Cómodo y relajado. Así se lo percibe a Fernando Dente (29).
Cómodo, posando para la sesión de fotos exclusiva con Ciudad, en la que se acomoda con mucho estilo frente al piano.
Relajado a lo largo de la entrevista, una charla en la que habla de todo como nunca: su reciente posteo sobre su sexualidad, sus certeras ganas de ser papá, el recuerdo de su madre y, por supuesto, sus proyectos laborales.
Figura consagrada del teatro musical, Dente vuelve a subirse al escenario con Aladín, será genial este fin de semana de Semana Santa en el Gran Rex. Y antes, habló en exclusiva con nosotros:
-¿Qué significa para vos volver con esta obra?
-Estoy muy feliz, muy emocionado. Es un proyecto que tiene una magia muy especial, tenemos una conexión única nosotros como elenco con Julieta Nair Calvo, Darío Barassi, Carolina Kopelioff... y este año se suma Soy Rada, Agustín Aristarán, con quien ya pegamos también muy buena onda. No recuerdo haberme reído tanto con compañeros como en este elenco. Desde agosto que terminó la obra el año pasado seguimos todos en contacto, nos vemos, es muy lindo.
-Has integrado muchísimos elencos desde hace años, ¿qué es lo distinto en este para que ocurra algo así?
-Es como una conjunción de personalidades, de energía. La obra es muy mágica y tiene un corazón hermoso. Está muy basada en acompañar al otro y creo que eso conmueve mucho, tanto a los que la ven como a nosotros, que nos atravesó.
-¿Cómo reacciona el público con el espectáculo?
-Los chicos dicen "¿papá, mamá, por qué cantán las canciones todos los días?", porque la música está tan buena que les termina pasando a los adultos eso. Tengo muchos amigos con hijos que ponen el disco para escuchar ¡y no los chicos! El show es espectacular y están todos fascinados por volver; y los que no lo vieron también por descubrirlo. Es la última oportunidad que hay para hacerlo.
-Muchas veces cuando se habla de vos, tanto con colegas tuyos como con el público, surge la palabra "talento". ¿Qué sentís vos?
-Me pone muy contento. Me encanta, es lo que hago, es donde invierto toda mi energía: mi trabajo. No sé si en el "talento", pero sí en la formación. Yo quiero ser lo mejor que pueda ser. Ese es mi camino y mi búsqueda. En ese proceso encuentro lo interesante y lo que me gusta hacer, lo hago.
-¿Naciste con ese "don" o lo trabajaste?
-Uf, no. Probé muchas cosas antes: todos los deportes, lo que se te ocurra. Siempre tenía una debilidad. Pero cuando empecé a formarme sí me di cuenta que tenía una facilidad para entender, para aprender, me respondía el cuerpo, era afinado. Pero eso es "nada", es el terreno, hay que trabajarlo. Creo que en todos los casos es igual y no hay una misma escala para todos. Cada persona es como un instrumento y tiene su escala, no importa adónde empiece porque cada vez que vayas progresando vas a brillar porque todos somos distintos.
-¿Sentís que llegaste a tu techo con respecto a tu formación o todavía tenés que seguir puliendo detalles?
-Es como todas las profesiones. A veces no es algo técnico lo que tenés que mejorar, sino capaz algo de la cabeza: inseguridades, miedos, ansiedad. Estoy constantemente tomando mis clases que es donde uno puede ver cuáles son las teclas que tenés que ajustar.
-No te podés "dormir" respecto a eso...
-¡No! Obviamente hay momentos en los que tenés prioridades, pero con los años aprendí a combinar eso. Cuando me fui a Estados Unidos, por ejemplo, estuve siete meses solamente yendo a clases y encima en otro país. Acá de todos modos también podés hacerlo y combinarlo con tu trabajo. Ahora que no estoy haciendo tele, por ejemplo, tengo mucho más resto para tomar clases.
-Hace algunos meses, en noviembre, decidiste escribir una larga carta en Instagram contando que sos gay. ¿Por qué elegiste ese medio y cómo te sentiste con la repercusión?
-Me parecía que era el medio más genuino de comunicación con la gente que me sigue y más que nada era darle luz a algo por si había alguna duda, o me generara un tabú o algo oculto en mi vida. Estuvo buenísimo, se sintió muy bien.
-¿Qué podés compartir de esa experiencia con otros jóvenes que quizás sufren por distintos motivos o se sienten "diferentes" y eso les impide avanzar en sus vidas?
