Más allá de fotos sexies en revistas y redes sociales, por primera vez en su extensa carrera Florencia Peña (42) se animó a sacarse (toda) la ropa y realizar un desnudo total: la producción que realizó para la revista Gente y que la tiene en tapa es una celebración de su cuerpo y de la mujer que hoy es.
"Este giro se dio por la viralización de mi video sexual. Eso me obligó a hacerme cargo de que así soy, 'una mina que vive su sexualidad a full'. Que soy mamá, pero también decido no quitarle un minuto a la amante".
La actriz de Quiero vivir a tu lado lució sus súper curvas y presentó oficialmente los nuevos tatuajes que se hizo, con los que totaliza 11 tattoos, a los que les gusta llamar "ofrendas" y "mimos ancestrales".
"Este giro se dio por la viralización de mi video sexual. Eso me obligó a hacerme cargo de que así soy, 'una mina que vive su sexualidad a full'. Que soy mamá, pero también decido no quitarle un minuto a la amante", asegura. "En aquel momento me sentí una víctima de 'el afuera' y me castigaba por haberme grabado. Hasta que entendí que todos, consciente o inconscientemente, elegimos lo que nos sucede. Lo que pasó vino a hablarme de aceptación. Nunca fui la más linda, pero entro a un lugar y hay algo que sucede con mi energía. Yo había crecido con vergüenza de ese aspecto, por el mandato social que arrastramos: 'Ser puta está mal. Debés ser una señora decente'. ¡Hay que liberar esa energía sexual, que es tan poderosa! A partir del video me miré con compasión y me quise más. Por eso ya no me importa qué piensen sobre mí", reafirma.
"La madurez trajo otro modo más genuino de relacionarme con mi cuerpo: más libre, más amoroso, menos obsesivo. Comencé a sentirme más sensual y entendí que mi sex appeal no tiene que ver con tener menos teta o más culo, sino con saber dónde estoy parada".
Más segura que nunca de sí misma y a favor del tetazo de días atrás en el Obelisco, Flor profesa una nueva mirada sobre lo físico: "La madurez trajo otro modo más genuino de relacionarme con mi cuerpo: más libre, más amoroso, menos obsesivo y muy del 'cuando puedo' (electrodos, cuando puedo; meso, cuando puedo; gym, cuando puedo). Tengo una mirada muy holística. Tantos años de trabajo conmigo misma para saber quién soy y qué quiero, me amigaron con mis imperfecciones (recurre a la terapia convencional, yoga, digi reiki, meditación y bioneuroemoción, que alterna 'según la necesidad'). Entonces comencé a sentirme más sensual. Entendí que mi sex appeal no tiene que ver con tener menos teta o más culo, sino con saber dónde estoy parada".
"Comencé a tatuarme dos meses después de mi separación. Los primeros remiten a emociones que debía llevar en la piel para no olvidar jamás. Fueron como cicatrices del dolor, la fortaleza y el renacimiento".
¿Su nueva filosofía es contraria a las "ayuditas" que puede tener la medicina estética? "La primera cirugía que me hice fue al mes de vida: debieron cerrarme los frontales; de ahí la cicatriz en mi frente. Luego decidí operarme dos veces, a los 18 para reducir mis lolas, y después del nacimiento de mi segundo hijo, para levantarlas. Pero tengo gigantomastia y en cualquier momento debería achicar el tamaño. Si todavía no lo hice es por una gran razón: quiero ser mamá otra vez", cuenta.
"Como decimos con Rama, 'todas las demás fueron pruebas piloto'. El sexo es como un guión de teatro. Sobre el escenario, es el de siempre. Pero en cada función las frases sensibilizan diferente".
A pesar de que hoy eligió llevar un enorme tatuaje en su cola, no son los primeros que sea hace: "Comencé a tatuarme dos meses después de mi separación. Los primeros remiten a emociones que debía llevar en la piel para no olvidar jamás. Fueron como cicatrices del dolor, la fortaleza y el renacimiento. 5 años después volví a American Tattoo por algunos más, esta vez como lienzo vivo, con la única finalidad de decorar la piel que me acompaña en una etapa más luminosa, feliz, plena. ¡Y todavía faltan, al menos, dos! Uno compartido con mi hermana y otro con Rama (su novio)".
Según confiesa Flor, su noviazgo con Ramiro Ponce de León (42) está mejor que nunca y el sexo es central: "Como decimos con Rama, 'todas las demás fueron pruebas piloto'. El sexo es como un guión de teatro. Sobre el escenario, es el de siempre. Pero en cada función las frases sensibilizan diferente. Van calando capas. Y en ese decir, siempre se descubre una emoción, aunque el texto sea el mismo".
Durante sus vacaciones en Mar del Plata ya había lucido el gran tribal en su glúteo derecho. Pero en esta producción de fotos de Christian Beliera para la revista Gente, presenta otros flamantes tatuajes, entre ellos, la palabra "Pasión" en su glúteo izquierdo, enmarcada en un rectángulo que convierte en un sello al diseño: "El culo siempre me resultó erótico. Y el mío, en particular, tiene entidad propia. Consciente de que es lo mejor que heredé de mamá y muy harta de la mesoterapia, pensé: '¿Qué recurso estético puedo emplear para conservarlo algún tiempo más?'. Así, con un poco de arte tribal, lo convertí en una pieza única. Y la palabra 'Pasión' me la hice porque tuve ganas". Además, en su antebrazo izquierdo tiene un Gayatri Mantra: "Lo cantaba en tiempos de tristeza". Unos centímetros más arriba, en su brazo izquierdo, aparece un brazalate hindú, religión con la que comparte filosofía. En su hombro, la Flor de Loto, por todas las veces que asegura haber renacido. En el lumbar, "María", nombre compartido con su hermana. En la nunca, la palabra "amor" en chino. Y en su espalda, un corazón que encierra los nombres de sus hijos: Juan y Tomás.
¡Mirá el desnudo total de Florencia Peña!
Fotos: revista Gente