Un transeúte curioso, abrumado por la imagen y la presencia de algunos fotógrafos. Dos empleados del cementerio que, ante la increíble ausencia que rodeaba el féretro, llevaron el cajón hasta su última morada. Una mujer de (uno de los tantos) puestos de flores. Y la prensa. Morir en la más absoluta soledad, se asemeja mucho a morir dos veces.
La imagen -abrumadora- sorprende en demasía cuando el cuerpo de la mujer de 89 años que yace allí no es otra que Beatriz Bonnet, actriz de vasta y notable trayectoria en la TV, el cine y el teatro argentino, cuyo rostro fue marca registrada de numeros éxitos de la pantalla, y que murió el pasado 19 de febrero. Por caso, el personaje de Beatriz Sangüedolce, en Mesa de Noticias, allá en los '80, permanece en los anales de los mejor de esa década de oro televisiva. Sin embargo, no ha quedado nada de ese tiempo de gloria y popularidad, y Beatriz dejó este plano en el mayor desamparo y soledad. Ni siquiera sus más cercanas colegas de esa época (muchas de ellas comprometidas con la temporada teatral) se acercaron para el último adiós.
A pesar de lo estremedora de la imagen, el hecho no debería causar tanta sorpresa. Es que, dos veranos atrás ya circulaba en las redes sociales un comunicado de la Unión Argentina de Artistas de Variedades que daba cuenta de la desesperante situación que atravesaba Bonnet, ya que el geriátrico en el que se encontraba internada no recibía los pagos. Anteriormente, la artista había sido estafada por una mujer que creía que era de su confianza y se habría quedado con los bienes de su vida. Beatriz no tenía hijos y su pequeña familia residía en Entre Ríos.
Recién en enero de este año se supo más de la dramática situación, cuando fue internada en el hospital Fernández, ya que no contaba con ninguna cobertura médica privada. "La está pasando muy mal, con sonda y suero gástrico. Estaba en un geriátrico y ahora está en el Fernández gracias a la intervención de Mirtha Legrand, porque no tiene dinero", había explicitado el periodista Damián Rojo en Intrusos.