Reciente ganadora de un Premio Gardel por su disco Vuelvo a ser luz", la cantante Julia Zenko revisitará sus más de 40 años de trayectoria en el show por streaming que ofrecerá el próximo sábado 14 a las 21, en vivo desde el Auditorio de Belgrano, al que afirmó que encarará del mismo modo que si fuera un recital con público presente.
"Cuando abordo una canción, sea en el sillón de mi casa para amigos o familiares, o en un escenario, me gusta meterme profundamente en ella e interpretarla de corazón", remarcó la artista a Télam, al relativizar el impacto que tendría para su performance la ausencia de público en vivo, aunque aceptó que "nada suple esa energía que se genera en el ida y vuelta del aplauso".
La afirmación de la intérprete se sustenta en la experiencia previa del pasado 12 de septiembre, cuando mostró bajo esta modalidad las canciones del galardonado disco, integrado por canciones románticas inéditas de compositores como Jairo, Fabiana Cantilo, Teresa Parodi y Jorge Fandermole, entre otros; con dirección musical y arreglos de Lito Vitale.
Sin embargo, esta ocasión será diferente porque el repertorio girará en torno a su ecléctico recorrido artístico, con el rescate de algunas canciones que hace mucho no interpreta, algunos tangos y temas que forman parte de su listado habitual.
En el recital, que podrá verse por la plataforma NubeCultural, la cantante estará acompañada por Nacho Abad, en piano; Sebastián Henríquez, en guitarra; Gustavo Chenu, en batería y percusión; y contará con su hija Laura González, -autora de uno de los tracks de Vuelvo a ser luz"- y Eli García, como invitadas especiales.
El concierto del próximo sábado, las sensaciones por haber sumado otro Premio Gardel a su trayectoria y el carácter diverso de su obra son algunos de los tópicos abordados en la charla que la intérprete mantuvo con esta agencia.
Télam: -¿Cómo prepara un show por streaming para un público virtual? ¿Hay diferencias en relación al modo de preparación de un concierto para una audiencia en vivo?
Julia Zenko: -La gente que se encarga de las cámaras y la puesta de luces me decía de hacer alguna toma de espaldas a las butacas y crear algunos climas que en vivo no se podrían hacer. Es algo nuevo e interesante que no se me había ocurrido. Va a haber ese tipo de cosas pero la preparación del show para mí es lo mismo. Solo cambia obviamente la sensación de la necesidad del aplauso. Ese ida y vuelta que frente a una cámara no tenés.
T: -¿Cómo se suple eso, si es posible?
JZ: -Tanto en el primer streaming que hice como en este tengo una pantalla en el escenario y me comunico por ahí con la gente a través del chat. Ahí la gente te aplaude, te pide temas, entonces hay una comunicación. Hay que armarse de una imaginación para sentir que del otro lado hay gente aplaudiendo, gritando o bailando. Pero nada suple la energía de lo real y personal del público cuando está ahí. Evidentemente, hay algo que hace que cuando la gente golpea sus manos en un aplauso, largue una energía que llega al escenario, que es necesaria y hermosa cuando se recibe.
T: En este contexto, ¿qué futuro vislumbra para los streaming?
JZ: Nada reemplaza el vivo, pero creo que es una opción muy interesante para aquellas personas que viven lejos o no pueden salir por diferentes circunstancias. Yo creo que se puede hacer un vivo con gente y, a la vez, puede salir por streaming para los que no pueden ir. Me parece un interesante agregado, como una sumatoria al show.
T: ¿Qué valor le da al hecho de que su último disco haya sido premiado con un Gardel? ¿Lo tomó como un reconocimiento al disco en sí mismo o cree que en realidad se premió su trayectoria?
JZ: Yo ya había ganado otro Gardel pero este fue especial porque me llegó en un momento distinto, superando un problema de salud. Fue como un regalo del universo para sacarme una sonrisa. Como si dijera "vamos bien". Me gusta pensar en los mensajes y las señales, y esta fue una hermosa señal, algo que se dimensionó de otra manera por las circunstancias que lo rodearon. El reconocimiento yo lo vivo día a día. Todo el tiempo recibo cosas maravillosas de la gente, del medio. Si el reconocimiento es a un nuevo trabajo luego de tanto camino artístico, es maravilloso; va sumando en emoción y en afianzamiento a lo que estoy haciendo. Es un reconocimiento también al trabajo de Lito Vitale y al repertorio elegido.
T: En sus más de 40 años de trayectoria ha abordado a autores de géneros bien diversos sin perder su propia identidad. ¿Cuál es la clave de estas relecturas?
JZ: Tiene que ver con poder disfrutar de la música, más allá de los géneros. Poder disfrutar del mensaje, de la letra, del poema, de la narrativa de lo que escribieron los compositores. Yo soy intérprete y, al no escribir mis propias canciones, trato de elegir en las palabras y las músicas de otros, mi propia canción, mi propia palabra, mi propia música. Cuando encuentro una canción que dice lo que yo tengo ganas de decir y con la melodía que me hubiera gustado escribir, la canto sin importarme el género. En los primeros tiempos me cuestionaron por eso porque pareciera que necesitan rotularte de alguna manera, pero ahora ya se acostumbraron. Hace ya un tiempo que los intérpretes tenemos esa hermosa libertad. ¿Por qué me voy a quedar en un solo camino, si apuesto a la diversidad en todos los sentidos de la vida? Me aburro fácilmente y siempre quiero probar otras cosas. Me acuerdo cuando empecé a grabar tangos y lo convoqué a Rubén Juárez para una versión de Vuelvo al sur. Cuando terminamos me dijo: "Bienvenida al tango"; y yo le contesté: "Gracias, pero no pienses que me voy a instalar en el tango para siempre".