Luciendo una trikini espectacular coronada por unas cancheras gafas de sol y un buzo amarillo, así se mostró Florencia de la Ve en la playa. Si bien se la vio espléndida, la capocómica rememoró que hace algunos años la pasaba pésimo. ¿Por qué?
"Para mí, el pasillo de la carpa fue durante años mi peor pesadilla; para muchas mujeres lo sigue siendo. Muchas chicas se preocupan por algunas estrías o un poco de celulitis: imagínense cómo se sentirían ustedes si todas las miradas fueran constantemente a sus genitales. Muches tienen una obsesión con la entrepierna de las mujeres trans. ¡Sí! La idea fija... si se nota algo, si estamos operadas, ¿cómo hacen? ¿Por qué preocupa tanto eso?", reflexionó.
"Se llama truquín o trucar. Y sí, puede ser doloroso. Las mujeres trans lo hacemos por legítima defensa, si no cumplimos con los estándares cis-normativos de la femineidad somos castigadas. ¡Tenemos que empezar a generar mejores maneras de pensar y actuar el género!".
Y fue por más, contando cómo hacía para disimular su genitalidad y así evitar que se burlaran de ella. "Para todes les interesades, les cuento: se llama truquín o trucar. Y sí, puede ser doloroso. Las mujeres trans lo hacemos por legítima defensa, si no cumplimos con los estándares cis-normativos de la femineidad somos castigadas. ¡Tenemos que empezar a generar mejores maneras de pensar y actuar el género!".
Antes de cerrar, remarcó que hoy vive y disfruta de su cuerpo con plenitud. Además, alentó a sus seguidores a que no se inhiban ante la mirada ajena. "Ya no soy esclava de la mirada de otres. El mejor cuerpo no es aquel que vemos en revistas, sino el que portan quienes viven su existencia gozando, sintiendo y tomando decisiones que no dependan (tanto) de la mirada ajena. Lo importante es que si queremos un mundo más amoroso y empático, trabajemos para que la multiplicidad (y no la homogeneidad) del cuerpos sea lo asumido como norma", sentenció.
¡Valioso mensaje!