"Que él haya llegado al Universo con nosotros fue muy mágico porque a mí me costó muchísimo ser mamá. De hecho, me habían dicho que era imposible", dice con muchísima dulzura Lorena Ceriscioli (45), mientras su hijito Gennaro (4) come un turrón en su falda.
El departamento de Belgrano luce impecable, con una barra con bebidas y un amplio sillón. Los juguetes de Gennu, como le dicen sus padres cariñosamente, descansan en su habitación. En el living, la mánager de modelos y dueña de la agencia LO Managemente, vive junto al pequeño y Juan Pablo Ramognino (52), su pareja.
"En un principio no sabían por qué no podía quedar embarazada, me hice muchísimos estudios. Me pasaba que tenía menstruaciones continuas, me operaban y no lo solucionaban. Además tenía miomas, endometriosis y talasemia, que es una anemia hereditaria. Ya había aceptado el hecho de que no iba a poder tener hijos. Pensaba 'en esta vida no me toca'".
-¿Cómo es la dinámica familiar de la casa?
-Mirá, a Gennu le gusta levantarse tarde y también acostarse tarde. Está muy acostumbrado a estar con nosotros entonces cena tarde porque así son mis tiempos también y él nos pide jugar.
-¿A qué juegan?
-Le gusta armar rompecabezas, dibujar, lógicamente ver películas. Ya se sienta y se ve una película entera, que antes no lo hacía. Leemos muchos cuentos y después él se los aprende y los "lee" y los interpreta.
-¿Cómo cambió tu vida la llegada de tu hijo?
-Fue mágico. Me costó mucho ser mamá. Me habían dicho que no tenía ninguna posibilidad por cuestiones de salud. Y de repente, apareció él: es el motor de mis días.
-¿Qué te decían que tenías?
-En un principio no sabían por qué no me embarazaba, me hice muchísimos estudios. Me pasaba que tenía menstruaciones continuas, me operaban y no lo solucionaban. Además tenía miomas, endometriosis y talasemia, que es una anemia hereditaria. Ya había aceptado el hecho de que no iba a poder tener hijos. Pensaba "en esta vida no me toca". Sí obviamente lo trabajé con mi terapeuta. Por otro lado sé que yo me dediqué mucho a mi trabajo y siento que las mujeres nos realizamos desde miles de lugares y soy muy feliz con mi vida de ahora y también con la que tenía antes de Gennaro. Me encantaba y tenía mucho amor también porque desde mi agencia de modelos trabajo con chicas muy jovencitas, así que básicamente mi maternidad la tenía bastante resuelta. Me ocupo personalmente de las chicas y siento que los hijos son de la vida y que muchas veces yo cumplo ese rol con ellas.
-¿Cómo fue que finalmente pudiste quedar embarazada?
-Hice un tratamiento por la endometriosis y los miomas con un excelente médico que se llama Claudio Ruhlmann. Él me operó y le pregunté, así como fantaseando: "¿Y, doctor, qué le parece si yo haciendo algún tratamiento podré quedar embarazada?". Y él me dijo: "Mirá, Lorena, vos probá naturalmente porque me parece que hice un trabajo excelente". Y a los dos o tres meses quedé embarazada. No de Gennaro, sino de otro bebito que perdí, pero ya para mí eso fue como un triunfo. Me hice más estudios después y se planteó la posibilidad de empezar un tratamiento, pero ahí me asusté y preferí no hacer nada. De repente a los seis meses quedé embarazada de Gennaro.
-¿Y qué te pasó ahí?
-¡Susto! Creo que todas las mamás pasan por eso en un embarazo y yo tenía 40 años y cumplí los 41 antes de que nazca él. Me re cuidé, hice todo lo que me dijeron. Si me decían "andate a la cama" me quedaba petrificada acostada. Uno se prepara para todo en la vida menos para ser mamá. Una vez que lo tenés decís "¿y ahora qué hago?".
-¿Cómo lo resolvieron?
-¡Gennu era tan chiquitito! Fue todo tan especial y yo soy re cabulera, entonces no había comprado nada. No había nada de niños en la casa. Gennaro nació un mes adelantado aparte, así que no había cunita, creo que la ropa no se la había lavado. Por otro lado, en la ecografía me habían dicho que era enorme y le pedí a todos que le compren ropa como para tres meses pero cuando nació pesaba dos kilos novecientos, todo le quedaba enorme. Es más, la primera noche se hizo pis como diez veces y al final ya se quedó desnudo. ¡No tenía más ropa para ponerle! Me sentía re mal. Lo envolví en una sabanita, quedó durmiendo así porque toda su ropa se había ensuciado. Lógicamente no lo sabía cambiar, cada vez que intentaba se meaba todo encima, todo entero. ¡Decí que era noviembre y no hacía frío!
-¿Cuál es la forma que elegís para criarlo?
-Mi desafío es siempre tratar de que se dé cuenta que tiene que agradecer. Y siempre respetando al otro. Es difícil, pero a mí me lo enseñaron muy bien y yo les agradezco a mis papás también que me hayan puesto límites. A Gennaro se los ponemos y trato de mantenerme firme cuando le digo que no. Me pasa con la comida: él come pescado, verdura, quinoa, palta, tomate, todo. Pero, ¿sabés lo que me costó? Solo le cocino yo y me ocupo todos los días de darle de comer. No fue fácil.
"Siento que las mujeres nos realizamos desde miles de lugares y soy muy feliz con mi vida de ahora y también con la que tenía antes de Gennaro. Me encantaba y tenía mucho amor también porque desde mi agencia de modelos trabajo con chicas muy jovencitas, así que básicamente mi maternidad la tenía bastante resuelta".
-¿Qué otra situación complicada recordás?
-También me esforcé mucho por darle dos años y medio la teta. Y el proceso de amamantar tampoco fue "ay, me explotan de leche, soy una vaca lechera". No. Me fue re difícil, Gennaro dormía mucho, entonces no succionaba. Cuando me lo ponía en la teta daba dos chupones y se dormía, entonces las puericultoras me ayudaron mucho y me hacían sacarme, meterle mi dedo en la boquita con un poco de leche y cuando empieza a succionar darle con una jeringuita. Así estuvimos un mes. Pero después pasó.
-¿Qué dirías si te pregunto qué es Gennu para vos hoy?
-Es lo mejor que me pasó en la vida y lo único que me importa.