En las distintas ediciones del Bailando, el reggaetón siempre tuvo mucha repercusión por el contenido erótico de las coreografías. Sin embargo, este año en vez de generar atracción en ellos televidentes, provocó indignación en los participantes.
Muchos de ellos no comprendieron la consigna del ritmo y se molestaron por las devoluciones de los jueces. Si bien se exigía que las propuestas fueran de alto voltaje e incluyan el clásico perreo, muchos malinterpretaron suponiendo que se les requería un acto sexual o una película triple X.
Sumado a esto, no hay que dejar atrás el estrés psicológico y físico que se produce a esta altura del certamen. Por ejemplo, la Abogada Hot eliminó de su coreografía los movimientos más sexuales, por considerarlos innecesarias. Angelita Torres explicó que no haría algo más subido de tono por su edad (18 años). Osvaldo Laport se ofendió cuando le señalaron que su familia le provocaba pudor presenciando su performance, sin siquiera escuchar que su mujer y su hija contaron en la previa que habían filmado la coreo y le hicieron reparos. A Pedro Alfonso también se le criticó la falta de contacto físico con Flor Vigna. Y el caos más notorio fue el de la familia Ruggeri, que directamente se enojó cuando las devoluciones fueron adversas por no haber bailado bien. Por supuesto, en ese caso nadie le había pedido nada sexual, teniendo en cuenta que baila con su hija.
Ahora, ¿los participantes no se bancan las devoluciones o simplemente las bajas calificaciones cuando algo no gusta? ¿Su molestia parte de la defensa del trabajo realizado o de la posibilidad de ir al teléfono y quedar eliminados a mitad de camino?
En un principio, todos aseguran comprender las reglas o entender el juego, hasta que las notas comienzan a complicarlos y ven en riesgo su permanencia. Por eso, también varios renunciaron este año, ante la posibilidad de integrar el duelo telefónico. La inseguridad los domina y los hace desbarrancar en sus declaraciones ante la posibilidad de partir. Una derrota telefónica los sacude a un nivel increíble, sobre todo a aquéllos que no son permeables a las críticas de sus colegas, los programas y en especial de las redes sociales, que disparan con toda crudeza.
¿Los participantes no se bancan las devoluciones o simplemente las bajas calificaciones cuando algo no gusta? ¿Su molestia parte de la defensa del trabajo realizado o de la posibilidad de ir al teléfono y quedar eliminados a mitad de camino?
En las próximas rondas todo se pondrá aún más duro, con la llegada del ritmo libre (donde no siempre triunfan los de más destreza), la danza aérea (nuevo ritmo que pondrá en riesgo a los que menos bailan), el regreso del caño y el aquadance, que son dos de los ritmos más complejos y exigentes del concurso.
A esto se le suma otro obstáculo: los nuevos. A partir de la bachata, se sumarán nuevas parejas que llegan fresqueras a Bailando 2016. Entre los cándidos están: Anita Martínez y el Bicho Gómez, Hernan Piquín y Carla Conte, Lizy Tagliani, María Eugenia Rito, Cinthia Fernández, Gisela "Campanita" Bernal, Barby Velez, Ivana Icardi, Luifa (campeón de GH 2016), y Ailén Bechara, entre otros.
Siempre se comentan mucho las lesiones de los bailarines, pero el Bailando suele dejar más heridos a los participantes en el ego.