No duda en definirse con orgullo como una mujer que va "ligera" por la vida. Y cuando uno tiene en frente a Florencia Torrente (28), se encuentra con una joven simple pero apasionada. Y sobre todo, libre. Libre de prejuicios y también de rótulos: hace años dejó de sentir el peso de la mochila que conlleva ser "la hija de" para entregarse a todas las ramas del arte que la apasionan y brillar con luz propia. Así, Flor se mueve con naturalidad entre la actuación, el canto, la pintura, el diseño de indumentaria... y la lista puede seguir hasta que su espíritu inquieto así lo desee.
"No puedo parar. Tengo un millón de cosas por hacer, inquietudes y sueños por cumplir", dice con convicción luego de haber estrenado este año las películas Soldado argentino e Hipersomnia, haber filmado en San Sebastián Cuando dejes de quererme y mientras se prepara para volver al teatro con la obra infantil A la luna.
Nos recibe en Helicia, su local de carteras y accesorios, un proyecto que -como parece ocurrir con todo lo que encara Torrente- tiene una historia apasionante detrás: "Helicia es una mujer creada a imagen y semejanza de las mujeres que nos criaron a nosotras. Mujeres emprendedoras, que avanzan, se expanden y no tienen miedo; y si lo tienen lo enfrentan. En la vida hay que hacer y arriesgarse. Es un homenaje a nuestras mujeres".
"Mi novio es liviano, como yo, que voy liviana por la vida. No puedo estar con alguien acartonado, me produce un desgaste energético tremendo".
-¿Y cómo son esas mujeres?
-Mi abuela materna es un ejemplo para mí: es una laburante, era bailarina y bailaba en el Colón desde los 9 años. Como no tenía plata, enrollaba papel higiénico y envasaba galletitas con mi mamá y mi tío.
Flor Torrente: ¿alguna vez padeciste la fama de tu familia?
— Ciudad Magazine (@ciudad_magazine)
-Al ser hija de una mujer tan famosa como Araceli González, ¿sentís que la gente se queda con la imagen glamorosa de tu familia?
-Sí, totalmente, pero todo tiene una historia y un proceso. Mi mamá arrancó a trabajar porque no tenía para comer. Ella quería ser arquitecta, no sé si alguna vez lo dijo en su vida. Pero mi mamá no quería ser actriz. Obvio que ahora ama la actuación, pero no es que lo anhelaba desde chica. Ella quería ser arquitecta y, bueno, a veces la vida te pone en otros lugares que hay que afrontar.
-¿Tu historia familiar te ayudó a mantener los pies sobre la tierra siendo famosa desde tan chica?
-Mi familia y mis amigos me matan si se me suben los humos. Jamás me podría pasar eso porque no mamé eso. Yo mamé el trabajo, el compromiso, el respeto y la responsabilidad. Por ese camino voy.
-¿Qué es la fama en tu vida?
-La fama es parte de mi vida. Es parte de mi familia, de mi historia y es eso que trae algo artístico. Viene con eso, si no te tenés que dedicar a otra cosa. Hay que aceptarlo y avanzar.
-¿Alguna vez la padeciste?
-Sí, cuando era chica lo padecí mucho. Cuando uno es chico, hay muchas cosas que no entendés, no te gustan y no las podés aceptar porque no tenés ni la experiencia ni la racionalidad para hacerlo. Con el tiempo uno va creciendo, experimentando y aceptando que es parte del trabajo.
-Hablando de trabajo, vos arrancaste como modelo y alguna vez dijiste que ese inicio no fue lo que hubieras soñado.
-No. La verdad es que mi madre es de esas mujeres que dicen 'bueno, ¿querés un auto? Comprátelo'. En ese momento, obvio, la odiaba porque todas mis amigas tenían auto y yo era la única que no (risas). Entonces, dije 'ok, listo, voy a trabajar entonces'. Empecé a laburar como modelo, no porque me gustara, porque a mí me gustaba el arte y lo tenía en claro. Quería irme a estudiar afuera y tenía que laburar, no me quedaba otra. Arranqué a laburar, me compré mi auto y ahorré para irme a estudiar afuera. Cuando volví, fue cuando decidí no hacerlo más porque no me gustaba, ya no la estaba pasando bien y no tenía nada que ver conmigo.
Flor y los dichos de Siciliani sobre Mazzei: "Me pareció innecesario y totalmente desubicado. Mi mamá simplemente defendió algo que tiene que ver con su vida. Es muy fácil hablar en televisión pero hablar cara a cara…"
-En esa etapa, ¿sufriste la presión sobre el cuerpo? Recuerdo un episodio en 2008 cuando te "bajaron" de un desfile porque el productor del evento dijo que, insólitamente, no dabas con el peso para participar.
-Sí, fue una situación rarísima, y ahí dije: esto no es para mí. Además, a mí no me gustaba desfilar, no me interesaba. Dejó de gustarme y me corrí. Tengo muchas amigas que trabajan afuera y me dicen que no quieren volver a modelar en París porque no quieren enfermarse. Pasan esas cosas. Es muy cruel, es muy estricto y hay mucha competencia. Entonces, estás a la altura o te tenés que ir.
-Y vos te fuiste…
-Sí, no era para mí. Yo ya lo sabía, era una puerta que se me abrió y que no iba a desaprovechar. Todas son herramientas que me benefician.
-Hablábamos de la presión por la belleza, ¿cuando te cortaste el pelo también sentiste el peso de las críticas?
