A pesar de ser el papá de uno de los hombres más famosos del mundo, Don Diego Maradona logró mantener un bajísimo perfil, una humildad admirable y una sensibilidad que emociona.
Tras su muerte a los 87 años, decidimos homenajearlo con su entrevista más tierna. Fue una nota con TyC Sports, en 2010. Allí, Chitoro, tal como era su apodo, se define como un "sentimental" y habla de cómo se siente ser el padre del mejor futbolista de todos los tiempos.
"Cuando Diego hizo el gol con la mano, en el Mundial '86, la verdad es que no lo vi, creo que nadie lo vio. Yo estaba en la cancha, pero fue una mano tan 'cortita' ahí que ni se notó. Después, de tanto verlo y tanto verlo, parece que estuviera sacando más la mano, ja. Y el segundo gol, ¡uuuh! Ese fue una maravilla".
"Para mí es un orgullo imborrable que hablen de mi apellido. Uno que salió del barro, que todos se acuerden de uno es una cosa que, para mí, no tiene nombre", le contó en aquel momento Don Diego al periodista Martín Arévalo.
Además, se sinceró: "Ser el papá de Diego es un orgullo. Salir por ahí y que todo el mundo me salude, me hable, como ahora, es un orgullo. Yo salgo, camino, como siempre, y donde me ven me felicitan. Y yo... no sé qué decirles. Ya es una cosa imposible. Diego es mejor hijo que jugador de fútbol, siempre lo digo. Como mi hijo no hubo ninguno".
Don Diego recordó: "Muchas veces se me cruza por la cabeza cuando me levantaba a las 5 de la mañana para ir a trabajar y lo llevaba a Diego al entrenamiento, es imborrable. El que más quería que él surja era yo. Yo creo que no va a haber otro igual. Cuando Diego hizo el gol con la mano, en el Mundial 86, la verdad es que no lo vi, creo que nadie lo vio. Yo estaba en la cancha, pero fue una mano tan 'cortita' ahí que ni se notó. Después, de tanto verlo y tanto verlo, parece que estuviera sacando más la mano, ja, ja. Y el segundo gol, ¡uuuh! Ése fue una maravilla".
Sobre el final, se refirió a su personalidad: "Me emociona hablar de mi hijo, no sé cómo hablé tanto sin llorar acá. Soy un sentimental, qué sé yo. No puedo no llorar cuando hablan de mi hijo o cuando hablo yo mismo. Mi alegría la demuestro llorando y no aplaudiendo".