque es una mujer emocionalmente muy inteligente. Fue una gran compañera de mi vida y, durante un tiempo largo, la única persona de mi entorno que lo sabía.
-¿Y a tu familia cómo se lo comunicaste?
-El segundo paso fue mi familia y mis amigos. Hice una reunión con mis viejos y mis tres hermanos y se los dije cara a cara. Ellos no entendían por qué nos separábamos. Por suerte siempre tuve el apoyo de todos. Primero hablé con mis dos hermanas mujeres para tener una complicidad y tener una contención. A la distancia, creo que le puse demasiada carga a la noticia, que en realidad no la tiene. Y con el resto de mi familia, mis tíos y mis primos, armé un grupo de Facebook y mandé una cartita.
"No tengo mi vida sentimental encaminada, estoy soltero y muy bien. Estuve tres años en pareja, pero no era el momento porque no estaba preparado porque no me conocía yo todavía. Era mi primera experiencia y me aferré sin haber resuelto un montón de cosas. Estaba rearmándome de nuevo, imaginate que decidí cambiar mi vida a los 34 años".
-Debe haber sido liberador.
-Totalmente. Una vez que logré aceptarme y quererme, empecé a ocuparme más de mí y de a poco fui sintiéndome más seguro conmigo y con mi cuerpo: por eso hoy me animo a mostrarme como soy y a hacer esta producción de fotos. Lo que más me reconfortó es que, al tiempo, Paula conoció a otra persona con quien tuvo una hija. Y ver que ella pudo rehacer su vida y que mi hijo vive en una casa feliz con una familia adorable, me hace sentir un gran alivio. Ver que ella pudo levantarse de un golpe así, que quizá otras mujeres se quedan estancadas en el resentimiento, en la bronca, me cambió la cabeza. Se me fue la culpa y me corroboró que hice bien al ser honesto conmigo y con los demás. Me hace sentir orgulloso de la decisión que tomé, porque la gente que amo está bien y el resto de la gente no me importa, no me afecta lo que puedan decir sobre mí.
-¿Y cómo tomaste la decisión de contárselo a tu hijo?
-El año pasado tuve un acercamiento al Bailando y dije "si llego a entrar, no quiero que mi hijo se entere por televisión". Entonces eso un poco me aceleró. Lo hablé con Paula y ella estaba de acuerdo. Incluso, se ofreció a estar conmigo, pero me pareció que era un tema entre nosotros. Fue una charla súper natural y espontánea, hasta divertida te diría. Enseguida me di cuenta de que él había entendido todo y nuestro vínculo ahora es más fuerte. Siento que ya no le debo nada a nadie y estoy en paz. Supe que el día en que me senté a decir la verdad, todo cambió para bien. A la larga siempre la verdad es lo mejor, duela más o duela menos, pero es lo mejor. Ese es el mensaje, no hay que tener miedo, te sacás la mochila enorme que tenés y vas más liviano por la vida.
-¿Hoy estás en pareja?
-No tengo mi vida sentimental encaminada, estoy soltero y muy bien. Estuve una vez en pareja, pero no era el momento porque no estaba preparado para tener una relación, porque no me conocía yo todavía. Estuvimos tres años, pero no había futuro, era mi primera experiencia. Me puse en pareja casi inmediatamente después de separarme. No tenía amigos porque, en realidad, eran los amigos de Paula y me agarré a él como a un tronco en un océano. Me aferré sin haber resuelto un montón de cosas. Estaba rearmándome de nuevo, imaginate que decidí cambiar mi vida a los 34 años. Sentía que tenía que explicarle todo a todo el mundo porque tenía una casa, una pareja, un hijo. Siempre les digo a Mariana (Fabianni), Lucas González (productor ejecutivo del programa), Mariano Chihade y Mario Cella (de Mandarina) que el programa me salvó la vida. Llegó justo cuando empecé a levantarme y el ciclo acompañó mi proceso hacia la felicidad. Sentí que podía estar bien y por eso no me olvido más. Ahora me siento preparado, pero no estoy buscando una pareja.
-¿Y ahora qué esperás de la vida?
-Yo pensé que la felicidad no era para mí, que tenía que conformarme con lo que tenía. Y después vi que la persona que de verdad tiene ganas de estar bien saca la fuerza de donde sea. Lo mío fue muy de a poco, pensá que para poder estar acá hablando con vos, para que no me afecte y contarlo hasta con alegría, pasaron siete años. Hoy somos una familia ensamblada, adoro a la hija de Paula y me llevo súper bien con su marido. Voy a buscar a Teo y me quedo comiendo con ellos. No es un trámite. Haber logrado esto es mi mayor orgullo. Esta nota también es importante para mí, para poder plantarme cuando tengamos que debatir un tema así, tan duro para mucha gente. Que puedan ver a un comunicador que lo padeció y digan "yo también puedo salir adelante". Me costó años de mi vida ser feliz, y hoy puedo decir que lo logré. Tengo todo lo que quiero y quiero todo lo que tengo. Solo hago lo que tengo ganas, y solo busco estar bien. Para castigarme ya tuve años. Se puede, cuesta, por eso digo que la decisión de ser feliz, duele y hay gente que se queda en el intento. Pero lo mejor siempre está del otro lado.
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Producción: Aldana Moreno Lusianzoff IG: @aldi.morenol TW: @aldimoreno
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