El grupo tributo The End celebrará sus 30 años de vida recreando en vivo la magia de , el sábado 14 en el porteño Estadio Obras, en un show con una ambiciosa puesta sonora y visual que recorrerá con sorprendente fidelidad la rica historia del legendario cuarteto británico.
"Trataremos de abarcar desde la etapa más psicodélica con Syd Barrett hasta la última parte cuando Roger Waters ya no era parte de la banda. La gente se va a encontrar con una cantidad de hits de todas las épocas, pero también buscamos que lo disfrute por todos los sentidos, así que habrá una gran puesta en escena con luces, videos y efectos", anticipó a Télam el cantante Jorge "Gorgui" Moffatt sobre la presentación del sábado venidero desde las 19.
Nacida a principio de los `90 con el objetivo de plasmar en vivo toda la escena del llamado rock sinfónico, The End decantó hacia las composiciones del mítico combo liderado por Roger Waters y David Gilmour, y logró un grado tan alto de similitud sonora que actualmente es considerada la mejor banda tributo a Pink Floyd del mundo.
En su largo recorrido, el grupo tuvo el privilegio de contar con invitados de lujo ligados a la historia de la banda británica, como el bajista Guy Pratt, el multinstrumentista Jon Carin y las coristas Durga y Lorelei McBroom.
En diálogo con esta agencia, el vocalista de la formación, integrada por una decena de personas entre músicos y encargados de los efectos sonoros y visuales, repasó los momentos destacados en su larga historia y reflexionó en torno a su búsqueda artística.
Télam: De acuerdo a la filosofía de The End, ¿se prioriza recrear la escena de Pink Floyd para sus fans o presentar esta experiencia a nuevas generaciones?
Jorge Moffatt: Es interesante porque empezamos pensando en la posibilidad de que la gente pueda escuchar y ver la música de Pink Floyd en vivo, pero luego, año tras año, nos dimos cuenta que había generaciones que descubrían a la banda a través nuestro. Lo vimos reflejado cuando nos dimos cuenta que en el público había gente de distintas generaciones disfrutando juntas. Ahí pensamos que era importante lo que las nuevas generaciones estaban recibiendo de The End. Hay gente que viene porque conoce dos o tres temas y de golpe descubre a través nuestro muchas más canciones. Hay gente que luego de escucharnos empezaron a comprar los discos de Pink Floyd.
T: Pink Floyd atravesó diferentes etapas. ¿Hay alguna de ellas en la que se sientan más cómodos?
JM: Nos sentimos más cómodos en la etapa que abarca los discos "Animals", "Dark Side of the Moon", "The Wall" y "The Final Cut". Ahí nos sentimos como pez en el agua. La parte más psicodélica nos encanta pero hay cosas que nos cuesta un poco reproducir. Son temas difíciles de escuchar. Y también nos gusta la última etapa, como el caso del disco "The Division Bell", pero consideramos que la magia funcionó cuando Waters y Gilmour estuvieron juntos.
T: ¿Se sintieron particularmente beneficiados con los avances tecnológicos a lo largo de los años para recrear algunos sonidos en vivo?
JM: En realidad, los samplers y sonidos "floydeanos" son las únicas cosas que no hacemos en vivo. Tenemos una persona encargada de disparar esos sonidos y claramente esa persona se vio muy beneficiada. Pero nos gusta que la gente sepa que no tocamos con media pista. Todo lo que está sonando en el escenario es en vivo, por eso somos tantos músicos en escena.
T: ¿Cómo fue la experiencia de contar como invitados con músicos que fueron parte de Pink Floyd?
JM: Fue increíble porque indefectiblemente te sentís lejos, a pesar de que hace mucho que interpretamos esta música y que cuando nos escucharon nos hicieron dar cuenta de que estábamos en el camino correcto. Fue increíble, por ejemplo, haber tenido a Jon Carin ensayando con nosotros un tema como "Learning to Fly", del que fue coautor, y que nos propusiera arrancarlo de manera más acústica para que luego la banda explote. De hecho, seguimos interpretando esa versión como propia. O haber escuchado a Guy Pratt decirle a la revista Rolling Stone que The End es la mejor banda tributo a Pink Floyd del mundo. Hay una anécdota con él porque justo antes de subir a tocar en el teatro Gran Rex, entre bambalinas, me contó que su hijo en ese momento estaba en la casa de Gilmour porque lo estaba cuidando. Ahí mismo le mandó un mensaje contándole que estaba por salir a escena y el propio Gilmour le deseó "mucha mierda". ¡Yo no lo podía creer!.
T: ¿Hay algún resquicio por donde puedan incorporar cosas propias en las interpretaciones?
JM: Nos tomamos alguna licencia para hacer algún final distinto o alguna versión que tal vez habíamos escuchado que Pink Floyd hizo en vivo, pero no más que eso. La verdad es que las bandas tributo no tienen muy buena prensa y son muy miradas, entonces hay como un prejuicio que si el guitarrista, por ejemplo, hace un solo muy conocido y cambia algo, la gente lo primero que piensa es que se equivocó. Por eso tratamos de mantener los arreglos originales a rajatablas. La gente quiere escuchar exactamente lo mismo que escucha en un disco de Pink Floyd, así que es difícil tomarse alguna licencia.
Fuente: Télam