El nombre de Charly es señalado de forma recurrente como una mala influencia en el final de la vida de Diego Maradona. Algo que Mariano Israelit, íntimo amigo del Diez desde 1982 comprobó con sus propios ojos y que contó en Los Ángeles de la Mañana: “Había un montón de cosas que no nos cerraban. Estaba Charly, el marido de una prima de Rocío Oliva y no lo entiendo… Yo creo que lo habrá puesto Rocío ahí. Quiero creer”.
Entonces, Israelit continuó: “Ha pasado varias veces que esperábamos en la mesa que vinieran Dalma y Gianinna, y este Charly cuando estábamos tomando gaseosa venía y le traía cerveza a Diego. Yo le preguntaba si era necesario ya que iban a venir las hijas. Porque si le ponías una cerveza a Diego él se la tomaba... Sin pedirle nada, le apoyaba otra”.
"A la tercer cerveza Diego ya balbuceaba. Ahí lo acostaban, cuando venían las chicas le apagaban el celular y Diego no las podía ver. Es una cosa tristísima. No me lo cuenta nadie, yo lo viví”.
“En un momento lo llamé a Charly a un costado, para no hablar adelante de Diego y le dije que la corte con las cervezas porque iban a llegar las chicas y él sabía cómo se ponía cuando tomaba alcohol. A la tercera cerveza Diego ya balbuceaba. Ahí lo acostaban, cuando venían las chicas le apagaban el celular y Diego no las podía ver. Es una cosa tristísima. No me lo cuenta nadie, yo lo viví”, acusó.
Además, precisó otra práctica del “entorno” de Maradona para alejarlo de sus afectos: “Mucho pasaba con el celular, que lo llamábamos y atendía Charly u otro, y nos bloqueaban”. Intrigados, desde el estudio indagaron: “¿Quién lo quería tener alejado de la familia?”
“Para mí era esta gente que estaba con él. Este chico Charly. Los que estaban siempre eran él, Maxi Pomargo (N del R: secretario personal de Diego), marido de una hermana de la esposa de Matías Morla. Morla no iba mucho, también estaba Tito, un custodio”, respondió.
Al final, Mariano Israelit reflexionó sobre quién tenía el control de la casa de Diego Maradona: “Rocío Oliva tenía a Maxi, que era su ladero. Varias veces hemos estado cenando, llamaba Rocío diciendo que llegaba en media hora. Y había que esperar a que llegara ella”.