El sol lame con tibieza, como un gato a su cría, la villa que Polka montó en medio de sus estudios de Don Torcuato para La 1-5/18, la flamante tira de eltrece. Gonzalo Heredia (39) espera, cruzado de piernas y con un trench canchero, a dar inicio a la entrevista con Ciudad mientras la luz del mediodía cae sobre él, sobre una piletita de lona y un cartel de “dentista” con la caricatura de una muela.
Es inevitable que la charla ronde sobre los efectos de la pandemia. Reflexivo, el actor cuenta cómo transitó esos meses con sus hijos Eloy (10) y Alfonsina (4) y en su relación, de más de una década, con Brenda Gandini (37). "Fue un desafío encontrar un punto de equilibrio", reconoce, sobre las emociones que afloraron en esta época.
¿O acaso las mismas familias, que hoy se sientan a ver el culebrón, no se preguntan si esta crisis sanitaria las hizo más fuertes o las dejó más vulnerables?
-¿Cómo te llegó esta propuesta de La 1-5/18?
-El ofrecimiento de parte de Polka aparece en un contexto muy particular, en el medio de todo lo que estamos viviendo en donde la ficción nacional estaba prácticamente paralizada. Adrián Suar siempre tuvo esto de hacer una doble apuesta en medio de un momento en el que las cosas no parecen estar del todo dadas para que vayan a salir bien, ser ganador o lo que sea. Ya habíamos hablado de este proyecto al final de Argentina, tierra de amor y venganza, a fines de 2019 cuando estábamos finalizando las grabaciones y él me contó la idea.
"No uso ni use bótox, me da un poco de miedo los pinchazos en la cara. Brenda siempre me cuestiona, me dice que tendría que tener más cuidado con mi cara. De hecho, acá cuando hago televisión y ni siquiera me maquillo".
-¿Cómo te presentó en aquel momento esta tira?
-La historia, el contexto, algún que otro personaje y las historias de amor. Yo me quedé con todo esto en la cabeza, después pasó la pandemia y se oficializó a inicios de este año. A mí me gusta contar historias. Siempre. Y me gusta ser parte de la primera ficción que se iba a grabar en estas condiciones. Tenía muchas ganas de hacerlo. Después me mandaron los libros, leí tres o cuatro capítulos y me encantaron. Me gustan las historias que se cuentan y cómo se empiezan a entrelazar. Me gusta mucho mi personaje porque en el primer capítulo se está escapando de algo que todavía no sabemos qué es y que se va a desarrollar durante toda la novela. Me sedujo el elenco que se estaba formando y que había mucho para contar.
-¿Cómo es tu personaje, que termina teniendo un romance con Agustina Cherri en un triángulo con Esteban Lamothe?
-Se llama Bruno y lo que vemos en el primer capítulo es que él se está escapando de algo. Tiene un pasado bastante trunco, un poco oscuro. Se crió en el campo con su madre y cae ahí escapándose de ese presente. Cae en La 1-8/18 y su excusa es reencontrarse con su padre, que hace mucho que no lo ve y él cree que lo abandonó. Ahí se entera que tiene dos medios hermanos y empieza a establecerse dentro de esta nueva familia. Comienza la reconstrucción de ese vínculo con su padre, que es el personaje de Patricio Contreras, y empieza a conocer a la gente del barrio. Así empieza a echar raíces en el lugar en el que nació, pero de donde se tuvo que ir, y se termina enamorando del barrio.
"Fue bastante complicada la pandemia para la pareja, pero bueno, es lo que nos tocaba vivir. Siempre había un momento donde uno construye un encuentro. Construir los momentos fue difícil, pero lo hemos hecho".
-¿Por qué creés que esta ficción va a interpelar y va a movilizar a la gente en un momento tan significativo como este?
-Si hay algo que hemos aprendido en este tiempo, en este último año y medio, es que a todos nos gusta que nos cuenten buenas historias. Identificarnos con los personajes. Siempre que uno lee, ve una serie o mira una película hay un texto que lo interpela y que lo convoca a seguir mirando. Buscamos cierta identificación en las historias. En La 1-5/18 las historias son terrenales, están al alcance de la mano de cualquiera. Los vínculos se fortalecieron por esto que vivimos de tener que quedarnos en nuestras casas, en nuevos vínculos amorosos y familiares, y empezaron a tener otras aristas.
-¿En qué lo ves?
-Muchos hablan de la maternidad, de la paternidad y lo intenso que fue eso. Hay algo de redescubrir los vínculos que lo van a encontrar en los personajes, en las relaciones entre ellos y las historias de amor. Todos buscamos una buena historia de amor que nos vuele la cabeza y creo que La 1-5/18 tiene eso, más allá de la súper producción que es, el gran elenco que tiene y de los libros.
Gonzalo Heredia y la paternidad en tiempos de cuarentena
-Hablaste del rol de los padres durante estos meses de encierro por el coronavirus. ¿Cómo fue para vos con Eloy y Alfonsina?
