En Hogar dulce hogar, el flamante reality de bricolaje y reciclado, la premisa es simple: gana quien consigue convertir aquello en desuso, roto o anticuado en algo nuevo, diferente, y por supuesto, maravilloso. Eugenia Tobal (46) fue la elegida para estar al frente y en una entrevista íntima con Ciudad la animadora se abre sobre este nuevo desafío, la familia que formó y cómo consiguió reconstruirse de sus pedazos.
“La pandemia hizo que la gente se vincule mucho con la remodelación, la reutilización y la formación interior de las personas. En el programa se cuentan muchas historias así”, cuenta la actriz, en su rol de animadora, sobre el efecto sanador que tuvo el crear en momentos donde el tema ineludible era una enfermedad desconocida.
Pocos meses antes de que comience la cuarentena estricta por el coronavirus, Eugenia se convirtió en madre primeriza de Ema (2), junto a su pareja Francisco García Ibar. La concreción de ese gran anhelo llegó junto a un golpe: la muerte de su madre, Ofelia Saino, tras una larga lucha contra el cáncer.
De aquel momento agridulce, Eugenia rescata un detalle que la emocio: el parecido de su hija con su madre. “Es fascinante esa trascendencia, la cadena de los genes, del amor, es algo eterno”, asegura.
-¿Qué proyectos tuviste durante la cuarentena más estricta?
-Hice de todo en mi casa. En el lugar donde trabaja mi marido hice el cuarto de mi hija, hice la cocina, coloqué las lámparas, las cortinas. Pinté muebles. ¡Me encanta! Soy muy mandada. Tengo mis herramientas y yo siempre digo que mi caja de herramientas es como mi alhajero. Que me regales una herramienta es como que me regales un anillo. En realidad, me gusta más.
-¿Creés que hay una cuestión sexista en esto de “a las mujeres le gustan las joyas, no una amoladora o un taladro"?
-Este programa no tiene eso. Está abierto para todos, desde una persona jovencita hasta una señora grande. Está todo bien, siempre que te guste el Hogar dulce hogar y se construyen todas las semanas espacios que tiene que ver con la casa y eso tiene que ver con el amor. ¡Las mujeres que vienen no sabés cómo agarran las herramientas! Son geniales.
"Siempre digo que mi caja de herramientas es como mi alhajero. En realidad, me gusta más que me regalen una herramienta a un anillo".
-¿Cómo es tu Hogar dulce hogar? ¿Cómo es cuando deja de serlo?
-Soy muy ordenada y muy hinchapelotas, así que siempre trato de que sea un Hogar dulce hogar y cuando no lo es, estoy ahí arreglando los almohadones (risas). No, me relajo cuando no lo es. El hogar tiene que ver con cuánto hay de uno y eso influye en cuan amoroso es. No es lo mismo una casa que un hogar. El hogar tiene lo afectivo, de que sea de uno. Transitado, con emociones, con recuerdos. En mi casa tengo muchos dibujos de mi hija, cosas que plantó y esa es la construcción del hogar.
-¿Es posible mantener el orden cuando tenés una hija tan chiquita?
-Se puede. Mi mamá crió tres y se puede. Ella siempre me decía “se puede ser ordenado y el que no lo es, es porque no quiere serlo”. Yo tengo una y es bastante ordenada.
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Eugenia Tobal, entre la actriz y la conductora
-¿Qué te permite la conducción que no te brinda actuación y al revés?
-La diferencia es que yo soy una actriz que conduce. La diferencia que encuentro es que dentro de la conducción yo soy más Eugenia que un personaje que tengo que interpretar. Actuar me permite la creación de un monstruito diferente basado en lo que escribió alguien. La conducción la construyo yo y cuanto más genuina me siento, más me divierto. Tiene esa libertad. Las dos cosas me vuelven loca. Me encanta.
-Las conductoras más reconocidas de nuestro país primero fueron actrices y después fueron animadoras. ¿Te sentís parte de ese grupo?
-No lo había pensado. Claro, Susana Giménez, Mirtha Legrand… ¡La tipa se comparaba con Susana y Mirtha, cualquiera! (risas). También está Carina Zampini. Bueno, hay algo. Las conductoras tienen un timing maravilloso que una no lo tiene y tal vez el desparpajo que uno tiene, es demasiado para lo que tiene que ser una conductora. Puede tener que ver con el oficio, estar más canchera con algunas herramientas que nos da la actuación para salir del paso de algunas situaciones.
"Ema es muy parecida físicamente a mi madre. Es fascinante esa trascendencia, la cadena de los genes, del amor y eso es algo eterno".
-¿En qué momentos sacás a la actriz cuando estás conduciendo un programa como Hogar dulce hogar?
-Obvio que no soy todo el tiempo yo. Hay que jugar un juego que está pensado en esta conductora y que tiene esos dos componentes. A los participantes los reto mucho. Veo cosas que no van y me tienen que escuchar. Soy la dueña de casa. ¡Soy la conductora, hay que llevar el orden de la casa! (risas). Si soy rompepelotas en mi casa, imaginate si no voy a serlo en el programa (risas).
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Eugenia Tobal y sus amores: el reflejo de su mamá en su beba, Ema
-¿Cómo estás con tu pareja…?
-¡Mal, muy mal! ¡Nos estamos por separar! (risas). ¿Te imaginás? (risas) Maravilloso. ¡Pero no te dejé terminar la pregunta!
-Quería saber cómo sobrellevaron la pareja con Francisco, después de ser padres y en medio de una pandemia mundial, con cuarentena.
-¡Bien! Hubo muchas separaciones en pandemia, pero nosotros estamos bien. Tenemos una estructura muy linda de familia, él trabaja en el campo y va y viene. Es recomendable. Fue por suerte positivo.
