Los hermanos Eugenio y Sebastián Weinbaum han realizado infinidad de viajes con MDQ para todo el mundo (domingos a las 23 por eltrece), se enfrentaron a olas de todo tipo e, incluso, visitaron algunos de los lugares más peligrosos del planeta. Estos dos verdaderos aventureros de la TV le contaron a Ciudad que nunca se imaginaron que tendrían que quedarse encerrados en sus casas sin poder disfrutar de la vida al aire libre por una pandemia.
En 1989 Eugenio (58) decidió llevar su pasión a la TV de su ciudad con el ciclo MDQ Surf (deporte en el que se consagró campeón en 1991) y en 1992 se le sumó su hermano Sebastián (47), más conocido como Culini porque "de chiquito era gordito y culón”, según afirma. Desde entonces, se han convertido en dos referentes de los ciclos de viajes, deportes extremos y ¿por qué no? humor.
MDQ para todo el mundo regresó la semana pasada con un ciclo que repasa los mejores momentos de la última temporada y agrega algo de material inédito, mientras sus creadores dan los toques finales a los nuevos episodios y cuentan su día a día en Mar del Plata. Desde su ciudad natal, los Weinbam explican que allí la situación está controlada pese al repunte del Covid-19.
“Estamos bastante bien, pero hay cada vez más contagios. Empezamos con tres casos diarios, pero ahora hay entre 20 y 25 por día. Por suerte, nos podemos meter a surfear y a pescar, pero empieza a ser un poco más peligroso en esta época”, dijo Eugenio. “A mí me encanta meterme al agua a hacer surf todo el año. Es una pasión y las pasiones no envejecen. Estuvimos muy atentos a tomar los recaudos para no contagiarnos en esta locura de vivir una pandemia que es algo nuevo para todos, no importa la edad que tengas, y que estamos redescubriendo cada día”, agregó Culini.
"Estuvimos muy atentos a tomar los recaudos para no contagiarnos en esta locura de vivir una pandemia que es algo nuevo para todos"
Pese a las bajas temperaturas, Eugenio no le esquiva al desafío de las olas. “Yo surfeo con una tabla de paddle surf con la que vas parado y con un remo, entonces no tenés el cuerpo todo el tiempo debajo del agua. Sufrís menos el frío, pero ahora a uno de mis hijos le picó el bichito del surf y me pide que lo lleve todo el tiempo al mar”, acotó, y reveló que sigue yendo a trabajar a la productora en un skate eléctrico con el que se lanza desde las lomas que caracterizan a Mardel. “Se lo compré a un flaco que se pegó un porrazo y no quiso saber más nada. Tiene control remoto inalámbrico, es increíble”, contó orgulloso.
“Una vez compramos un skate a motor a medias y fue una de las pocas veces que nos pusimos serios”, recordó Culini. “Nos la pasábamos reclamando uno al otro la devolución. Estábamos con el relojito para decir ‘ahora me toca a mí’”, afirmó ante la risa de su hermano. “Nosotros mantenemos la esencia del espíritu joven desde siempre. Nos ven pasar y nos dicen ‘ya están grandes para el skate a motor’. Eugenio me lleva 11 años, pero igual cuando viajamos por el mundo nos preguntan si somos mellizos e incluso a veces me dicen que parezco más grande. Yo estoy cagado a palos y Eugenio se mantiene bien”, comentó, resignadísimo, Sebastián.
“La cuarentena nos vino muy bien a todos para salir de esa vorágine en la que uno va entrando sin darse cuenta. Los pequeños detalles, las cosas pendientes y de mucho valor como compartir más con la familia, son cosas que a veces no se puede hacer por los tiempos acotados. Esto nos unió más a todos, y en lo personal con mi mujer y mi hijo nos vino genial”, reconoció Culini.
Los Weinbaum se mantuvieron muy activos durante la cuarentena y no dejaron de editar a pulmón sus aventuras. “Seguimos preparando el ciclo porque es súper artesanal. Lo hacemos en familia y nos encanta que salga lo mejor posible, dejamos el alma. Y cómo lo hacemos en una sala de edición en común, nos turnábamos e íbamos cada uno con su mate a trabajar”, explicó Sebastián.
“La cuarentena nos vino muy bien a todos para salir de esa vorágine en la que uno va entrando sin darse cuenta"
“Nuestra hermana Karina nos ayuda con los guiones y la parte de humor, nuestro hermano Chicho (Víctor) edita el ‘máster’ del programa, y hay un equipo de gente como Pablo Lamarque que hace efectos y animaciones, y Lara que nos ayuda a organizar el caos”, contaron.
“Por cómo viene la mano y con el fin de respetar todos los protocolos de seguridad, la prioridad es cuidarnos, cuidar a mi vieja y a todos lo que están alrededor nuestro. No está bien salir a grabar los pisos, y las historietas con los famosos”, reconoció Eugenio.
