Como cada vez que regresa al país, el arribo de Diego Maradona (58) a la Argentina estuvo signado por los rumores de escándalos. A pocos minutos de que el Diez pisó suelo patrio, el periodista Lío Pecoraro había informado que Diego había sido demorado la Policía de Seguridad Aeroportuaria.
Sin embargo, luego trascendió por fuentes policiales que simplemente había sido notificado por una causa que le inició su última pareja, Rocío Oliva, quien le reclama una millonaria cifra de dinero y un departamento, por los seis años que estuvieron juntos.
Entonces, en esas mismas horas de la noche Maradona se comunicó con Intrusos para salir a cruzar con fuerza la infundada: “No estoy ni detenido ni demorado. En ningún momento me pusieron preso. La gente del aeropuerto me trató maravillosamente bien. Firmé los escritos que tenía que firmar y nada más. Me fui como cualquier hijo de vecino”.
Aclarado ese punto, Diego lanzó un enigmático mensaje: “Además, ya no pueden inventar. Si yo hago mi jugada de ajedrez y ellos al ajedrez tienen problemas, es un problema de ellos, de los periodistas”.