-Sí, para mí tiene que ver con que es algo que a las personas les gustaría hacer y no lo hacen por miedo o por el qué dirán. Y a mí no me importa. Yo lo hago para mí, porque me gusta. Cuando me corté el pelo, me decían lesbiana, anoréxica, drogadicta y todo lo que te puedas imaginar. De hecho, justo hace unos días le comentaba a una amiga que hace mucho que no recibo un mensaje malo ¡y me sorprendía!
-¿Cómo te llevás con las críticas en las redes sociales?
-Hace poco recibí un mensaje de este tipo porque subí parte de un corto que estoy armando y puse "el arte es arte y siempre será criticado". Me dijeron que para saber lo que era el arte, tenía que pasar por la mugre. Perdón, ¿pero esta persona qué sabe de mi vida? Porque no sabe por dónde pasé o qué transité. Esto particular salta a otras situaciones que tienen que ver con la agresividad. Hablando de la violencia de género, ¿no? Nosotras las mujeres estamos todo el tiempo luchando por nuestros derechos, pero la mujer es la primera que critica y denigra a la otra mujer. Hay trabajos internos que uno tiene que hacer para que se vea reflejado en el otro.
-¿Notás la impunidad del anónimo en las redes?
-Por supuesto. Pero hoy no me afecta. En otro momento sí me afectaba porque era más chica. La gente también es muy dañina y no piensa que detrás de uno hay un montón de otras personas que sufren. Uno puede decir ‘a mí no me importa’, pero están mi abuela, mi papá y mi mamá, aunque no lo crean, porque ella trabaja en el medio. A pesar de su profesión, ella sufre por las cosas que dicen porque somos sus hijos.
-Tu mamá sufre cuando los critican a ustedes, pero también a su marido, Fabián Mazzei. ¿Cómo viviste la fuerte reacción que tuvo ante los dichos de Griselda Siciliani sobre él?
-Me parece perfecto. La banco totalmente. Fabián es una de las personas más trabajadoras, amorosas y talentosas que conocí en los últimos años. Entonces, agarrátela con otra persona. Qué ganas… Me pareció innecesario y totalmente desubicado. Mi mamá simplemente defendió algo que tiene que ver con su vida. A mí no me gusta tampoco que hablen mal de una persona que quiero, más cuando no lo merece. Me parece que no corresponde. Porque es muy fácil hablar en televisión pero hablar cara a cara… Vení a charlar, no te hagas problema, vamos a charlar.
-¿Sentís que, como decíamos antes, el filtro de la televisión o las redes sociales provoca que la gente hable con más liviandad de los otros?
-Claro, ahí es muy fácil. La gente no tiene los huevos para hablar frente a frente de las cosas.
-Si te cruzás con Siciliani en un evento, ¿le dirías lo que pensás?
-La verdad… no tengo idea. No soy una persona calculadora. A mí tampoco me gustó que toquen a mi familia. Fabián es una persona que amo con locura porque es excepcional. Si hay algo que trajo nuestras vidas fue paz, amor y unión. Entonces, una persona que es tan buena, respetuosa, trabajadora y que cuidó tanto a mi madre y a mi hermano, se merece todo el respeto del mundo. Existen muy pocas personas como él.
"Nosotras las mujeres estamos todo el tiempo luchando por nuestros derechos, pero la mujer es la primera que critica y denigra a la otra mujer".
-Araceli salió a defender a su amor… y vos hace poco contaste que estás muy enamorada de Joaquín Vitola (27), cantante de la banda Indios.
-Sí, estoy muy bien, súper feliz. Uno a veces va con cuidado en el inicio de la relación porque no sabe cómo pueden darse las cosas. Pero si las cosas fluyen, va todo bien.
-¿Cómo lo conociste?
-Lo conocí con una amiga en un recital de Pet Shop Boys y a los dos minutos lo amamos, no queríamos que se fuera de al lado nuestro (risas). Es muy querible, amoroso y divertido. Era un festival larguísimo y nos quedamos en un banco charlando un montón. Creamos un grupo de WhatsApp que se llamaba In love with Jared porque yo enseguida lo gasté con que era igual al actor Jared Letto. De hecho, en mi teléfono estuvo agendado como Jared por mucho tiempo (risas). ¡Soy muy buena con los parecidos!
-¿Estás conviviendo?
-Estamos en "no pero sí". Igual, cada uno tiene su casa.
-¿Hace mucho que no te pasaba de enamorarte así?
-Creo que es muy natural lo nuestro, no hay nada demasiado pensado y por eso fluye. Cuando las cosas fluyen, van solitas. No nos cuestionamos, disfrutamos, la pasamos bien, nos reímos, nos gustan las mismas cosas, queremos a nuestras familias… ¡está todo bien!
-¿Qué es lo que más te seduce de él?
-Él es liviano, como yo, que voy liviana por la vida. No puedo estar con alguien acartonado, me produce un desgaste energético tremendo. Me encanta que no le importen las redes sociales y que viva con desparpajo.
-¿Será por eso que no se te conoció novio del ambiente artístico después de tu relación con Nicolás Cabré?
-No sé, te puede pasar algún día. A mí no me pasó más.
-¿Sos celosa de Joaquín?
-No, cero. Somos libres los dos. Lo importante es que estemos juntos y nos tengamos confianza. Las relaciones se basan en la confianza, si no hay confianza no hay nada. Obviamente, si hay algo que no me gusta se plantea. No me sucedió todavía. Yo soy muy de hablar las cosas, no dilato las situaciones.
Fotos: Musepic.
Producción: Aldana Moreno Lusianzoff
Agradecimientos:
Videos: Leandro Bevilacqua.