Podría haber elegido la vida confortable y segura que tendría bajo el ala protectora de su padre, con quien de hecho trabajó y con éxito en la empresa familiar. Pero no. A los 19 años Jerónimo Weich (23) tomó una decisión radical que contó con el apoyo de Julián Weich (50), su papá.
Hace dos semanas, el conductor contó la increíble historia del segundo de sus cuatro hijos (además es papá de Iara, de 27; Tadeo, de 19; y Tomás, de 13) en una entrevista con Perros de la Calle: "A los 19 años Jerónimo decidió irse de mochilero con rumbo desconocido. Dejó el trabajo, sus estudios de cine, el gimnasio, el rugby. Al padre, a la madre, la familia... Dejó todo", explicó Julián. Tras lo cual, aclaró que no intentó razonar con él para detenerlo: "No me dio mucho tiempo de regañarlo, porque casi que se fue al día siguiente de que nos contó. Lo apoyé, siempre le dije ‘sí, dale’. Después me di cuenta de que tendría que haberle hecho algunas preguntas antes. A los tres días de mochilero estaba en Bolivia, y todo a dedo o en micro. Al principio él tenía algo de plata propia, hasta que en un momento le dije basta a la tarjeta".
En esa nota, Julián reveló: "Estuvo así dos años por Sudamérica. Cuando le corté la tarjeta me dijo que me entendía. Vivió de lo que ganaba con los malabares que hacía y de lo que aprendió a hacer en el camino. El de acá se fue haciendo bombones, pulseritas, pintaba casas, era mozo, cualquier cosa. Se fue rebuscándosela. Aprendió a hacer malabares y se profesionalizó con otros malabaristas. Hoy está haciendo malabares en Superí y Olazabal".
Hasta esa esquina del barrio de Belgrano se acercó un fotógrafo de la revista Paparazzi, quien retrató al muchacho en plena performance delante de los autos, aprovechando los semáforos rojos.
"La pregunta era qué iba a hacer Jerónimo acá, porque no podía vivir en la calle. Entonces, decidió ser malabarista, pero siguió con su filosofía", reflexionó Julián Weich en su momento. E incluso le contó a Andy Kusnetzoff que cuando lo fue a visitar a Panamá, durmieron juntos en la calle: "Mientras él hacía malabares yo pasaba la gorra".
A pesar del paso del tiempo, o del inhóspito invierno, Jerónimo sigue fiel a su forma de vida bohemia.
Fotos: revista Paparazzi