Con el recuerdo siempre presente de Gerardo Rozín a casi tres meses de su partida, Romina Manguel contó cómo fue el último tramo de la enfermedad de su querido amigo en su paso por PH, Podemos Hablar.
“Gerardo siempre supo que se iba a morir, desde el primer día del diagnóstico. Y él trataba de convencer a sus amigos más íntimos y querido. A mí me decía ‘me voy a morir, eh’”, comenzó diciendo la periodista en el ciclo de Telefe.
“En los últimos tiempos, él me llamaba todas las noches a las 12 de la noche. Y era una carga fuerte porque, primero nos reíamos mucho, y después terminábamos hablando de la muerte, de las cosas que él quería cuando se muera y me pedía que yo lo anote. Como sabía que era una colgada, me decía ‘sé que no estás anotando, poné la cámara’. Y yo le contestaba ‘Gerardo, estoy en bombacha’”, agregó, poniéndole humor a su relato.
"Gerardo siempre supo que se iba a morir, desde el primer día del diagnóstico. Y él trataba de convencer a sus amigos más íntimos y querido. A mí me decía ‘me voy a morir, eh’".
Luego, continuó: “Yo terminaba llorando a veces hasta las 5 de la mañana y me acuerdo que hablé con mi analista de esto y con mis amigos, y decidí hablar con Gerardo para decirle que no podía soportar esto porque me dejaba rota todas las noches y yo no puedo no dormir porque, además, tengo dos hijas”.
“Entonces, lo llamé, me costó esa charla, y cuando me senté con Gerardo le dije que me estaban haciendo muy mal estas llamadas a la noche. Y él me responde ‘ah, bueno. Yo me voy a morir pero la señora no duerme. ¿Sabés qué? No me importa que no duermas, tomate algo después. Yo me voy a morir y cuando me muera, vas a dormir. ¿Me entendiste? No se charla más del tema’”, añadió.
"En los últimos tiempos, él me llamaba todas las noches a las 12 de la noche. Y era una carga fuerte porque, primero nos reíamos mucho, y después terminábamos hablando de la muerte, de las cosas que él quería cuando se muera y me pedía que yo lo anote".
Y cerró, a flor de piel: “Cuando volví a hablar con mi analista, le dije que me fue bárbaro en la charla porque, ¿para qué le voy a contar?”.