Es una mamá súper presente, trabajadora y amorosa. Tanto en la realidad como en la ficción. En ambas, y según sus propias palabras, transita una particular forma de maternidad y en esta entrevista nos explica por qué.
Inés Estévez (54) es una de las protagonistas de Pequeña Victoria, la nueva tira de Telefe en la que se cuenta la historia de cuatro mamás que se potencian para criar a una bebita nacida por subrogación de vientre. Selva, la mujer que Inés encarna, es dulce, protectora, atenta y muy madre, aunque no lo haya sido biológicamente.
"Selva, mi personaje en Pequeña Victoria, es muy particular. Tiene algunos secretos que se van a ir develando durante la tira".
En una interesante charla con Ciudad, la actriz habló de su actual desafío y también del que se le presenta en su casa con la crianza de sus hijas Cielo y Vida (10, a quienes adoptó en su relación con Fabián Vena).
-¿Cómo estás encarando a tu personaje?
-Es muy particular. Ella convive y está casada, pero tiene una relación casi fraterna con su marido. Es buena persona él, pero un poco demandante, casi un niño. Tiene algunos secretos Selva que se van a ir develando durante la tira...
-¿Cómo fue para vos volver a hacer una tira, con las exigencias que ello requiere?
-Hice muy pocas tiras en mi carrera. En este momento recuerdo Guapas. Y bueno, sí, es un ritmo distinto. Pero se está cuidando mucho el producto final así que se trabaja con cierta calma. Tuve la mala suerte este año de haberme enfermado mucho: tuve neumonía y gripe A. Eso comprometió un poquito la dinámica del personaje, pero lo recuperaron muy bien. Fue en el medio de las grabaciones cuando me enfermé, pero ya está todo perfecto y estoy recuperando escenas de capítulos más viejos. Nos bancamos entre todos.
"Creo que el rol materno hay que desromantizarlo. Es un puesto irrenunciable y que requiere muchísima entrega y uno es un ser humano falible, que comete errores, se cansa, se asusta y se enoja y entonces está bueno quitarle el peso de la impecabilidad".
-Sos uno de los íconos del momento en cuanto a tu maternidad, ¿cómo la vivís vos?
-Lo de ícono es un poco grande, pero creo que el rol materno hay que desromantizarlo. Es un puesto irrenunciable y que requiere muchísima entrega y uno es un ser humano falible, que comete errores, se cansa, se asusta y se enoja. Entonces está bueno quitarle el peso de la impecabilidad al rol materno y saber que es muy demandante y que somos humanos los que estamos detrás. En esta serie en particular, lo interesante es que se habla de los modos diversos de maternar. Y además, cómo la alianza y la fusión entre mujeres termina siendo algo muy valioso.
-¿Cómo te organizás con los horarios tuyos y de las nenas?
-Te soy sincera, por ejemplo hoy, solo quiero terminar las notas e irme a dormir. Me están esperando y además, la prioridad es descansar para estar bien para estar con ellas.
"No tengo grandes redes de contención. Es algo que me falta. No tengo familia cercana que pueda darme manos. Estoy sola y eso no es recomendable.Es una tarea bastante singular la mía, no es fácil. No se puede generalizar y no encuadra en ningún patrón habitual de maternidad".
-En Pequeña Victoria vemos que entre las cuatro mamás de la beba además de otros amigos y familiares se genera una importante red de contención que potencia los recursos. ¿Cómo lo vivís en tu realidad?
-No tengo grandes redes de contención. Es algo que me falta. No tengo familia cercana que pueda darme manos. Y por las características particulares de mis hijas, tengo una importante red profesional pero también de amor con los terapeutas que las acompañan. Terminan siendo de la familia. Pero a nivel humano, en el cotidiano no tengo red de contención. Estoy sola y eso no es recomendable. Lo digo en el sentido de que no tengo familia cerca. Tengo a mi hermana que tiene a sus hijos y su historia y cuando puede me da una mano. A mi hija más grande sí la puedo dejar al cuidado de alguien por un rato, pero a la más chiquita no. No es que la puedo dejar con cualquiera en cualquier momento, así que es una tarea bastante singular la mía, no es fácil. No se puede generalizar y no encuadra en ningún patrón habitual de maternidad.