-Siempre uno que se siente distinto, por una condición sexual, religión, nacionalidad, lo que sea. Y más en la adolescencia y juventud, que son edades críticas. A mí, por ejemplo, me pasaba en el colegio de tener esa sensación de encierro porque es una obligación. A veces la pasás mal pero tenés que ir, estar de lunes a viernes de 8 de la mañana a 5 de la tarde (los que van doble turno), en un lugar donde no la pasás bien y eso puede ser bastante dañino para cualquiera. Por supuesto que los padres deben acompañar y estar atentos, pero el trabajo es de uno y creo que no hay edad para empezar ese camino personal y ser consciente de que cada uno construye su propia historia. Que todos podemos ser, hacer y tener lo que queramos.
-¿Cómo hiciste vos?
-La vocación es un salvavidas, en mi caso lo fue muchas veces. Tener ese norte donde uno pone su ilusión, su fuerza, sus deseos, siempre es algo muy poderoso. Incluso más poderoso de lo que muchas veces creemos. Creo que esa es la tarea y en lo que deberíamos ayudar a las nuevas generaciones, a que trabajen desde chicos ese aspecto porque todos nacemos con esa sabiduría. Después, como decía Peter Pan, crecemos. Y cada vez crecemos más rápido por esta vida que llevamos hoy en día, los medios, los seguidores. En un mundo joven eso marea mucho y te corre de tu eje. Lo bueno es que creo que enseguida podés volver a conectar con eso, te alineás y podés caminar mejor.
-¿Qué es lo que te pesaba tanto del colegio?
-Me aburría muchísimo, me parecía obsoleto el sistema, me generaba mucha ansiedad todo eso. Yo quería salir de ahí y empezar mi vida.
-¿No era una opción plantear en tu casa la posibilidad de dejar de estudiar?
-Claramente, no.
-¿Y con la terapia cómo te fue? Arrancaste a los 15 años.
-Sí. Pero cada caso es distinto. Creo que la persona tiene que estar abierta a ser ayudada y el cambio lo hace uno. Todo soporte y todo aporte de un profesional siempre es buenísimo, pero el cambio lo hace cada uno. En su momento para mí fue algo más de curiosidad porque me interesaba y quería ver cómo era. Desde los 15 hasta los 26 me analicé y a mí me sirvió.
-¿Ahora dejaste?
-Sí. Ahora ando por otros lugares. Siento que no es un espacio que es necesario que me acompañe en toda mi vida. Tuve tres analistas. Y creo que también está bueno escucharse a uno.
-¿Estás en pareja?
-No.
-¿Lo contarías en los medios cuando lo estés?
-No sé. La verdad nunca me lo puse a pensar realmente. Creo que no. No sé, no lo sé. Contar es una cosa y otra cosa es hacer una nota.
-Siempre podés postearlo en Instagram...
-¡Claro! Ahora es nuestro aliado. Uno elige qué decir, cómo, lo podés editar y publicar, ja, ja.
-¿Te gustaría ser papá?
-Sí, me encantaría, pero más adelante.
-¿De qué manera?
-No llegué a esa instancia. Bastante que descubrí que quiero eso, ja, ja. Todas las formas me parecen válidas, cuando llegue el momento veré. Me encantaría hacerlo con una pareja y con un proyecto de a dos. Pero sino estoy seguro que lo haría solo.
-Hace poco te hiciste un tatuaje muy significativo de una foto con tu mamá, ¿por qué elegiste esa imagen?
-La foto la encontré después de que mi mamá falleció (Ada Rizzuti, murió en 2009 y era abogada). Fue el día de mi bautismo y sé que fue un día muy especial porque habían armado toda una cosa en el jardín de una casa que teníamos, una mega fiesta. Para mí ahí mi mamá está radiante y me está mirando y, desde ese momento en el que la encontré, esa foto pasó a acompañarme en todos mis camarines y se convirtió en una imagen muy significativa y linda. Y justo me pasó que estaba con ganas de tatuarme, fui a lo de unos amigos que tienen un lugar de tatuajes que está buenísimo, me hicieron esta propuesta y me encantó. Y fui y me hice este ¡y cuatro más el mismo día! Los chicos de Iris Tattoo captaron la esencia. Ya tengo siete tatuajes y en algún momento vuelvo y me sigo haciendo.
-¿Cómo era tu mamá?
-Muy especial, era brillante, radiante, tenía una energía muy hermosa, muy espectacular, muy cálida, amorosa, empática y era una madre muy generosa con nosotros. Era de esas madres que dan todo por los hijos, aunque también se preservaba mucho y era una diosa absoluta de otras épocas, de esas que iban tres veces por semana a la peluquería, súper coqueta, una reina total.