-Fue arduo por momentos. Yo no soy de romantizar la paternidad o la maternidad misma. Ahora estamos viviendo una etapa en donde quizás el boom es, justamente, deconstruir la maternidad o la paternidad y eso se ve en series, novelas, literatura. Eso se está empezando a desmembrar y no es lo que nos vendieron. Desde todo punto de vista fue intenso. Uno trataba de entender lo que estaba pasando y a la vez, transmitir eso a sus hijos y sus hijas era bastante difícil. Uno no tenía certezas y tenía, de alguna manera, que encontrar algún tipo de respuesta. Por momentos fue placentero, también, en el sentido de la cotidianeidad y por momentos fue bastante duro, sobre todo en lo escolar, porque uno no tiene las herramientas para quizás poder enseñarles. Eso era una gran dificultad.
"Mi hijo aprendió a multiplicar y a dividir todo el año pasado, y la relación de él con los números y cómo hacerlo fue algo nuevo. Uno se da cuenta de que la forma en la que a uno le enseñaron quedó vieja, es antigua y ahora la hacen de otra manera".
-¿Cuál fue tu mayor desafío?
-Nuestro desafío, porque fue el de Brenda también, fue tener un punto de equilibrio y tener empatía por lo que ellos podían llegar a sentir, lo que estaban viviendo y cómo lo estaban haciendo. Encontrar eso para los dos fue el desafío.
-¿Te tocó ayudarlos con matemática, por ejemplo?
-Mi hijo, Eloy, que ahora cumple 10 años, aprendió a multiplicar y a dividir todo el año pasado, y la relación de él con los números y cómo hacerlo fue algo nuevo. Uno también se da cuenta que la forma en la que a uno le enseñaron es vetusta, quedó vieja, es antigua y ahora la hacen de otra manera. Entonces uno tiene que desaprender algo para volver a aprender lo que, supuestamente, uno ya sabía y a la vez enseñárselo a alguien. Encontrar esa intersección es difícil.
Gonzalo Heredia y Brenda Gandini, un amor a prueba de pandemias
-¿Costó más llevar una relación de pareja donde, quizás cuesta más conectar con el otro, encontrar esos momentos de intimidad?
-Fue complicado (Risas). Fue bastante complicado, pero bueno, es lo que nos tocaba vivir. Siempre había un momento donde uno construye un encuentro. El niño tiene 10 y Alfonsina con 4 años, ya empezaron a crecer y se van dando cuenta de ciertas cosas, no son tan inocentes. Construir ese momento fue difícil, pero lo hemos hecho.
-¿Qué le pasa a tus hijos con tu fama y la de Brenda? ¿Cómo toman que sus padres sean conocidos por la gente?
-Con Brenda ya lo vivimos por Eloy. Pensá que ellos tienen una abuela que es conocida, famosa y él está bastante curtido. Los primeros dos años le resultaba llamativo vernos en una pantalla, que nos paren en la calle para decirnos algo o sacarse una foto. Le parecía extraño, pero se fue acostumbrando a eso y ahora estamos viviendo eso mismo con Alfonsina.
-¿Cómo lo toma?
-Ella tiene 4 años, de los cuales estuvo uno año y medio encerrada. Es casi la mitad de su vida. Cuando ella la ve a Brenda o a mí en televisión siente algo extraño, pero esta generación lo tiene incorporado. No hay algo que no entiendan, son bastante anfibios y se adaptan a lo que sea.
Los secretos de belleza de Gonzalo Heredia
-¿Qué cuidados estéticos tenés siendo alguien que vive de su imagen? ¿Te ponés bótox, te hacés algún tratamiento?
-(Risas). No uso ni use bótox, me da un poco de miedo los pinchazos en la cara y esas cosas. Tampoco me cuido con cremas, ni cosas para el pelo, la cara o el cuerpo. Ahora estoy nadando. Encontré el placer ahí, cosa que celebro mucho porque fue algo que siempre quise. No más que eso. Brenda siempre me cuestiona, me dice que tendría que tener más cuidado con mi cara, pero no soy… De hecho, acá cuando hago televisión y ni siquiera me maquillo. Así como llego, me cambio y me voy a grabar. No tengo reparos y siempre fue así, no es de ahora.
"No soy de romantizar la paternidad o la maternidad misma. La cuarentena desde todo punto de vista fue intensa. Uno no tenía certezas y tenía, de alguna manera, que encontrar algún tipo de respuesta para sus hijos".
-Los castings pueden ser hostiles para los actores, sobre todo cuando no sos conocido. ¿Te han dicho observaciones crueles o malintencionadas?
-No. El mundo red social, si vamos a hablar de estética, es muy así y se están manejando así. Por algo existen los filtros, que antes no estaban, y hoy somos todos lindos, bellos y tenemos un lindo color en la piel. Hay algo que está corrido para ese lado. A uno le gusta siempre verse bien, que le digan cosas lindas, pero lo maneja por ahí, no lo tengo tan presente.
Video y edición: Leandro Bevilacqua