Siempre cerca de sus seguidoras, Juana Repetto volvió a contarles una experiencia que vivió con su hijo, Toribio, y que la hizo reflexionar sobre su manera de reaccionar ante algunas situaciones. Junto a un montón de fotos y videos de su hijo nadando, la actriz reveló que le costó un montón que el nene le perdiera miedo al agua y que, al principio, ella le insistía tanto para que se metiera que el chiquito sentía pánico.
"Por aquí los que me siguen hace rato saben que Toro es bastante mandado y poco temeroso en lo que respecta a lo corporal, es un niño que tiene un muy buen manejo y conciencia acerca de su cuerpo. Era impensado para nosotros (su familia) que el agua le diera tanto miedo. Les hablo de miedo al nivel de no meter un pie en el primer escalón de una pileta, literalmente. Como siempre están la ansiedad y expectativa personal, en este caso se suma que el que sepan nadar es una gran tranquilidad para nosotros a nivel seguridad y ni hablar de la mirada del resto que como siempre es un grano en el culo", comenzó contando la actriz.
"Busqué herramientas que lo ayudaran a poder disfrutar sin sentir miedo y entre un flota flota (conseguí EL MISMO de la clase de natación) más las clases, más unos bracitos... De a poco, se fue mandando".
Y contó cómo, de a poquito, el nene se empezó a meter al agua hasta que le perdió el miedo y logró disfrutar por primera vez de jugar en la piscina: "La cuestión es que yo (que a veces caigo en todo lo anterior, pues soy humana) le insistía en que se metiera al agua, él me decía muy claramente que le daba miedo y no quería. Por suerte, generalmente logro ver que estoy forzando algo al pedo y confío, acompaño y espero. Peroooo... quería que le perdiera el miedo al agua y decidí proponerle empezar natación en lo de unos amigos y le encantó la idea. Tomamos esas clases en las que no lo obligamos a hacer nada que no quisiera o le diera inseguridad, y empezó a divertirle meterse en la pile pero con la profe nomás. Ni a upa mío, ni solo, ni con bracitos ni nada, ¡PÁNICO! Busqué herramientas que lo ayudaran a poder disfrutar sin sentir miedo y entre un flota flota (conseguí EL MISMO de la clase de natación) más las clases, más unos bracitos... De a poco, se fue mandando".
Antes de cerrar, hizo un mea culpa en referencia a cómo reaccionó en un primer momento. Sí, insistiéndole para que se metiera y enfrentándolo con su miedo. "Siento que cada vez que flaqueé intentando ayudar a que aprendiera a nadar incitándolo a hacer algo que no quería o para lo que no se sentía listo, exponiéndolo a sentir miedo... solamente logre paralizarlo aún más, el efecto contrario, lo tiré un paso (o varios) para atrás. Simplemente por una necesidad mía. Pero por suerte siempre tengo también al enano bueno en la cabeza recordándome todo lo aprendido, toda la experiencia vivida en procesos anteriores y recordándome que cada vez que algo me dio ansiedad, cada vez que intenté intervenir en algún proceso evolutivo de mi hijo, no logré nada. Siempre que confié, acompañé, estuve ahí brindando las herramientas que me pedía, todo llegó", cerró, muy sabia, desde Florida, Estados Unidos.