-¡Con cuatro hijos varones encima!
-Claro, yo ya la agarré bastante después y fui bastante hijo único porque mis hermanos eran grandes.
-Imagino, entonces, si estabas tan pegado a ella que te quedan mil recuerdos de momentos compartidos.
-Sí, re. La acompañaba a las confiterías, a la pelu, yo era muy mamero, estaba todo el tiempo con ella.
-¿En quién te apoyaste cuando murió tu mamá, primero, y al poco tiempo también tu papá?
-Siempre me rodeé de muchos amigos. Cuando mi mamá murió yo tenía 19 años, me acerqué mucho a gente con la que trabajaba y desarrollé una amistad con muchos y vínculos muy fuertes. Mis amigos me acompañaron mucho todo el tiempo y seguimos con ese vínculo que es mutuo. Está bueno. No es un rol reemplazable como ninguno en la vida, pero más el de la madre, pero aprendí también a seguir conectado desde otro lugar.
-¿Con ella?
-Sí, claro. Eso también está bueno. Y también sentirme querido me ayudó mucho. Eso fue una de las cosas que me impactó de ese momento, toda esa gente. Fue mi primera muerte cercana, nunca había estado en un entierro y veía llegar a gente que decía "¿qué hacés acá?", no estaba acostumbrado a esa situación. Pensaba "¿por qué vino? ¡Qué divino!". Era raro. Me sorprendió mucho. Era muy chico yo, fue todo muy vertiginoso.
-¿Cómo está la relación con tus hermanos Tomás (periodista y conductor), Guido y Lucas?
-Bien, muy bien.
-¿Se están viendo más?
-No sé cuál es el parámetro, ja, ja. Pero sí, nos vemos, hablamos, charlamos. Los quiero dejar a todos tranquilos, sé que es un tema de estado.
-Me enumeraste muchísimas hermosas virtudes de tu mamá, ¿eso los une más a ustedes como hermanos?
-Sí. Justamente mi mamá nos enseñó a ser libres y a respetarnos. De verdad nosotros nos llevamos bien, genuinamente. Y creo que eso está bueno, que parte de eso también es que entendimos que cada uno está construyendo su camino y que nos podemos acompañar sin estar pegados. Nunca fuimos así, de hecho. No lo mamamos así de chicos. Cada uno siempre andaba en la suya, aunque sí estamos atentos y obviamente cuando las papas queman estamos y nos acompañamos.
-¡Pasa en todas las familias!
-Claro. Pero me sorprende que es como esa cosa de la culpa judeo-cristiana de la familia, y en el fondo ¿cuántos son como los Campanelli? Es un vínculo que sabés que vas a tener toda la vida, entonces yo pienso que está bueno tener un "aire". Pienso que justamente ahora con todos los nuevos modelos de familia, todos esos modelos supuestamente ideales quedan obsoletos. No puedo dejar de sentir esa cosa de "¿quién es el malo? ¡Dale, son hermanos!". Y no sé, somos así. Perdón si no les cierra tanto nuestro modelo de familia, nos queremos pero no vamos a ser algo que no somos.
-Contame de tu otro gran proyecto de Disney que se llama Bía. ¿Cómo va a ser tu personaje?
-Está buenísimo, ya salió el trailer. La serie está increíble. Es para Latinoamérica y Europa, no sé la fecha en la que sale todavía. Mi personaje se llama Víctor, es un chico que está en silla de ruedas hace 10 años por un accidente automovilístico y está muy bueno. La gente de Disney está escribiendo unas cosas hermosas y ojalá pueda iluminar a un montón de chicos que están en esa situación, que se puedan sentir parte y reflejados en la serie que ven todos los días. La serie básicamente está plagada de esos personajes que aprenden a abrazar a sus diferencias para poder crecer y brillar.
-¿Te sentís un poco como el niño mimado de Disney en Argentina?
-Ja, ja. La gente me asocia mucho. Pero yo hice High School, me fui diez años y ahora vuelvo pero siempre mi carrera siguió a ellos y yo en lo personal también, son un poco mi familia y me encanta estar de nuevo. Y sí, me siento muy querido y muy bien tratado por ellos.
Fotos: Musepic https://www.instagram.com/diegoomarpics/
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Producción: Aldana Moreno Lusianzoff https://www.instagram.com/helloaldana/
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Logística: La llave de Alegra Films https://www.instagram.com/lallavedealegra/
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Agradecimientos: Punto Tiff https://www.instagram.com/punto_tiff/ / Guadalupe Duarte / Matías Palermo y Lucas Varas / Laura Aguado