La participación de Atilio Veronelli como invitado en Combate dio que hablar después que para despedirse de Laurita Fernández eligió hacer un chiste desafortunado y por el que le llovieron críticas en las redes. Ahora, el humorista a través de un texto que publicó en Facebook hizo su descargo sobre la repercusión que tuvo el asunto y Fede Bal salió a cruzarlo.
Fede: "Lo vi y me pareció penoso. No tengo nada más que hablar del señor. Me pareció triste que un tipo grande le diga a una mujer... Triste de su parte. Es un señor que no merece mi respeto".
"Quiero decirte y decirles a todos en sus casos que Laurita es mucho más linda personalmente que como uno la ve por la tele. Te diría más. Si fueras un poco más linda serías Barbie Vélez", lanzó Atilio en el ciclo de elnueve, dejando sorprendida a Laurita y sin muchas palabras. Molesto, Fede habló con Los Ángeles de la Mañana y no tuvo palabras amables: "Lo vi y me pareció penoso. No tengo nada más que hablar del señor. Me pareció triste que un tipo grande le diga a una mujer... Triste de su parte. Es un señor que no merece mi respeto", aseguró, enojado.
Por su parte, Barbie Vélez también fue consultada por la polémica y salió a defender al director teatral y amigo de su familia: "Fue un chiste. Atilio me quiere e hizo un chiste. Es muy irónico, tiene un humor muy así pero no lo hizo con maldad", dijo, entre risas. "No me causó gracia porque sé que lo mataron por todos lados y sé que no es un mal tipo y no lo hizo con mala intención. Me da lástima", terminó.
Mientras que Atilio Veronelli eligió disculparse, aunque siempre a su estilo, a través de un extenso escrito en el que asegura que su chiste fue "inesperado y difícil de asimilar" y que su reacción fue de "pelotudo". Su descargo:
El chiste que me dejo triste.
El humor es como un arma de doble filo. Sobre todo, cuando se improvisa. He tenido por igual, momentos brillantes y momentos terribles improvisando humor. Una vez, inolvidable para mí, allá por los ochenta, me puse a improvisar con un amigo, y terminamos vaciando un boliche entero. (El dueño se nos acercó y nos dijo “¡váyanse!”).
Y algunas noches lamente no haber tenido una filmadora, o aunque sea un grabador, para dejar registrado lo ingenioso que estuve. (Dos noches)
El domingo fui invitado al programa “Combate”, que según mis registros mentales, era conducido por el hijo del Bati, a quien tuve de dirigido y de compañero en “Los Grimaldi” y por el que siento un residual cariño por el tiempo compartido. El programa cubre el segmento de público adolescente que en otra época solía cubrir “feliz Domingo”. Pero la conductora ahora era Laurita Fernández, quien me impresiono, realmente, por su belleza. (Uno sabe por experiencia que hay gente que en cámara da una cosa y afuera es bastante distinta. No era el caso.) Jamás había hablado con ella en mi vida. Hacía mucho calor en el estudio, gente en tribunas y una pileta de natación a la cual los participantes se arrojaban desde trapecios. Si bien yo había ido ahí para ponerle banditas elásticas a una sandía, (¿?) algo en lo que carezco absolutamente de experiencia, mi sensación era “¿¿¡¡que estoy haciendo acá??!!”. Estaba, fundamentalmente, porque el programa se emite por el mismo canal que “Bendita Tv”, en el que venía participando como panelista. O sea… fui de onda. Ni por dinero, ni porque pasar un chivo ahí me fuera a servir de nada, (porque los que miran ese programa no son, por ahora, publico teatral, y porque si lo pudieran ser, no creo que eligieran venir a verme a mi).
Laurita nos presenta, a Silvia Kutika y a mí. Nos acerca el micrófono por turno para que contestemos. Y mientras Silvia habla de “Cartoneros”, yo pienso “¿Como puedo lograr captar la atención de todo este público juvenil híper disperso, que está en el estudio?-una inquietud casi privativa del cómico, el standapero o el orador en general-.
Mis únicos datos, relevantes sobre Laurita, eran los de su supuesta relación con Fede Bal y el supuesto pero súper publicitado triángulo amoroso con Barbie Velez.
Entonces, uniendo lo uno y lo otro, concluyo (Torpemente, lo admito, con el diario del lunes) “le voy a decir que es más linda personalmente, y cuando parezca que el piropo se termina, le voy a decir algo del otro asunto”.
Así fue que le dije: ”Sos mucho más linda personalmente. Si fueras un poco más linda… serias Barbie Velez”. Lo único que esperaba o suponía como respuesta, era un “Ay que malo “o un irónico” Tenes razón”. Porque es lo que yo hubiera contestado. O un clásico “a cuantas le dirás lo mismo”. Así se juega el juego en la tele. Yo lo he visto a Ángel De Brito y a sus panelistas mujeres, en un programa matutino donde Laurita cumplía también con ese rol, acusarla más o menos indirectamente de zorra, de infiel y mentirosa, y nunca la note indignada. Claro, supongo que tenía claro que estaba ahí por la repercusión que ese asunto había tenido.
Seguramente mi comentario, nada conectado con el curso de un concurso deportivo juvenil, que ella conducía, fue inesperado, y difícil de asimilar. En resumen… ella y los seguidores del programa reaccionaron mal, y yo… estuve pelotudo. Como cuando vaciaba los boliches. Y muy lejos de causar el efecto que deseaba: llamar la atención de la audiencia y hacerlos reír.
Me fui con la sensación de haber hecho un comentario desafortunado. Pero lo que nunca imagine es la trascendencia que este chiste pelotudo tendría.
Una catarata inesperada de insultos en tuiter… al decir de Doman, ahora yo tengo el record de “Viejo pelotudo en twitter”.
Y algunas feas repercusiones a nivel profesional.
Y ahí se largan las obviedades más trilladas de las redes sociales, acusándome de misógino, de violento, y todo el repertorio habitual que hace que señalen con el dedo los discursos, mientras los hechos, los femicidios, se multiplican por las razones reales: que la policía no toma las denuncias, que no hay refugios para mujeres golpeadas, que las perimetrales no se cumplen ni se custodian. Pero mientras, por un rato, para alguna gente, yo me transformo en Monsieur Verdoux.
Sé que soy la única persona que hace chistes malos, o que ofende a alguien sin ser su intención. Sé que quienes me acusan, jamás lo han hecho ni lo harán. En resumen, lo admito, soy un ser inferior. Y me disculpo.
En este momento, me viene a la mente Serrat cantando: “Nunca es triste la verdad, lo que no tiene es remedio”. Me han pasado muchas cosas más graves en la vida, he tenido quilombos mediáticos más graves… y tristezas infinitamente más grandes… pero debo confesar que este chiste… me dejo triste.