El rumor se instaló hace algunas semanas y los propios protagonistas se encargaron de avivar el fuego. Mensajito va, mensajito viene, Jorge Rial y Agustina Kämpfer se prodigaron mutuos piropos a través de los medios hasta que, finalmente, concretaron su encuentro en un bar de Palermo Hollywood. Y, ahora, llegó el primer indicio concreto de la confirmación del romance por parte del periodista.
"Hoy por hoy, ¿no hay romance todavía?", quiso saber el movilero. Cruzado de brazos, Rial esbozó una mueca cómplice y, tras un más que elocuente silencio, disparó un "chau" con una pícara sonrisa dibujada en su rostro.
El conductor de Intrusos enfrentó la cámara de AM al salir de América y habló de la incipiente relación con la bella pelirroja. “No, lo de hombre codiciado me queda grande el papel ese, dejalo para los pendejos”, comenzó y contó detalles del primer encuentro. “En realidad no fue un café, fue pisco sour. Cuando llegué vi que en una mesa estaban tomando pisco sour y me dieron ganas. No es mala idea como excusa, Agustina me debés un café”, aprovechó Rial, rápido de reflejos.
“Sí, estoy con ganas del segundo encuentro, ¿por qué no? Me cayó muy bien, podemos tenerlo cuando ella disponga. Obvio que me gusta como mujer, la verdad es que es muy linda y muy inteligente y son dos cosas fuertes”, agregó el periodista.
"Obvio que me gusta como mujer, la verdad es que es muy linda y muy inteligente y son dos cosas fuertes. Yo siempre tengo ganas de volver a enamorarme es el mejor estado que uno puede tener".
Pero lo más jugoso de la entrevista quedó para el final, cuando Jorge reconoció que ya está listo para empezar una nueva vida, luego de su separación de Loly Antoniale. “Yo siempre tengo ganas de volver a enamorarme es el mejor estado que uno puede tener”, admitió el intruso, antes de la última pregunta del cronista, que dio en el clavo.
“Hoy por hoy, ¿no hay romance todavía?”, quiso saber el movilero. Cruzado de brazos, Rial esbozó una mueca cómplice y, tras un más que elocuente silencio, disparó un “chau” con una pícara sonrisa dibujada en su rostro.
Ya lo dice el refrán, una imagen vale más que mil palabras.