El Indio Solari (67) es el protagonista de un imperdible mano a mano con Mario Pergolini, en el marco del documental llamado Tsunami que se estrenó en Vorterix.com en la mañana del lunes 10.
Rápidamente la producción especial del conductor y su equipo, que fue grabada el 11 de marzo pasado en Tandil, se convirtió en TT en nuestro país. Allí, el Indio habla de cómo sobrelleva el diagnóstico de Parkinson (enfermedad que confirmó padecer, justamente en el recital para 200 mil personas que dio en la ciudad bonaerense), del show e incluso se emociona hasta las lágrimas.
"Yo nunca entendí por qué me contaste que estabas enfermo", le dijo Pergolini a Solari casi al principio de la entrevista, en referencia a una charla que el músico tuvo con el conductor hace algunos meses. El Indio, sorpresivamente emocionado, respondió: "Yo tampoco... Yo no sé por qué soy el Indio Solari". En ese momento agarró su vaso de whisky y cerró esa parte de la nota con un: "¡Salud!".
Con un espectacular paisaje tandilense de fondo, el músico reveló: "Odio la decrepitud. Hoy voy a hablar con la gente y contarles lo que pasa, hay mucha información dando vueltas y quiero contar cómo viene la mano. Decrepitud son esos 30 años que la ciencia nos ha dado después de los 50 (...). El ser humano tiene estos 30 años a costa de una cosa espantosa que para mí es la decrepitud. Contados son los que llegan a los 80 años en plenitud física y mental. Uno empieza a ver menos, a escuchar menos, un buen día se cagó encima. La decrepitud no es una sobrevida agradable, te duele todo, qué sé yo. Y yo debo estar entrando en eso, evidentemente. Yo tengo Parkinson, que no es de ahora, pero con el tiempo empieza a manifestarse más. A mí no se me manifiesta temblando sino con rigidez. Esto no lo digan antes de que yo lo diga a la noche, ja, ja. Porque si no, no tiene gracia. Bah, no tiene ninguna gracia, ja, ja, ja".
El Indio siguió: "No le encuentro ninguna gracia. Yo soy un adorador de la juventud y es algo que se escapa de las manos. Yo me engañé tirando papel picado hasta hace poco, me creía el hombre metálico. Y un día, van y te dicen 'me parece que el papel picado ya no va', je. Yo me aferro a la vida, si no me pego un 'corchazo' y se terminó".
Pegolini: -¿Lo harías?
Indio: -Lo he pensado más de una vez, sí. No ahora. En este momento no estoy tan mal. Yo no sirvo para viejo, no te rías, boludo. Hay gente que sirve para viejo y otra que no (...). Creo que el ser humano tiene 50 años de vida genética y de plenitud genética.
"Yo me empecé a dar cuenta porque un buen día me iba a cortar las uñas y pensé 'bueno, habré dormido mal anoche' o abrocharme un botón y me costaba. Empecé a desconfiar de esas cosas, para eso hay medicamentos. Lo que pasa es que para eso ahora tomo como diez o doce pastillas. Antes de esto tuve Hepatitis C, que tenés un 50 y 50 y por suerte no quedó el virus. Últimamente tomo muchas pastillas, pero no de las que me gustan a mí".
Pergolini: -¿Sos claustrofóbico?
Indio: -Creo que he confundido varios síntomas de esta enfermedad con la claustrofobia. Por ejemplo, yo llegaba al BB King Club y me sacaba los zapatos, o en cualquier restaurant lo mismo. Con el tiempo, cuando me diagnostican esto, supongo que algunas de estas cosas que yo sentía, que creía eran claustrofobia, son propias del malestar de la rigidez que te provoca esta enfermedad. Yo no soy médico, pero estoy contando mi experiencia.
Pergolini: -Pero habrás leído...
Indio: -Y sí, es lo primero que hacés (...). De esta dolencia, de esta cosa, de este sufrimiento, no sé cómo llamarlo, no sé quién es quién. (...) Yo me empecé a dar cuenta porque un buen día me iba a cortar las uñas y pensé 'bueno, habré dormido mal anoche' o abrocharme un botón y me costaba. Empecé a desconfiar de esas cosas, para eso hay medicamentos. Lo que pasa es que para eso ahora tomo como diez o doce pastillas. Antes de esto tuve Hepatitis C, que tenés un 50 y 50 y por suerte no quedó el virus. Últimamente, tomo muchas pastillas, pero no de las que me gustan a mí.
Pergolini: -¿Pero esto hace cuánto te empieza a pasar, hace cuatro años, diez?
Indio: -Uno nunca sabe. Se supone que empieza mucho antes de las manifestaciones.
Pergolini: -¿Sabés qué tomás?
Indio: -No me acuerdo los nombres, pero sí me importa. Es una especie de cóctel. (Le pasa su pastillero)
Pergolini: -¿Todo esto tomás?
Indio: -Y más las que tomo yo a veces, porque el humor no es de lo mejor.
"Yo me aferro a la vida, sino me pego un 'corchazo' y se terminó. Lo he pensado más de una vez. No ahora. En este momento no estoy tan mal. Yo no sirvo para viejo, no te rías, boludo. Hay gente que sirve para viejo y otra que no (...). Creo que el ser humano tiene 50 años de vida genética y de plenitud genética".
Pergolini: -¿Hace cuánto que tomás todo esto?
Indio: -Eh... A ver... A lo mejor mi manager sabe (mira para afuera de cámara). Hace dos años más o menos. Me las cargo yo acá (en referencia al pastillero), el problema es que las tomo muy mal (agarra una y la toma). Le voy a poner un poco de agua al whisky.
Pergolini: -Perdoname, ¿la próxima pastilla a qué hora va a venir?
Indio: -A las seis de la tarde... Creo. Soy muy malo con eso. Ahora, me la tomé para quedar bien adelante de las cámaras por si me ve mi médico que es una eminencia, pero como toda eminencia cuando lo llamás está en un congreso en Bruselas o en alguna otra parte (...). Cuando te olvidás de tomarlas sentís algo... A la noche tengo que tomar cuatro juntas porque son de liberación prolongada, pero me olvidé. Entonces yo mismo tomo decisiones médicas y después me tomé una de ésas. Quiero vivir lo más que puedo, pero intelectualmente creo que la decrepitud es nefasta. Yo fui el primero que se dio cuenta, dije '¿no será tal cosa?'.