¿Y Herminia? ¿La veremos en esta nueva temporada? “Le preguntamos si quería estar en esta temporada y nos contestó ‘más vale, si no te mato’. Va a estar en la medida de lo que ella quiera porque cuando tiene ganas se divierte y graba, pero otras veces no tiene ganas y no sale. Es la diva de la familia”, aseguró el mayor de los Weinbaum. Herminia (88) es un engranaje fundamental del ciclo de TV aunque entró a trabajar con ellos casi por casualidad cuando sus hijos quedaron detenidos en un control de tránsito con el Isetta 300 modelo ´58 al que denominaron ‘Movil 1’ y la convocaron a cerrar el ciclo de urgencia. "Mis hijos están pagando por sus fechorías", dijo frente a cámara, y se ganó de una a la audiencia.
Las bromas entre los hermanos son también una de los componentes del ciclo que los fans ponderan y ellos explicaron que es algo que les sale ‘genéticamente’. “Las jodas entre nosotros son ocurrencias del momento. A veces escuchás que se abre una puerta y se activa automáticamente el ‘gen familiar’ de divertirnos y pasarla bien. Es parte del humor familiar que tenemos desde siempre en los almuerzos, en las cenas, en las juntadas y lo llevamos a la TV, por eso creemos que siempre salen bien”, explicó Culini, el más ocurrente de los dos en esta materia. “La gente de los hoteles nos ve venir y empiezan a preparar las escobas, a guardar todo porque saben que vamos a hacer quilombo”, dijo entre risas.
“Las jodas entre nosotros son ocurrencias del momento. A veces escuchás que se abre una puerta y se activa automáticamente el ‘gen familiar’ de divertirnos y pasarla bien"
A la hora de definir su vida, los hermanos reconocen que son muy parecidos a lo que se ve en la TV. “Somos siete hermanos y con Eugenio empezamos en esto sin pertenecer a una familia de artistas ni nada. MDQ va mucho más allá de lo comercial. Es algo que nos gusta hacer, es una manera de vivir viajando, descubriendo, siendo testigo, aprendiendo constantemente y tratando de ser lo más respetuosos posible con culturas, religiones y creencias. Vamos a mostrar la realidad desde otro lado y nos da mucha felicidad cuando vamos a grabar y conseguimos algo que es bastante difícil”, señala Culini.
El ciclo que repasa los mejores momentos empezó con un informe sobre la catástrofe humanitaria de Haití, y pese a que se emitió en 2016, registró una medición increíble para un domingo a la medianoche con 8.7 puntos de rating. “Nos encontramos con Andrea Pietra y Daniel Grinbank en un aeropuerto y nos quedamos charlando porque con ella tenemos re buena onda desde que trabajamos como actores en la miniserie de Polka No es lo que parece (2003). Ellos estaban con el tema de la adopción de su hija Ani y nos dijeron que teníamos que ir a mostrar la realidad de Haití y la poca ayuda que reciben de las entidades que deberían estar apoyando”, recordó Eugenio.
Los Weinbaum aseguran que desde que regresaron en diciembre de su último viaje no han dejado de trabajar en la nueva temporada, que ya está casi completa. “Hicimos casi el 85 por ciento del contenido e inclusive grabamos algunas historietas con famosos para adelantar antes de la cuarentena. Generalmente, tratamos de tener cuatro o cinco episodios hechos para arrancar con las emisiones y algo más para ir grabando el resto”, explicó el conductor.
“Un guía que vino con nosotros nos contó que un español le había contagiado una peste así que le dimos todos los antibióticos que teníamos porque se moría, pero después nos la pegó a nosotros"
Pero ese regreso fue con complicaciones para estos aventureros ya que en su paso por el continente africano sufrieron un severo contratiempo. “Culini cayó en Etiopía y estuvo enfermo como 3 días, fuimos a un hospital recontra precario porque no hay lugares en los que te puedan atender. Había un rebrote de ébola en Etiopía justamente, pero antes habíamos estado en Uganda así que no sabíamos adónde se lo pescó”, relató Eugenio. “Un guía que vino con nosotros nos contó que un español le había contagiado una peste así que le dimos todos los antibióticos que teníamos porque se moría, pero después nos la pegó a nosotros. Volvimos realmente mal, bajamos como 8 kilos”, recuerda.
Esta forma de producir y de encarar riesgos para producir una temporada completa los ha llevado a prescindir de acompañantes. “Vamos solos como mochileros con Eugenio a hacer el programa porque es bastante riesgoso. Después de 30 años viajando, con mirarnos sabemos que un pestañeo quiere decir ‘rajemos’. La ventaja de ir sin equipos grandes es que no comprometés una ceremonia cuando entrás”, explicó Culini, que recuerda que eso les fue muy útil en sus últimos viajes.
“Está muy bueno. Es un ciclo que nos gustó hacer Es interesante, divertida, es bien MDQ”, concluyó Eugenio.