A quince meses de la muerte de Gerardo Sofovich, su hijo Gustavo (48) habló de la importancia de continuar con el legado que le dejó el recordado productor y la importancia de realizarlo junto a sus hijos Tatiana (24) y Nacho (12).
“Volver a hacer un formato de mi viejo es seguir cumpliendo sueños. Se me mezclan muchas emociones positivas. Me enorgullece dejarle este legado a Nacho”, expresó Gustavo en diálogo con la revista Gente, donde posó junto al menor de sus dos hijos.
Luego, se refirió a la relación que tuvo con su papá: “Fue muy mala relación durante los treinta años que consumí, pero eso quedó atrás hace 27 meses exactos. Ahora estoy bien. A papá lo pude disfrutar un montón en el último año de su vida. Te puedo decir que no me pesa cargar con la mochila de ser el hijo de Gerardo Sofovich y el sobrino de Hugo. La herencia de mi viejo es el buen nombre que me dejó. Siempre fue un ejemplo a seguir”.
"Mis hijos Tatiana (24) y Nacho (12), y yo somos herederos de más de 77 obras teatrales y 12 formatos de programas de TV. Fijate todo lo que laburó. Sólo tengo agradecimiento para él. Por eso, junto a mis hijos, quiero mantener viva la memoria de papá".
Por otro lado, reconoció que pasaba poco tiempo con Gerardo: “Era porque era un gran trabajador. Mirá, Tatiana, Nacho y yo somos herederos de más de 77 obras teatrales y 12 formatos de programas de TV. Fijate todo lo que laburó. Sólo tengo agradecimiento para él. Por eso, junto a mis hijos, quiero mantener viva la memoria de papá. En estos 15 meses logré montar El champagne las pone mimosas, y en televisión estamos haciendo Polémica en el bar y La peluquería de Don Mateo. Además, la sala del teatro Premier lleva su nombre. Papá es la historia del espectáculo argentino”.
Con el recuerdo intacto, Gustavo enumeró las características que heredó del empresario: “Me parezco en sus valores, su integridad, en no transar, en respetar las convicciones, que mantuvo hasta el final. No le importaba no trabajar; sí ser fiel a sus pensamientos. A él nunca se le acababa la pólvora”.
“Lo que más extraño de mi papá es su sonrisa, sus ojos. Me miraba con ternura. Recién durante el último año pude apreciarlo. Después de pasar por muchas, hoy percibo las pequeñas cosas, esas que la gente no se detiene a observar. El éxito me llena, pero estar con Nacho y Tatiana me sana".
Por último, habló de las cosas que más extraña de su padre: “Su sonrisa, sus ojos. Me miraba con ternura. Recién durante el último año pude apreciarlo. Después de pasar por muchas, hoy percibo las pequeñas cosas, esas que la gente no se detiene a observar. El éxito me llena, pero estar con Nacho y Tatiana me sana”, cerró.