Silvina Luna viajó a la isla Bocas del Toro, que queda a 40 minutos en avión desde la ciudad de Panamá, y decidió quedarse allí. De hecho, ya lanzó su emprendimiento espiritual, su "tribu", a la que llamó Simple y Consciente.
Muy feliz por haberse animado a este radical cambio de vida, reflexionó sobre la motivación que la llevó a tomar la decisión de alejarse de Argentina para vivir en la playa. "Perdí mi salud, afectos... Me caí y me levanté muchas veces, siempre avanzando. Caminé sola y me desconecté, muchas veces viajando para reencontrarme. Un día me pregunté quién quería ser yo realmente, entonces decidí rediseñarme. Y en ese rediseño encontré nuevas acciones (pequeñas acciones diarias), en coherencia con quien quería ser y que me llevaran a nuevos objetivos y, por ende, a lograr otros resultados. Entonces seguí creando, aprendiendo de lo que me funciona y de lo que no", reflexionó en diálogo con Teleshow.
Además, explicó por qué desde el primer momento compartió este significativo proceso personal con sus seguidores: "Me di cuenta de que tenía que contarlo. Me dije: 'No quiero ser mezquina con esto'. Porque hay mucha gente que le pasa lo mismo y quiero compartirlo. Hay muchas personas ayudando, haciendo cosas buenas y yo quiero ser parte de ese grupo. Hubo gente que me ayudó y finalmente uno también está ayudando a otras personas. Así se hace una cadena de buenas intensiones. Una red. Es decir que Simple y Consciente empezó como un llamado a compartir las experiencias de transformación y aprendizajes que me ayudaron a ganar poder personal y confiar en mí".
Antes de cerrar, reveló cuál es la enseñanza más fuerte que rescata de estos últimos años de su vida. "Aprendí a vivir simple y consciente. Que todos tenemos la posibilidad de transformarnos y ampliar nuestro modelo mental. De permitirnos ser diferentes a través de hacer diferente. Que nuestra historia no nos define, sino quién queremos ser. No nos han enseñado el inmenso poder que tenemos para crear nuestras experiencias de vida. Hemos delegado el poder de sentirnos bien en otros. Aprendí a responsabilizarme y a ser protagonista de mis elecciones, diseñando el mundo en el que quiero vivir", cerró, feliz.