-Contaste que tu hija tiene mucho de tu mamá. ¿Qué encontrás en ella?
-Físicamente, es muy parecida. Todavía no puedo decir nada de su personalidad, pero en lo físico es muy importante. Yo digo que es fascinante esa trascendencia, la cadena de los genes, del amor y eso es algo eterno.
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-¿Y qué tiene Ema de vos y de Francisco? ¿La ves más actriz o más en el mundo de los animales?
-¡Si yo supiera! Cambian todo el tiempo los chicos. Es un personaje y cambia todo el tiempo. Es hermosa y le estamos dando las herramientas para que sea lo más feliz que pueda y que elija. Somos inexpertos como padres, es la primera vez que lo somos, pero llevándonos y guiándonos por el instinto que creo que es lo mejor. Tiene una vida plena y la llenamos de estímulos, así que creo que va a tener mucho de los dos.
-¿Qué tipo de estímulos?
-La naturaleza, por ejemplo. Está muy conectada con los árboles, las plantas, las flores, los animales y también lo otro, que sin ser Capital Federal, es la ciudad, la rutina. Y me parece que es una buena combinación.
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El debut de Eugenia Tobal como autora
-¿De qué se trata tu debut como autora?
-Es un libro que habla de la maternidad después de los 40. La diferencia de una maternidad más tardía, siendo más grande y de los pormenores de las cosas que uno desea y no suceden. De lo que no sabemos las mujeres, de las tribus que no armamos y a veces necesitamos. De la información que no nos dan de muy chiquitas y a lo mejor serían súper válidas para tener en cuenta si estás postergando una maternidad y querés llegar a una maternidad buena después de los cuarenta. Congelar óvulos, ir al médico, las enfermedades que podés tener en el embarazo, las imposibilidades, el por qué no. Y después está este otro lado de la maternidad que no nos cuentan. Para bien, para siempre, pero es un cambio.
"Me voy descubriendo todo el tiempo como madre. No me imaginaba que iba a ser así. Por momentos me angustio más de lo que pensé. Es un vértigo la maternidad".
-Cuando una persona reconocida se anima a hablar sobre sus experiencias dolorosas en la búsqueda por ser madre, o por convertirse en padre, la gente se siente muy representada. ¿Tenés esa cercanía?
-Me escriben todo el tiempo, mucho, mucho. Creo que hay algo no de referencia, sino de identificación y a veces las chicas que están pasando por ciertas situaciones y al escucharnos se identifican solo por la historia y no tanto por la persona. Son caminos que cuestan, que duelen y está bueno escuchar que uno no está solo, que le pasa mucho que lo que nosotros creemos. No digo solo mujeres, sino parejas e inclusive con temas de adopción. Son temas muy sensibles que hay que tener mucho cuidado y si uno puede explicarlo, sirven y mucho.
-¿Qué encontraste nuevo de vos en ella?
-Me voy descubriendo todo el tiempo como madre. No me imaginaba que iba a ser así. Por momentos me angustio más de lo que pensé que me iba a angustiar. Es un vértigo la maternidad. Me di cuenta que soy más relajada de lo que creí, de tomar decisiones que creí que nunca las iba a hacer y me descubro todo el tiempo. Por momentos me siento mejor y por momentos que podría hacer más y eso es lo típico. Te sentís una porquería, una mala madre por esto o por aquello y después decís “no, si yo estoy bien acá” y después la dejás con fiebre y pensás “ay, Dios, que hago acá”. Bueno, tiene un padre.
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Eugenia Tobal y los mandatos sobre la maternidad
-¿Tenés ciertas expectativas en la crianza con tu hija, como muchos padres tienen por ejemplo, de que su hijo no coma ciertos alimentos o vaya a un colegio con ciertas características?
-Lo que supe desde siempre fue el colecho. No al colecho, eso siempre lo tuve claro. Me esforcé mucho por el descansar de ella porque también tenía mucho que ver nuestro descansar. Entendí y consulté lo importante de que los bebés descansen. Ahí crecen, sus neuronas también lo hacen, hay algo biológico y me concentré mucho en eso. Nos salió bastante bien porque duerme sola y bien. Eso sabía que no lo quería.
"Me escriben todo el tiempo, mucho, mucho mujeres que quieren ser madre. Creo que hay algo no de referencia, sino de identificación. Son caminos que cuestan, que duelen y está bueno escuchar que uno no está solo".
-Hablaste de la importancia de la tribu. ¿Cómo sería eso?
-Es un entorno de contención que las mujeres necesitamos. La pareja, la familia, un profesional porque la mujer que se convierte en madre tiene una sensibilidad expuesta al mil por mil. Se revoluciona a límites exorbitantes y a veces, complicados. En el libro de Agustina Capurro, que es pscóloga perinatal habla mucho sobre esto para tener en cuenta y la importancia de la contención. Armar tribu remite a que en la prehistoria las mujeres criaban todas juntas a los hijos. No digo que sea siempre así, pero tener a alguien que te acompañe, te apoye y poder consultar.
-¿Qué análisis hacés hoy de tu vida, de tu carrera, de lo que fuiste aprendiendo de vos este tiempo?
-Trato de ser la mejor versión de mí todo el tiempo. Yo evoluciono todos los días, crezco y los años me traen experiencia. La que fui hace diez años, no lo soy hoy porque en ese tiempo me pasaron muchas cosas. Me parece que lo más inteligente que hice, de lo mucho o poco inteligente que puedo ser, es adquirir la experiencia y rescatar lo mejor de todo. Sacar la mejor versión con errores, con aciertos pero lo más importante es ser una buena persona e ir por la vida sin que te jodan y no joder a nadie. Ir por el sendero del bien. ¡Ay, soy Claudio María Domínguez! (risas).
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