Lo de José Bianco es mucho más que dar el pronóstico del fin de semana. El osado metereólogo de eltrece y TN lleva la pasión por el trabajo un paso más allá. “Si hay algo que me gusta de mi profesión es salir a cazar tormentas. Nací en Bahía Blanca y a los 17 años vine a vivir a Buenos Aires. Acá empecé la carrera de Licenciatura de Ciencias de la Atmósfera en la UBA”, le confesó a Ciudad, en una entrevista de 2015. Y vaya si es cierto aquello de “cazar tormentas”.
Instalado desde el jueves pasado en Miami junto al camarógrafo Federico Gandolfi y el asistente de cámara Nicolás González, José cubre con dedicación y profesionalismo la furia del huracán Irma. El destacado trabajo del equipo de TN logró un pico de rating de 10,5 puntos en medio del temporal (con vientos máximos sostenidos de cerca de 210 kilómetros por hora).
"Nací en Bahía Blanca y a los 17 años vine a vivir a Buenos Aires. Acá empecé la carrera de Licenciatura de Ciencias de la Atmósfera en la UBA".
-¿A qué edad se te despertó la curiosidad por esta profesión que es poco convencional?
-Sí, era una de las carreras menos estudiadas de la UBA, inclusive menos que bibliotecario, y no porque sea una mala carrera, sino porque hay muchas personas que trabajan sin haberla estudiado. Mucha gente que aparece en televisión no hizo la carrera y es común que se crea que es un oficio en lugar de una ciencia. Pero volviendo a la pregunta, me di cuenta que quería ser meteorólogo porque en Bahía Blanca hay mucho viento, hace mucho frío, mucho calor y hay muchas tormentas. También me gustaba la física y las matemáticas; y no me gustaba ser abogado, nunca me interesó la medicina... Entonces, por descarte de cosas que no me gustaban y por elección, opté por la meteorología, que terminó siendo una carrera mucho más seria y robusta de lo que me imaginé. Me atrapó y no me arrepiento de elegirla.
-¿Qué dijeron tus padres cuando les comunicaste lo que querías estudiar?
-Mi familia siempre me apoyó y nunca me obligó a cuestionarme cosas antes de tiempo, yo era el que les contaba a mis padres lo que me gustaba y cómo iba avanzando en la carrera. Era una política ya tomada, porque mi hermano es ingeniero forestal y mi hermana es maestra especial, fundó una escuela de equinoterapia en Bahía Blanca. Ellos ahora viven allá.
"Con Laura, mi novia, nos conocimos por Facebook. Nos vimos, la llevé a comer a una pizzería berreta y la hice caminar 60 cuadras. Así empezamos y, con eso, me demostró que había amor".
-Cuando empezaste a estudiar Meteorología, ¿lo asociabas a la popularidad que te podía generar estar en televisión?
-No, generalmente no proyecto. Nunca imaginé entrar a la facultad para algo. Inclusive, no sabía muy bien cuál era la salida laboral. Si vas al pabellón 2 de Ciudad Universitaria te das cuenta que nadie, de los que van ahí, quieren trabajar en televisión, es la contrafase de lo televisivo. La gente está pensando en hacer una carrera científica y de investigación.
-¿Cómo se caza una tormenta?
-Tiene que ver con tratar de pronosticar una zona determinada en donde, al día siguiente o dentro de 48 horas, van a darse condiciones favorables para que se formen tormentas, como mucha humedad, cierto desorden dentro de la atmósfera y otras condiciones más técnicas que te llevan a que dentro de un radio de 200 kilómetros sepas que se van a formar tormentas severas. Entonces, cuando esas condiciones se dan y no muy lejos, alquilamos autos y vamos con los instrumentos de medición y con las computadoras para poder ver la imagen del radar. Una vez que se forma la tormenta, nos metemos en la zona donde puede haber tornados o puede haber granizo, porque no es una mancha deforme una tormenta, tiene una estructura. Vamos ahí, prendemos la cámara y empezamos a contar.
Además, José nos contó de Laura Blanco, la bella misionera que le robó el corazón hace casi cuatro años. “Nos conocimos por Facebook, ninguno de los dos nos acordamos bien quién agregó a quién, es muy probable que yo a ella. Hablábamos y, después de un tiempo, Laura me dijo que venía a Buenos Aires. Nos vimos, la llevé a comer a una pizzería berreta y la hice caminar 60 cuadras. Así empezamos y, con eso, me demostró que había amor. Luego se vino a vivir acá, empezó a estudiar y terminó decantando todo en una convivencia”, detalló.