La muerte de Diego Maradona se vive con profundo pesar tanto en el ambiente futbolístico como en el grueso de la población mundial, que llora la partida del exfutbolista. Mientras miles de fanáticos se reúnen en los epicentros de varias de las más importantes ciudades del mundo, otros han convertido algunas de las casas más emblemáticas del ídolo en santuarios.
La casa ubicada en Cantilo y Marcos Paz, que el exfutbolista le regaló a Don Diego y Doña Tota y en donde se solía reunir con su hijo Dieguito Fernando, recibió la visita de varios admiradores del héroes del fútbol que dejaron velas y flores en el frente.
El otro lugar en el que comenzaron a congregarse los fanáticos de Diego fue el edificio de Segurola y Habana, en el que vivió junto a Claudia Villafañe y sus hijas Dalma y Gianinna al regreso de su etapa en Europa. Ahí también depositaron flores, velas, mensajes, remeras y hasta pasacalles para el Diez.