Desde el momento en que se supo que Benajmín Vicuña (38) interpretaría a Evita en la obra Eva Perón de Copi -pseudónimo del artista Raúl Damonte Botana-, el actor quedó en el foco de la polémica. Estrenada la pieza teatral, el reconocido intelectual peronista Julio Bárbaro asistió al teatro Nacional Cervantes invitado por una revista, y en Los Ángeles de la Mañana emitió su más sincera opinión. Sin filtro.
Plantado en el centro del estudio, el hombre de la voz ronca confesó: "El viernes fui a ver la obra de Evita, con Vicuña. Me acerqué a Vicuña y charlamos unos minutos al final". Entonces, Ángel de Brito solicitó que haga su crítica erudita, y el invitado tuvo la honestidad de explicar su conflictivo pasado con el autor de la obra, quien vivió gran parte de su vida en Francia: "Yo tengo claro una cosa. Cuando Copi hizo la obra (N de la R: en 1969), era militante peronista, llenábamos botellas de alquitrán, las tapábamos y se las tirábamos al Hospital Francés y a la Embajada de Francia. Así empezamos con este buen muchacho. Copi es un provocador, pero si a la obra se le saca el nombre Evita, es de una pobreza…".
“Vicuña me dijo que estaba de acuerdo con mi opinión. Él hace la obra porque un artista hace la obra que le toque, y eso es la amplitud. No hace la obra que le gusta. Hay algunos actores que hacen de sí mismos, no es el caso de Vicuña. Él es capaz”.
Instantes más tarde, Bárbaro reveló el diálogo que tuvo con el actor chileno: "Le dije a Vicuña que, como actores, le ponen pasión a un texto que no tiene peso, existencia ni entidad". Frente al revuelo de sus dichos, el papá de Carmela Bárbaro explicó: "Los actores son muy buenos, el texto es patético. La provocación sin talento, es infantil. La provocación es buena si además está acompañada por un vuelo".
Así, el político confesó cuál fue la reacción del protagonista de la obra: "Vicuña me dijo que estaba de acuerdo". De inmediato, Julio Bárbaro volvió a rescatar la labor de los artistas en escena: "La actuación es brillante. Puede actuarse muy bien un texto vacío, o actuarse muy mal un texto genial".
"Los actores son muy buenos, el texto es patético. La provocación sin talento, es infantil. La provocación es buena si además está acompañada por un vuelo".
Cuando Nancy Pazos se preguntó por qué Benjamín Vicuña haría una obra con la cual no está de acuerdo, Bárbaró reflexionó con otro elogio al galán: “Él hace la obra porque un artista hace la obra que le toque, y eso es la amplitud. No hace la obra que le gusta. Hay algunos actores que hacen de sí mismos, no es el caso de Vicuña. Él es capaz”.
Al final, Andrea Taboada salió al cruce de Bárbaro, al considerar que la provocación es la esencia de toda la obra de Copi, y Julio reflexionó sin eufemismos: "Le pone el nombre Evita para llamar la atención, pero de Evita no pone nada. Si en lugar de Evita se llamaba 'Mi tía, la gorda', no la ve ni la tía gorda. El texto es malo, es pobre. Es una provocación excesiva y patética. Julio Cortázar era antiperonista y vivía en París, pero tenía talento para tirar para arriba. En este muchacho Copi, en el dibujo hay talento, pero para mí la dramaturgia está ausente sin aviso".